"NATURALEZA MUERTA", DE LOUISE PENNY

Llegué a este libro porque a veces uno busca opiniones de gente a su alrededor y recoge el guante, así ocurrió, una despedida de un compañero de trabajo que se jubilaba, y una conversación fugaz con otra compañera de la que sabía que tenía cierto hábito de lectura. Me recomendó este aunque ella lo estaba leyendo en inglés para mejorar su nivel con ese idioma.

Y la recomendación ha sido afortunada, un asesinato, una investigación criminal y un ambiente rural donde los personajes se te meten contigo en la cama, los haces tuyos y te generan cierta armonía y serenidad al leer. Así es, la autora canadiense Louise Penny es capaz de crear un apacible relato en el que una historia trágica nos lleva en su resolución a través de un divertido, entrañable y pacífico desenlace, no porque no se averigüe quién es el asesino, sino porque la evolución de la novela, no tiene aristas, no tiene acción hasta un final con alguna aceleración, es un lento y progresivo avance hacia un final redondo.

Estamos en Three Pines, allí todo el mundo se conoce, es un pueblo ficticio de la Canadá rural perteneciente a la provincia de Quebec, donde se alternan el idioma y las tradiciones francesas con la población anglosajona, y donde aún se percibe algún que otro conflicto entre ambas culturas, que es precisamente un choque cultural más que un problema político, y casi ni llega a ser conflicto social, digamos que las diferencias rezuman en el ambiente, como un pique entre pueblos vecinos. Casi cada habitante del pueblo, donde se percibe paz y un buen nivel de vida, es un personaje literario, y en ese remanso un buen día aparece muerta, de un flechazo y en el bosque, la vecina Jane Neal, que como no puede ser de otro modo es muy conocida, fue profesora, ya está jubilada, en la escuela del pueblo y prácticamente por su aula pasaron buena parte de los vecinos del pueblo.

Para llevar a cabo la investigación del caso se desplaza y se instala allí el inspector Gamache, junto con su equipo, un viejo lobo de la policía, que con sus métodos deductivos y pormenorizados es capaz de resolver los más complicados asuntos. Al poco de empezar a leer el libro descubrí que este inspector es personaje habitual de las novelas de Louise Penny, porque en esta novela se dejan caer algunas cuitas entre miembros de su equipo. Por cierto que ya creo que se han llevado estas novelas a serie de televisión y el inspector Gamache está representado por el actor Alfred Molina, aunque creo que algo va a hacer también el afamado actor francés de origen español Jean Reno (para los que no lo sepan realmente se llama Juan Moreno y Herrera-Jiménez), ambos me hicieron hacerme una imagen adecuada en mi mente de las escenas.

Jean Neal es soltera pero tiene un selecto grupo de amigos con los que comparte actividades, aficiones o cenas, son como una pequeña gran familia. De algún modo sorprende que una persona con tanto carisma pueda tener algún enemigo, y es que pese a la aparente disposición del cadáver que podría indicar que la muerte ha sido accidental, una flecha esquiva de un cazador que luego huyó por miedo, la cercanía del hipotético lanzamiento y el supuesto lugar desde el que se hizo no dejan lugar a dudas, fue un asesinato.

A todo ello hay que unir un hecho nada común para un pueblo que es un idílico paraíso y donde casi nunca pasa nada y es que un mes antes y tras una larga enfermedad había muerto Timmer Hadley, a la que cuidaban sus vecinos y amigos cuando su hijo Ben salía de casa, el cual vivía con ella. Y Timmer y Jane eran íntimas y sorprende que en apenas un mes ambas estén enterradas.

La investigación de Gamache, una vez montada su base de operaciones en este pueblito singular, es minuciosa y trata de ir de lo general a lo particular, cada parroquiano tiene una personalidad muy marcada. Inicialmente hará una especie de asamblea ciudadana donde se pondrá de relieve las rencillas entre algunos de los vecinos, también las afecciones entre ellos y el hecho nada desdeñable de que en el pueblo se practica el tiro con arco deportivo y que hay un club donde se entrena esta disciplina.

El siguiente paso es el de ir tomando declaración a buena parte del pueblo, fundamentalmente al círculo de amistades de la víctima y, por supuesto, todas aquellas personas que han tenido alguna relación con el tiro con arco. Como es habitual en este tipo de relatos de investigación policíaca, no solo va evolucionando y se van perfilando los posibles sospechosos, sino que la autora tiene la habilidad de ir cebando a algunos de ellos, dando la impresión que son claramente muy sospechosos y tal vez el menos probable o el más común podría ser el auténtico asesino.

Pese a la abierta personalidad de Jane Neal algunos detalles de su vida desconciertan, unos días antes de su muerte presenta a un concurso de pintura un cuadro histriónico, casi hecho por un niño, una obra que ha descolocado a todos y especialmente a sus amistades, ¿es una broma o tiene algún sentido artístico? Igualmente Neal es muy celosa con su vida personal y a pesar de que celebra cenas itinerantes con su grupo de amigos, jamás ha enseñado la casa más allá de la habitación donde los congrega, aunque en unos días tenía previsto enseñar curiosamente el resto de su casa, si no hubiera muerto.

Es obvio que todas estas cuestiones irán macerando y poco a poco Gamache y sus ayudantes irán definiendo la imagen de la persona que tendría razones de peso para asesinar a Jane Neal.

Una novela agradable, sin aristas, un delicioso relato de la Canadá profunda, esa Quebec rural que se mueve entre la tradición y la modernidad, esa curiosa parte de Norteamérica donde por la influencia francesa es como poner un trozo de Europa en esas latitudes, ese lugar donde se respira naturaleza, esa querencia que se tiene cuanto más pequeña es la localidad. Louise Penny se mete en nuestros corazones y hace fácil imaginarse en la mente lo que nos cuenta.

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