EL DÍA QUE (NO) VI JUGAR A JOHAN CRUYFF

Cruyff posa como titular con
la elástica del Levante, U.D.
Ahora que ha muerto Maradona (ahora haré mi particular reflexión), recuerdo que en aquel programa televisivo que echaba en abierto Canal+ España en la década de los 90, creo que ahora sigue en Movistar pero obviamente no en abierto (programa del que yo hice mi particular homenaje en esta bitácora), se llevó a cabo una encuesta sobre quién había sido el mejor futbolista de la historia hasta ese momento. Se definían cuatro décadas y sendos futbolistas que dominaron las mismas: Di Stéfano en los 50, Pelé los 60, Cruyff los 70 y Maradona los 80.

No sé quién ganaría la encuesta, en todo caso, nada científico y siempre opinable su resultado final. Cabría añadir que sí que estaban perfectamente definidas esas figuras y sus décadas respectivas y que, de algún modo, los 90 pudo ser una época huérfana de una figura rutilante, ¿el brasileño Ronaldo?, y que con el nuevo siglo tuvimos a dos grandes estrellas a la par que casi han cubierto dos décadas no completas, me refiero obviamente a Cristiano Ronaldo y a Messi.

Quién es el mejor de ellos es una discusión bizantina; además se trata de jugadores con características técnicas y antropométricas muy distintas, y lo que es muy interesante para el disfrute del aficionado es que van a ser muy longevos en lo deportivo, de hecho, Cristiano, que es el mayor de ambos, a finales de 2020 tiene 35 años, sigue jugando al máximo nivel; a su edad esas cuatro o cinco estrellas referidas o ya se habían retirado o jugaban a medio gas en equipos que no eran de primer nivel y eso da idea de su mito. Messi no le va a la zaga y va a seguir rindiendo brillantemente unos cuantos años más.

¿Y todo esto a qué viene? Pues porque de todas estas estrellas, yo vi una vez jugar a Cruyff, aunque en realidad no lo vi, fue un ser o no ser, una casualidad de mi vida, no llega a ser rareza, porque esta historia la sabe alguna gente más que yo.

Antes de nada abro paréntesis con lo de Maradona porque está de actualidad. Pues corría el año 1994 y yo estaba en Estados Unidos viendo el Mundial de fútbol, sí, también hice mis pinitos con la maleta, aunque he viajado en mi vida mucho menos de lo que me hubiera gustado, ¿me resarciré?; el caso es que Maradona ya tenía en aquella época, en el declive de su carrera, 34 años, y acaparaba una trayectoria notoria con las drogas, se dice que en el cénit de su carrera en Barcelona fue cuando empezó a consumir, también en Italia y Argentina. En el segundo partido de aquel Mundial se le detectó el positivo por ¡ojo!, efedrina, norefedrina, seudoefedrina, norseudoefedrina y metaefedrina, recuerdo que el cachondeo fue mayúsculo en aquel Mundial porque la gente decía que lo primero que hacía Diego al entrar en el campo era esnifarse las rayas de las bandas. Aquella suspensión no sorprendió a muchos, más bien a nadie, su fama de polémico siempre lo acompañó.

Escuché decir a alguien sobre Maradona que fue «el mejor futbolista del mundo y el peor exdeportista de la historia», en honor a la verdad verlo jugar a su máximo nivel fue una maravilla pero todavía siendo deportista no fue un ejemplo de tal porque cabe cuestionarse si pudo hacer esas genialidades con el balón ayudado por soluciones ilegales, yo ahí lo dejo. Tuvo charlotadas con dictadores caribeños, se le conocen malos tratos a mujeres (hay vídeos de ello), agresiones a periodistas (incluido el uso de un rifle de aire comprimido). Entiendo el fervor de la gente, sobre todo en Argentina; ese país ganó el Mundial de 1978 en su propia casa con alguna polémica lo que le restó méritos; sin embargo, el Mundial de 1986 ganado en México, con un Maradona pletórico y su célebre «mano de Dios», puso verdaderamente a Argentina en el estrellato balompédico, a un país sumido en permanente crisis en un paraíso de felicidad. Doy como bueno divinizar al futbolista, la gente es libre de hacer lo que quiera, aunque veo muchos excesos, pero no fue un ejemplo como persona, pero tampoco como deportista. De todas maneras D. E. P.

Y ahora lo de Cruyff; pues corría el año 1981 y el Linares C.F. militaba en 2ª División de fútbol, sí, sí, ahí, codeándose con lo más granado de sacrosanto deporte rey de nuestro país, fue quizá la mejor época del equipo de mi ciudad natal. En unos tiempos en los que la nómina de extranjeros estaba limitada a dos, el disponer de un buen plantel con lo mejor del pueblo, de la provincia y algún refuerzo foráneo te hacía competir a no muy lejana distancia de los grandes buques insignia de este deporte, el factor dinero era importante pero no tan determinante como ahora.

Era ese Linares glorioso que tenía jugadores de los que ahora me acuerdo de todos, Melchor (un tipo nacido en Linares que jugaría con el Betis en 1ª), los sonados Torres o Tolo Plaza, Loza, Bautista, Arjol, Óscar Monedero (a este lo conocía personalmente, era el cuñado del mejor maestro que tuve nunca, don Daniel Castro Calatayud)…, y los dos yugoslavos que teníamos: Milo, Stjepan «Milo» Milardovic, y el otro que era el portero Nicetic, Miroslav «Pepe» Nicetic (pronunciado Nisetich y del que los niños de mi época decían haciendo juego de palabras con su apellido que «ni se tira ni hace ná», aunque a mí sinceramente sí que me gustaba, era un buen guardameta).

