SUMO, UN DEPORTE DE DIOSES (XI)

Hakuho seguirá agrandando su palmarés
hasta que su fuerza le siga acompañando
Pues ya anuncié el pasado mes de febrero que se me quedaban cojas las entradas relativas al sumo, donde relataba lo acontecido en el último año, puesto que analizaba cinco torneos de un año y el primero del año siguiente, y lo lógico es que lo hiciera como hoy, esto es, analizando cada año completo, con sus seis torneos oficiales.

¿Y qué nos ha deparado 2019? Pues comparado con 2018 podemos decir que ha sido menos sorprendente, aunque este último trienio casi lustro ha sido más abierto que cuando estaba el mítico yokozuna mongol Asashoryu. Entre él y su compatriota Hakuho poco margen de maniobra dejaban al resto.

En este año algo más normalizado se me ocurriría titular la entrada algo así como «Hakuho deja comer al resto». Hakuho es el mejor yokozuna de la historia, va a cumplir treinta y cinco años y es verdad que en estas últimas temporadas se ha reservado mucho, su rango le permite tomarse descansos en cuanto tiene lesiones o simplemente heridas, y prefiere hacerlo así para dar lo máximo cuando está en el dohyo. Prácticamente está compitiendo torneo sí torneo no, de hecho, no ha concluido dos torneos oficiales seguidos desde 2017. No obstante, en los tres a los que ha llegado hasta el último día en este año, dos los ha ganado, uno de ellos con un balance inmaculado de 15-0 (zensho yusho), y en el que no ganó alcanzó el subcampeonato. En el último torneo de este año, que conquistó, se encargó de dejar claro que sigue en forma, que va a seguir ganando, no es tan fiable como años atrás, pero en 2020 va a seguir mojando. Huelga decir que sus números son estratosféricos y que va agrandando su leyenda torneo tras torneo, sus récords están abiertos y no viviremos para ver a alguien que pueda batir sus registros. Al cierre de esta entrada ya cuenta con cuarenta y tres copas del emperador (hay seis por año) y lleva ganando torneos desde hace quince años.

El otro yokozuna, Kakuryu, no ha estado tan a la altura, siendo bastante inconsistente; también se ha abonado a esto de lesionarse o estar bajo de forma y descansar, con la diferencia con respecto a su homólogo de que este tiene menos clase, es bastante bueno pero Hakuho es excelso. Solo ha ganado un torneo en este año, más un subcampeonato y ha faltado en tres torneos, o sea, ha participado en la mitad de los eventos oficiales. Es seis meses más joven que Hakuho, prácticamente un suspiro y en su favor está que sigue sin surgir un aspirante a ser dominador en el mundo del sumo.

Por tanto, tres de los seis torneos oficiales fueron para los yokozunas, ¿y los otros tres? Pues casi se pueden cifrar como sorpresas, el veterano mongol Tamawashi podrá cerrar su carrera con una copa del emperador, carrera a la que le quedan un par de años o tres a lo sumo. También fue sorprendente el título del joven japonés Asanoyama que con veinticinco años se postula para ser uno de los grandes animadores de este deporte en los próximos torneos, si hace buenos números en esos eventos, más pronto que tarde lo veremos como ozeki. Menos sorprendente fue el triunfo del nipón Mitakeumi que ya es el segundo de su carrera y que es un serio candidato, cuando él quiera, de ser ozeki; y me explico, porque Mitakeumi tiene veintiséis años, parece estar dosificándose (ha tenido a tiro conseguir treinta y tres victorias en tres torneos seguidos y no lo ha hecho ¿adrede?), no queriendo dar el salto a ozeki que tiene unas severas condiciones, no puedes tener números negativos en dos torneos consecutivos. Tiene calidad a raudales y el rango de ozeki le vendría como anillo al dedo, más aventurado es pensar si podría llegar a yokozuna, para ello habría que ver cómo se desenvuelve en el segundo rango.

Por lo que respecta a la vida entre los ozekis, si la trayectoria de los yokozunas no es muy edificante últimamente, la de estos roza lo sonrojante, tal vez la noticia negativa ha sido la degradación del georgiano Tochinoshin, un luchador que me encanta, las lesiones no le han respetado y tendrá que volver a empezar desde cero, con las consabidas treinta y tres victorias en tres torneos consecutivos, tiene treinta y dos años y no sé si tendrá ganas y fuerza para afrontar esto, por supuesto, el grado de yokozuna yo diría que ya es inviable.

El ozeki Goeido ya está casi con el piloto automático puesto, tiene calidad para sacar números positivos en todos los torneos, en cuanto flaquea un poco en uno puede responder en el siguiente, de hecho, será kadoban en el próximo torneo de Año Nuevo, esto es, tendrá que conseguir números positivos, de lo contrario perderá el grado. Pero Goeido ya es un luchador que se ha acostumbrado a competir sin más, hasta 2014 tuvo cinco subcampeonatos, y desde que es ozeki logró un solitario yusho en 2016 y dos subcampeonatos más, se ha institucionalizado y no parece aspirar a más.

