SUMO, UN DEPORTE DE DIOSES (XIII)

Hakuho se retiró en 2021
Si en 2020 se vislumbraba la más que presumible retirada de los dos yokozunas Hakuho y Kakuryu, en un año que fue bastante anómalo en lo deportivo y no necesariamente como consecuencia de la pandemia, aunque algo pudo influir, este 2021 recién terminado ha tenido un registro bien diferente, puesto que en busca de esa nueva normalidad, en el sumo no ha habido grandes sorpresas y, de algún modo, cada torneo se ha vuelto más previsible en cuanto a su ganador final.

Quizá quepa empezar el resumen de este 2021 con lo que a mi juicio fue lo más relevante en puridad, y es que se nos retiró el más grande yokozuna de todos los tiempos, Hakuho, o lo que es lo mismo, el luchador mongol Davaajargal Mönkhbat. Tal y como se preveía, dado que en los dos o tres últimos años comenzó a verse lastrado por las lesiones, este año se consumó su retirada, haciéndola más o menos coincidir con el inicio de los Juegos Olímpicos de Tokio, retrasados como todo el mundo sabe una anualidad; así que si tuvo que alargar esta circunstancia lo cierto es que podemos decir que todo salió a pedir de boca. Tuvo una participación testimonial en el torneo de marzo abandonando al tercer día y puso toda la carne en el asador en julio, semanas antes del inicio de los Juegos.

A ese torneo llegaba, creo, con la convicción de que era su última puesta de largo en el dohyo, y no era fácil la empresa, no ya por su condición física tan poco fiable en los últimos años, sino porque pese a ser un gran dominador, lo era por su gran calidad y también porque en muchos momentos nadie le llegaba ni a la suela del zapato, Harumafuji podría haber sido ese relevo natural pero su carácter e indisciplina dieron al traste con la que podría haber sido otra historia exitosa; pero en esta ocasión no fue así, y además enlazo con la que es la segunda noticia más importante de este año, y es que se tenía que enfrentar a su compatriota Terunofuji, que en ese mismo torneo ya se ganaba el honor de promocionar a yokozuna, y este es y va a ser muy bueno y digno, al tiempo, sirviendo además de perfecto testigo y sucesor para ser el nuevo dominador de la presente década. Casi como en el mejor guion de una película épica, ambos luchadores llegaron con registros inmaculados al último combate, es decir, con catorce victorias a sus espaldas, y en una dura pugna Hakuho derrotaba a su adversario con un espléndido kotenage, llevándose su última copa del emperador.

Hakuho se va en gloria, logrando sin derrotas su último torneo (zensho yusho) y reafirmándose como el mejor sumotori de la historia, dejando el récord de copas del emperador logradas en cuarenta y cinco, un registro sin duda difícil de superar y no sé si mi generación vivirá para ver un fenómeno como el de este enorme guerrero.

Como ya he referido, se había comentado tiempo atrás la coincidencia de la retirada de Hakuho con el inicio de los Juegos, habiéndose alargado un año más, excesivo sin duda para las prestaciones del sensacional luchador mongol, pero lo cierto es que a la hora de la verdad, se dice que por cuestiones sanitarias, la ceremonia de apertura se hizo de una manera algo menos espectacular que lo que hubiera motivado tener un Estadio Olímpico lleno. La pandemia fue el espectador invisible en Tokio, mediatizando la presencia de público en los diferentes deportes, siendo a buen seguro los Juegos más deficitarios de la historia; en estas circunstancias tampoco hubo el esperado guiño al sumo como gran deporte nacional japonés que forma parte de su cultura y sus ancestros. Algún artículo he leído por ahí en inglés que sospecha que tal vez influyera el hecho de que Hakuho no es japonés y que, de hecho, había sido una oportunidad perdida para reivindicar el aperturismo nipón más allá de sus fronteras y de sus tradiciones.

Hakuho se va va pero su recuerdo es y será imborrable, lo ha demostrado todo en el sumo y la historia de este deporte le tiene guardada una página especialísima.

Terunofuji es el flamante
73º yokozuna
Y casi como si fuera un relevo natural con la retirada de uno ya se preveía el sustituto, Terunofuji, de nombre Gantulga Ganerdene, de características morfológicas muy parecidas a las de Hakuho y con calidad a raudales que ha ratificado precisamente en este 2021. Su clave está en la fuerza, es menos técnico que Hakuho pero en el agarre es muy rocoso.

Terunofuji ya llevaba años sonando para ser un candidato a yokozuna, y es fácil hacer estos pronósticos, porque son muy pocos los llamados y menos los elegidos, es más, honestamente no veo a día de hoy a ningún candidato y esto quiere decir que en 2022 será difícil, salvo imprevisible sorpresa, que alguien alcance ese grado. Pues bien, Terunofuji ha sido capaz de alcanzar el grado de yokozuna con una hazaña al alcance de muy pocos. Corría el año 2015 y fruto de una rápida ascensión se convertía en ozeki, pero comenzó a ser muy irregular y a no ser respetado por las lesiones, perdiendo ese rango dos años después, pero es más, una grave lesión lo apartó del dohyo durante más de nueve meses y tuvo que empezar casi desde cero en las categorías no profesionales del sumo, concretamente en la penúltima. En apenas dos años y medio ha ido obteniendo resultados ganadores, logrando tres copas del emperador (yushos) para ser elevado nuevamente al rango de ozeki y como ozeki solo estuvo dos torneos, con un campeonato en mayo y un subcampeonato, el consabido que perdió con Hakuho, para ser encaramado a yokozuna. Dicho rango lo estrenó en el torneo de septiembre y cumplió, venció en ese y también en el siguiente de noviembre.

