MAMEN, LA APÓLOGA DEL AMOR (SEXO) LIBRE

Cuando yo leía la revista «El Jueves» (la revista que sale los miércoles) allá por los años 80 y 90, dentro del esquema satírico y transgresor que predominaba en la misma, sobresalía Mamen en cuanto al emblema de la defensa de los derechos de la mujer y la normalización de determinados aspectos de la cotidianidad sexual. Hoy visto en perspectiva, donde parece que el movimiento feminista radicalizado y abanderado por una parte de la sociedad civil es algo nuevo y oportunista, hace años que Mamen ya hacía de las suyas, una mujer empoderada que se dice hoy, pero que con su fino humor y talante daba zascas como panes a quien se le pusiera por delante.

Mamen era una mujer descocada sin límites, hasta sin mirar con quién, y era femenina y feminista, además por este orden, y es que este personaje de cómic no tenía que hacer grandes esfuerzos ni tenía que esconderse para proclamar sus derechos o sus razones, porque en ese empoderamiento todos teníamos la conciencia de que ella era mentalmente superior a la media, y sobre todo eso le favorecía cuando se tenía que imponer al patriarcado, al machismo, o en general a los poderes establecidos en general.

Y sobre todo y ante todo lo que no soportaba Mamen era la hipocresía, los que rezaban de día y asesinaban de noche, o los que eran maridos modélicos de fachada y, por ejemplo, maltratadores de puertas adentro. Mamen combate la hipocresía porque es que le viene a huevo en cada momento, porque si te pones a pensar, cada día presenciamos expresiones hipócritas de tanta gente a la que conocemos, y como ella no tenía pelos en la lengua y se sabía en poder de la verdad, por ese empoderamiento, por su inteligencia innata y educada, pues terminaba tantas historietas con el zasca de turno, básicamente no se cortaba ni un pelo en decir lo que tenía que decir, lo que nos gustaría decir a cualquiera de nosotros y no lo hacemos por respeto o por corte, o por integridad, qué sé yo.

También, por qué no, Mamen normalizaba en aquella revista satírica la desnudez de la mujer, y siendo joven, y aun tratándose de un cómic, alegraba la vista la figura de este personaje que, de algún modo, era apóloga del amor (sexo) libre. Pero en esa normalización estaba la virtud, porque siempre he sido de la opinión de que esconder lo natural al final genera problemas de carácter y de conciencia en mentes cortas.

Bien hago en señalar que leía en los años 80 y 90 del siglo pasado la revista «El Jueves», hoy no sería capaz o no la recibiría con el gusto de antaño, entonces no me importaba la crítica, que tenía una lógica y era coherente, yo también era más radical, pero hoy he desembocado en la moderación y la revista avanzó hacia la polarización y hacia el golpeo a un solo costado, y eso no es del todo justo. Y manifiesto esto porque la Mamen que yo conozco y controlo es esa de los 80 y 90, esas historietas, las escritas por el guionista Manel Barceló y dibujadas por la argentina Mariel Soria, en un magnífico tándem que siguió produciendo el personaje desde 1983 hasta, al parecer, 2011. No obstante, cabe señalar que en los primeros dos años quien guionizaba era Andreu Martín.

Ese tándem era indudablemente una máquina perfectamente engrasada, es decir, no me imagino a Mariel dibujando los guiones sin la necesaria retroalimentación de Manel, y viceversa, y todo esto es fácil de afirmar y defender porque solo te puedes imaginar que este es un producto coral si alguien te lo dice, porque bien podría haber salido del intelecto y el pincel de una sola persona.

Pues empecemos con su fisonomía, porque Mamen se lo merece y porque si Mamen tuviera vida propia probablemente así querría que se iniciara su semblanza. Con larga melena pelirroja y pecosa, esta bella y pizpireta chica tenía un cuerpo delgado de auténtica modelo, se presupone que tiene estudios superiores y es reportera y articulista de una revista del corazón que se hace llamar «Tuya» y que está radicada en Barcelona; sí que es verdad que no es el trabajo de su vida, pero sí que es ese trabajo que le da la vida, y además esa labor reporteril le permite alimentar esas historias plasmadas en las historietas, esas historietas en las que Mamen siempre se impone, siempre gana, y si no lo hace terminaremos riéndonos porque a nuestro personaje también le gusta vivir la vida con intensidad.

Ese prototipo de amor libre (de sexo libre) tiene ciertos matices, es decir, Mamen sí que es descocada y se acuesta con el que le da la gana y también cuando quiere porque le gusta y lo desea, probablemente no haya nada más femenino ni feminista, pero también tiene novio oficial, es Carlos, un apuesto galán que se dedica a la publicidad, y que también viaja y practica el amor libre. Ambos aceptan esto y se quieren mucho, y es compatible, pero esos matices no son otros que los de los pensamientos de ambos, no expresados verbalmente y sí mentalmente en los que a ninguno le termina de gustar que el otro se acueste con quien le plazca, pero por principios se callan.

Como Mamen es así de despechada tiene esas armas de mujer que despojan a cualquiera de la mucha o poca razón que pueda tener, y además se recrea cuando el o la que tiene por delante va desgranando hipocresía.

Mamen vive sola como arquetipo también de una mujer independiente, aunque eso sí, le encanta cuando Carlos vuelve de viaje y compartir todo con él; más exactamente Mamen esta casi sola, porque convive con ella su gata siamesa Circe que es, de algún modo, la conciencia de su dueña y suele ser despiadada con algunos visitantes esporádicos.

También es Mamen crítica ante los poderes fácticos, ¿es una rebelión meditada?, puede ser, ya que de niña fue a un colegio bien, de monjas, y ahí se conoce que reconocería todo tipo de manifestaciones de la más rancia hipocresía.

Como no puede ser de otra manera Mamen genera reacciones encontradas en su familia, una familia que tiene un marchamo tradicionalista, pero eso a ella le da igual y mira que ella intenta contenerse, pero es su familia la que la pica y eso al final despierta al pequeño monstruo que nuestro personaje lleva dentro. Eso sí, Mamen tiene la defensa de su abuela, que aun a sus años se permite ir también por ahí, destrozando corazones seniles.

Y bueno, en ese universo loco, desenfadado, alegre, también sesudo y profundo en ocasiones, esta adelantada no a su tiempo sino que es la profeta del hoy, fuera de ese análisis social latente que no es lo más relevante, hay cabida para una serie de personajes de lo más delirante, no solo los novietes puntuales de una Mamen que no da puntada sin hilo, sino que aparecen por ejemplo sus amigos Paco y Pili, una pareja que navega entre el amor, la ruptura y la reconciliación; Adolfo el chico homosexual de la revista Tuya y que permite ofrecernos otra dimensión de la sexualidad; o Corro la fotógrafa de la revista y medio jefa de Mamen, que es una loca de atar, casi la reencarnación en bruto de Mamen.

La historieta, hasta donde yo la conozco, se hacía en blanco y negro, con una estética de fanzine ochentero, en la que Mariel Soria, de la que se presume que está inspirada la propia Mamen, realiza unos trazos longilíneos, muy expresivos, donde los personajes son capaces de mostrarnos sus inquietudes y sus emociones.

Tendría que ponerle un pero mínimo, que en historietas hasta merecería un pequeño indulto, y es que Mamen es una persona preparada, incluso en determinados relatos hace de correctora de sus compañeros y de la propia revista, no obstante, curiosamente la historieta tiene faltas de ortografía notables, todo un contrasentido.

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