En enero de 1981 de aquella temporada 80/81, el Levante, U.D., que militaba en 2ª, anunció a bombo y platillo el fichaje de Johan Cruyff; la idea era ayudar al equipo a subir a 1ª, entonces estaba en puestos de ascenso y, de paso, recuperar la inversión a través de las taquillas, subiendo el precio de las entradas y el número de asistentes ante tan suculenta golosina de una estrella que, aunque ya en decadencia, iba a cumplir 34, era historia andante del fútbol.

Se dijo que Cruyff, aparte de los emolumentos que recibió del fichaje, tenía una cláusula por la que participaba de un porcentaje de las taquillas locales, era como el reclamo, el artista estelar de ese concierto futbolístico semanal al que acudirían los aficionados incondicionales y también los curiosos o aficionados de circunstancias.

No pareció salir muy bien el invento, porque el declive de Cruyff era ya notable, a lo mejor llegó a disputar una quincena de partidos esa temporada y solo marcó dos goles y estos en un solo encuentro. De hecho, ya fuera por él o por otros factores, el Levante a los dos o tres meses de estar el astro holandés en el club abandonó esas plazas de privilegio para situarse en mitad de la tabla.

Cruyff tuvo una brillante carrera, también puso a Holanda en el mapa mundial, aunque a diferencia de Maradona, Pelé o Ronaldo Nazario, no consiguió un Mundial (Messi y Cristiano tampoco) pero sí dos subcampeonatos, en 1974 y 1978, y en ambos perdiendo frente a los anfitriones, Alemania Federal y Argentina. Con el FC Barcelona cuajó muy buenas temporadas, cuando estaba en la cresta de la ola, de 1973 a 1978, era el futbolista total, el emblema durante esos años del club blaugrana, y también el estandarte de aquella recordada «naranja mecánica» que practicaba su fútbol total, de algún modo, sustanciado en que todos defendían y todos atacaban, resumido muy burdamente. Que fumaba era algo conocido por todos, pero al parecer ya fumaba siendo futbolista, y puede ser que eso influyera en su carrera de más a menos. Se refiere de él en su biografía que era un empedernido del cigarrillo, de hecho, su muerte prematura, con 68 años, fue de cáncer pulmonar.

Y llegó el gran día, domingo 10 de mayo de 1981, Cruyff y el Levante hacían visita a Linarejos, ahora le dicen el vetusto Linarejos, y por aquella época a mí ya me parecía un campo antiguo. Dicen las crónicas que el neerlandés a muchos partidos no acudía en el autobús sino que lo hacía en el coche del presidente, pero a Linares parece que llegó con todos sus compañeros y al bajarse del transporte ya venía fumando, eso comentaban.

Es curioso, pero yo que me tengo por una persona cortada, asistí a la mayoría de los partidos de aquel Linares de esa temporada, yo tenía 12-13 años y simplemente me colaba, me colaba siempre y nadie me decía ni pío, creo que me hacía el invisible o no sé.

También se dice que Cruyff no sólo operaba sobre las taquillas del Levante, sino que dada su popularidad también exigía parte de los beneficios en las taquillas de los estadios que visitaba. Linarejos solía presentar muy buen aspecto siempre, en esa temporada, tres cuartos de entrada diría yo, y la baza que tenía el club, que estaba en mitad de la tabla y que terminaría la campaña en una más que meritoria 9ª plaza es que ese estadio un tanto ajado era su fortín. La gente animaba mucho y el portero rival se acongojaba bastante, porque la portería y las vallas estaban tan cerca que ese guardameta era desestabilizado desde el minuto uno hasta el final recibiendo improperios de todo tipo, la madre del mismo era muy elogiada, era lo que había, no es muy edificante ni decente pero nobleza obliga. De hecho aquel Linares en casa era un hueso muy duro que roer.

Sí que es verdad que la presencia de Cruyff animó a esos aficionados ocasionales y a la hora de la verdad Cruyff no jugó, allí se comentó que el holandés estaba lesionado, aunque extraoficialmente también se habló de que el Linares no había accedido a compartir esa parte de la taquilla con tan singular futbolista. Aquello generó el desánimo de la afición congregada que abucheó sonoramente tal afrenta, dado que se le robaba la oportunidad única, como así lo fue, de haber podido ver jugar en directo y por una vez en la vida, en un modesto campo a uno de los mejores futbolistas de la historia.

Y acabó todo, el Linares vencería con un par de bemoles por 3 a 1, y no es por el resultado, que también sino porque cuando iba ganando por 1 a 0, sobre el minuto 30 expulsaron con tarjeta roja directa a Loza por soltarle un puñetazo a un rival, y con todo y con eso, el equipo de mi ciudad tiró de épica ante tal adversidad y se llevaría los dos puntos, que antes eran dos y no tres como ahora.

Y nos quedamos compuestos y sin premio, y verlo pues como que yo tampoco recuerdo haber visto a Cruyff, creo que estaba en el banquillo, aunque otras crónicas señalan que en la grada. Si estaba en el banquillo yo no conseguí enfocarlo, mi astigmatismo aun con gafas siempre me ha impedido tener la visión que me gustaría. Pero que Cruyff sí pisó Linares, que conste.

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