Los seis torneos de 2021 se saldan con cuatro triunfos de Terunofuji, uno de Hakuho, y el primero del año, uno de esos sorpresivos que de vez en cuando se cuelan y en el que venció un Daieisho bastante sólido que aprovechó los errores del resto de competidores en la carrera por la copa.

Ni que decir tiene que Terunofuji está llamado a marcar época en el sumo y que desde ya es el máximo favorito en cada torneo si las lesiones le respetan (en 2022 sospecho que sería una sorpresa que no ganara más de la mitad de los torneos) y salvo algún rival incómodo que, a ciencia cierta, a día de hoy no se atisba, máxime cuando se queda como único yokozuna en activo, puesto que Kakuryu también se retiraría a principios del pasado 2021 después de llevar dos o tres años con un rendimiento bastante bajo, lo que le ha restado elogios a su carrera que sin ser brillante tampoco fue tan mal. En cuanto a marcar época Terunofuji tiene galones para ello y es una especie de tercera generación de yokozunas mongoles, es Gran Yokozuna Mongol 3.0. Aunque sea algo sintético en la década del 2000 el protagonismo fue de Asashoryu, en la de 2010 de Hakuho, y en esta de 2020 Terunofuji tiene todas las papeletas para ser la cabeza visible del sumo profesional. Sí que es cierto que ha llegado a yokozuna con más edad que sus antecesores, con veintinueve años, que lograron el grado siendo bastante más jóvenes que él con veintitrés y veintidós años respectivamente, pero sí que puede tener buenas prestaciones durante un lustro y reitero, eso contando con que alguien pueda hacerle sombra, pero sombra de verdad, y a corto plazo yo no lo veo.

Precisamente en ese protagonismo esperable de los aspirantes a algo, los ozekis por ejemplo, Takakeisho ha estado muy irregular y yo confiaba en que podría ser yokozuna en 2021, y sinceramente ha perdido enteros, este año debiera intentar dar un puñetazo en la mesa, porque no en vano, aunque sea una esperanza vaga, es la gran esperanza blanca para que el público japonés vea a un compatriota como yokozuna. Por su parte, Shodai ha ido como se suele decir con el pie levantado y sus números, aun siendo regulares, no le han dado en ningún torneo para luchar por nada, salvo el primer torneo del año en que fue subcampeón. Finalmente, terminando con el capítulo de los ozekis, 2021 nos trajo la caída en desgracia de un más que prometedor Asanoyama que fue sorprendido en un bar de copas «femenino» en verano, saltándose las restricciones del covid y mintiendo además sobre ello la Nihon Sumo Kyokai, la cual le impuso una sanción de seis meses sin competir, por lo que perdió su rango y además perderá varias categorías, teniendo que iniciar el camino este año casi desde el principio para volver a las divisiones profesionales. Es posible que Mitakeumi, si se empeña, pueda alcanzar este grado de ozeki, pero tendrá que dar una vuelta de tuerca a su competitividad, porque lleva casi dos años instalado en el sanyaku y precisa obtener treinta y tres victorias más o menos en tres torneos seguidos, para el próximo requiere trece, es decir, prácticamente tendría que estar luchando por el yusho, pero es de los luchadores que me da la impresión de que se ha acomodado a estar en la clase media alta y tiene abismo a plantearse retos más arriesgados.

No hay demasiada luz al final del túnel, es decir que no se divisa ninguna gran estrella emergente, hay buenos luchadores que podrán subir y prepararse para poder apostarse por ellos en un par de años.

Tengo cierta curiosidad por saber qué rol va a tener o quiere tener Abi, que fue una apuesta mía hace tres o cuatro años, se cayó de la ola buena y este también sacó los pies del plato incumpliendo normas covid y siendo sancionado con tres torneos de suspensión. Ahora lleva cinco torneos seguidos ascendiendo con inusitada rapidez y en este 2022 tendrá que demostrar si vale para ser de los mejores o pone el modo crucero.

Si tuviera que hacer una apuesta a la ciega para 2022 en mis quinielas siempre metería a los luchadores mongoles, porque sigue habiendo varios, son pujantes, diferentes, uno de ellos Hoshoryu, el sobrinísimo de Asashoryu, y siguen prestigiando la historia de sus ancestros. Mongolia es un gran país en extensión pero muy pequeño en habitantes, apenas cuatro millones, pero yo que soy poco dado a pensar que las razas tienen caracteres físicos o psíquicos innatos, voy a tener que pensar seriamente que los mongoles están especialmente dotados para los deportes de lucha y particularmente para el sumo, y que son magníficos guerreros, como su mito Gengis Kan.

En 2021 no hubo suspensión de torneos oficiales y ya se ha comenzado a alternar la celebración de torneos en el Ryogoku Kokugican de Tokio, con los otros tres que se celebran fuera, se volvió a Nagoya en julio, a Fukuoka en noviembre y en marzo se completará esta vuelta a la normalidad con el torneo de marzo en Osaka.

Ya estamos esperando ansiosos por el comienzo del torneo de Año Nuevo, el Hatsu basho en Tokio, y soñamos con nuevas historias de superación y también sorpresas que nos emocionen.

Comentarios