Takayasu también ha tenido un mal año, acaba de encadenar dos torneos seguidos con números rojos, con lo que va a ser degradado momentáneamente, podrá recuperar el rango de ozeki en el primer torneo del año, para ello tendrá que alcanzar diez victorias de quince combates, un reto que, estando en forma, es asumible para el medio japonés medio filipino (su madre es de esta última nacionalidad).

Como ya preveía en la entrada del pasado año, estaba previsto que Takakeisho fuera ozeki y alcanzó el rango el pasado mes de mayo y lo estrenaba de la peor manera posible, teniéndose que retirar por lesión, lesión que también lo apartó en el siguiente torneo, no obstante, en septiembre no perdería la oportunidad de recuperar el ansiado grado con un subcampeonato y doce victorias. A día de hoy es el candidato más serio a ser yokozuna y, de paso, la gran esperanza japonesa. Takakeisho tiene veintitrés años y clase por un tubo, pero más allá de calidad es que es un tipo que no rehúye la presión y no se amilana con los yokozunas. Este año 2020 será interesante y pronostico que conseguirá alguna copa del emperador.

Dado que la presión de los yokozunas decrece por aquello de que están ambos en el ocaso de sus carreras, dejan muchos huecos a la hora de llevarse torneos oficiales. Así que, aparte de todo lo dicho hasta ahora, otros aspirantes interesantes a animar el cotarro próximamente son Abi y Tomokaze, especialmente este último que se había aupado a las divisiones profesionales en menos de dos años y que no había tenido números rojos hasta que llegó al rango de maegashira 3 y sucumbió por 7-8, en el siguiente torneo lamentablemente tuvo que abandonar lesionado y es de esperar que si se recupera como debe ser, nos vamos a divertir mucho con él.

También he de destacar que en el último año, probablemente ha ocurrido desde siempre, hay cierta afección por parte de los aficionados del sumo a ensalzar las figuras de los sumotoris más livianos, luchadores delgados y pequeñitos pero fibrosos que con buena técnica son capaces de derrotar a rivales mastodónticos. Candidatos para el sumotori «tirilla» tenemos a Enho, Terutsuyoshi o Ishiura, también teníamos a Ura que se ha tirado casi dos años en el dique seco, ha vuelto a empezar desde abajo, y esperamos verle pronto en las divisiones profesionales.

Por otro lado, abordar la trayectoria de los luchadores mongoles casi es sinónimo de calidad, muchos luchadores de esta nacionalidad suben como la espuma, será porque se lo toman con profesionalidad, casi como una salida laboral y lo hacen con enorme dignidad, ante cierta pasividad o desazón de los sumotoris nacionales. Terunofuji es uno de esos luchadores de calidad inmensa, llegó a ser ozeki entre 2015 y 2017 y una grave lesión lo hundió en lo más profundo del banzuke; ahora ha vuelto y se está paseando por las divisiones inferiores, en este sentido ha tardado menos de un año en recuperar las divisiones profesionales y está claro que cuando llegue a lo más alto, lo va a hacer para quedarse, no es muy aventurado pensar que es el recambio natural de Hakuho. Por otro lado, con algo menos de estrellato, Ichinojo también es un elemento a tener en cuenta, ha tenido este año problemas con las lesiones, probablemente por su elevado peso, cercano a los doscientos kilos, habiéndose recuperado ya, las últimas informaciones reseñan que habría perdido más de treinta kilos, habrá que ver cómo se desenvuelve con ese nuevo «traje».

Una lesión obligó al veterano
Aminishiki a retirarse con 40 años
Finalmente en el apartado de retiradas ilustres, el yokozuna japonés Kisenosato, el mejor luchador nacional de los últimos años, tuvo muy mala suerte con las lesiones, casi no se había lesionado nunca y había rendido muy bien hasta que alcanzó el máximo grado y esa plaga adversa lo obligó a dejarlo prematuramente; con treinta y dos años todavía tenía que decir mucho en este mundo. También se cortaron la coleta Takekaze, Yoshikaze y el muy querido Aminishiki, un luchador muy inteligente, con un buen palmarés, bien es verdad que no ha logrado en su carrera ninguna copa del emperador, sí dos subcampeonatos y varios premios menores (tiene ocho kinboshis, esto es, estrellas por haber ganado a yokozunas), y que con cuatro décadas a sus espaldas todavía era capaz de seguir dando espectáculo. Una grave lesión de la que habría tardado tiempo en recuperarse, fue definitiva para anunciar su retirada.

Pues nada, en el cajón de salida nos hallamos para ver qué es lo que acontece en 2020, casi el pistoletazo de un ciclo donde vamos a seguir viendo sorpresas dada la condición de veteranía y cierta debilidad de los yokozunas.

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