"LA VIDA IMAGINARIA", DE MARA TORRES

El Premio Planeta y el Premio Nadal son los premios literarios más prestigiosos de nuestro país, aunque el primero de ellos tiene la característica de ser el mejor dotado económicamente, y suele ser más comercial en el sentido de que a él acceden por regla general, autores con una cierta fama, ya sea en el mundo de las letras o en su faceta mediática, por cuanto hemos visto a mucho personaje televisivo hacer su incursión en este galardón.

Para Mara Torres, joven aunque experimentada periodista madrileña de radio y televisión, el ser finalista en el Premio Planeta con esta novela, ha supuesto su ópera prima literaria y nos ha permitido experimentar un modo fresco y moderno de hacer literatura. Una historia muy realista y unos personajes de la calle permiten al lector zambullirse en sus páginas de forma atractiva y ágil, para desentrañar una trama que en este siglo XXI le podría estar sucediendo a cualquiera.

No por ser Mara Torres una novel en las letras deja de gozar su primera obra de enjundia y trabazón, como digo, la historia es de las que enganchan y el libro se lee fácil, tiene la medida justa, y no deja cabos sueltos, acogemos todas las inquietudes que la autora ha querido dejar impresas en sus páginas y nos transmite la emoción y a veces la angustia de la protagonista de la novela, Nata (de Fortunata).

Esta es una historia de desamor, pero no la de cualquier desamor, de cualquier ruptura, no; es esa ruptura que tiene que ver con la trascendencia de cada persona; es ese momento crítico en el que cada cual se plantea si la aventura iniciada hace tiempo con la persona que tienes al lado derivara en rutina, y la chispa de la pasión y el enamoramiento desaparecerán. En esa encrucijada se encuentra Nata, que se ha separado recientemente de su pareja Beto, y debe afrontar una nueva vida, nuevas experiencias sentimentales, pero con la rémora de saber que vivió aquel amor, y que ese poso siempre queda ahí, porque basta que cortes con alguien a quien puedes odiar y que incluso te ha hecho daño para que al poco tiempo pienses en él o en ella y se te olvide lo malo para que comience a aflorar lo bueno. De hecho a Nata empieza a aparecérsele en la mente el espíritu de Beto que no le deja romper con su pasado y que le impide afrontar sin ataduras su nuevo destino.

Mauro aparecerá en la vida de Nata y esta tratará de resistirse, es la lucha no contra el hombre, es la lucha contra los prejuicios de pensar que al final todo se normalizará y la emoción del primer encuentro irá decayendo. A Nata le cuesta pensar que todo ser es imperfecto, y que cada cual tiene sus defectos, sus manías y que nadie puede vivir en un idilio permanente con la otra persona. Después de los primeros contactos donde cada uno trata de ofrecer lo mejor de sí al otro, es inevitable que todo vuelva a su ser. Nata pretende que eso no ocurra y no es capaz de arrostrar una nueva relación sin reservas porque tiene miedo al mañana, tiene miedo al aburrimiento, al día a día, al cepillo de dientes del otro, a una camiseta de la selección española de Mauro en su cesto de la ropa sucia…

La vida imaginaria de Nata no es sólo la presencia constante en su vida de su ex, Beto, es el pequeño infierno mental por el que pasa, el del reconocimiento de una realidad que le incomoda, el de atisbar que en la rutina y en lo cotidiano también hay amor, pasión, alicientes. Para colmo, amigos y compañeros de trabajo viven similares experiencias, les ha podido la normalidad y han buscado una huida hacia adelante con otras personas, pero cuando quieren echar atrás y se dan cuenta que lo bueno está en la tranquilidad de que un día es igual a otro día, en el quehacer sin sobresaltos, ya es demasiado tarde.

Es una novela, por tanto, en la que también hay espacio para un entramado de relaciones amistosas, sentimentales y laborales que permiten desgajar una sociedad actual en la que cada vez menos la gente se conforma con ser feliz haciendo lo que hace cada día y se soporta menos a la otra persona.

Es la historia del sino de este siglo XXI, la de las relaciones cada vez más superficiales, la de los divorcios y las rupturas, la de cada hijo de vecino que se cree que es mejor de lo que es y que se merece más de lo que tiene. Es por tanto, la historia del egoísmo que vivimos, es la triste realidad de las relaciones de pareja en las que el horizonte es el de una noche de placer sin mayor trascendencia que la de la pura satisfacción personal, casi animal.

Creo que al final de la novela hay un hilo de esperanza para la protagonista, no para esta sociedad, y es que después de muchos sobresaltos y comeduras de olla, a la mayoría de la gente le aflora el instinto de supervivencia y la del ser social, y uno no es nadie en este mundo sin estar acompañado, en lo bueno y en lo malo; y pese a las adversidades y a las crisis, sabes que hay alguien a tu lado que debe ser tu mejor amigo o tu mejor amiga, con quien puedes compartir un lecho, un plato de comida, una mesa para hablar y un hombro para llorar.

Bueno, pues al final me ha salido la vena sentimental y uno casi habla de sus propios sentimientos; pero es que yo creo y me aventuro a afirmar que en esta novela hay mucho de Mara Torres, a lo mejor no experimentado por ella, pero a buen seguro que se ha inspirado en las historias que surgen a su alrededor.

En fin, una novela cálida, ágil y profunda que no nos dejará indiferentes. Buena nota para esta periodista, que nadie se engañe, detrás de ese rostro atractivo hay una pluma bien estructurada, la de la actual presentadora del exitoso y dinámico programa de TVE “La 2 Noticias”. Sin duda, una lectura recomendada para pasar un rato agradable y para analizar nuestro mundo desde las relaciones sentimentales, sin duda, ambas experiencias reportarán al lector agradables sensaciones.

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