"LIBERACIÓN", DE IMOGEN KEALEY

Vuelvo a una de mis temáticas preferidas en cuanto a literatura, cine y televisión que, de algún modo, tenía aparcada, como es la Segunda Guerra Mundial, y ahora con ocasión de una novela que me llamó la atención porque narraba un episodio real y con una mujer como protagonista, en una historia para nada conocida por el gran público.

El Ratón Blanco (Nancy Wake) es una suerte de ángel anónimo que en el sureste de Francia se sirve, gracias a sus contactos y su buena posición, para ayudar a la Resistencia ante la invasión brutal y despiadada de las tropas alemanas en ese país durante la Segunda Guerra Mundial.

Nancy Wake no solo tiene que luchar con la Resistencia llevando a cabo acciones de «guante blanco», sino que tras el encarcelamiento de su marido, el empresario Henri Fiocca, y consiguientes torturas a este, se convertirá propiamente en una de las lideresas de esa Resistencia.

En esta novela realizada al alimón por la escritora británica Imogen Robertson y el novelista y productor estadounidense Darby Kealey, y que firman con el pseudónimo de Imogen Kealey; los autores nos han querido mostrar con una acción trepidante y no exenta de dolor las aventuras de Nancy Wake en la Francia ocupada y cómo tuvo que transformar una vida apacible, pasional y llena de lujos en una valerosa pugna contra los invasores de su tierra de adopción, pasando por múltiples vicisitudes.

Se trata de un relato que tiene un poco de todo pero en dosis muy bien proporcionadas, sobre todo con el nudo gravitatorio de la acción, podríamos decir que es una novela de guerra, o más exactamente de guerra de guerrillas, la de los pequeños ejércitos conformados por los maquis, por esa Resistencia francesa que pretende socavar las huestes nazis en un minúsculo territorio donde se desarrolló esa Gran Guerra que no tuvo primeras planas pero que también fue fundamental para derrotar a Hitler, pequeñas intervenciones que iban haciendo mella a medida que avanzaba la confrontación y que eran un granito de arena necesario para inclinar definitivamente la balanza.

La protagonista es australiana de cría y origen aunque nacida en Nueva Zelanda; sin duda, su vida fue azarosa, nunca mejor dicho propia de una novela, poco antes de los 20 años y con apenas 200 libras que había recibido por herencia de una tía voló a Nueva York y posteriormente a Londres donde iniciaría su carrera como periodista, llegando a alcanzar el puesto de corresponsal para la Hearst Corporation, trabajando en Francia desde el inicio de la década de los 30. En 1937 conocería a su potentado esposo Henri Fiocca con el que contraería matrimonio en 1939, en pleno apogeo del nazismo.

Una vez iniciada la Guerra y siendo testigo de excepción de los delirios y excesos del nazismo, instalada en Marsella, comenzó su lucha en la clandestinidad tanto en favor de las clases menos pudientes como también de apoyo a grupúsculos que trataban de atentar contra las tropas invasoras alemanas en la Francia ocupada.

Estuvo en el punto de mira de las SS como un elemento peligroso sin que fuera detectada inicialmente, siendo conocida, como ya he referido, como el Ratón Blanco. La novela narra muy de pasada todos estos preámbulos hasta que Henri Fiocca es detenido por colaboracionista por los nazis, al parecer por un chivatazo de uno de sus empleados, y a partir de ahí su esposa tiene que huir con el objetivo de protegerse e intentar recomponerse en la clandestinidad para seguir su lucha y salvar a su cónyuge.

Es ahí cuando novela se torna hacia una trepidante acción, Nancy conseguirá llegar, dificultades mediante, a Londres donde seguirá un concienzudo entrenamiento para convertirse en paramilitar y volver a Francia para introducirse en la Resistencia y dirigir facciones situadas en la región de la Auvernia.

No le será fácil inicialmente imponer su liderazgo ante esos maquis chapados a la antigua y rudimentarios en cuanto a sus conocimientos de lucha armada. No obstante con perseverancia, genio y muchos bemoles, así como el inestimable apoyo logístico de Londres (armamento, víveres…) logrará erigirse en la auténtica jefa de esa Resistencia local.

Mientras los maquis se rearman y empiezan una ofensiva contra las tropas invasoras y represivas en su región, para Nancy Wake se inicia también una lucha más personal individualizada en el capitán Böhm, su enemigo furibundo, que encarna el papel de mano justiciera del nazismo en la región y que además es el responsable de la detención de su esposo y de las torturas que está sufriendo para sacar información acerca del posible paradero de la activista.

Gran parte del libro está basada en hechos reales y el tronco principal inspira toda la narración, no obstante, bien es cierto que los autores han utilizado determinadas licencias para novelar y hacer más atractiva la historia de Nancy Wake, particularmente su archienemigo el capitán Böhm es una de esas licencias, en el que se individualiza el terror de un régimen construido para someter a Europa realizando un exterminio masivo de seres humanos.

Y la mayor parte de la narración es plena acción, más allá de las luchas intestinas no siempre fáciles integradas por esas facciones tan poco disciplinadas; cada capítulo te transporta a una misión, un intento por ir minando las fuerzas y la moral de los invasores, hasta su derrota final y con ello la liberación de mucha gente y espiritualmente del mundo entero.

Por supuesto es una historia vital y que, dentro de ese realismo, está contada desde el punto de vista del vencedor. De hecho, la historia la contamos hoy porque vencieron los que vencieron, en este sentido, probablemente fue lo más justo y afortunado que pudo ocurrir, con un Hitler instalado en Europa, en el mundo, hoy seríamos otros. A este respecto los malos fueron los alemanes y tuvieron el fin que conocemos pero Nancy Wake no pudo volver a ver a su marido.

Sí, Nancy Wake fue protagonista de una historia que a buen seguro que ella nunca querría haber vivido. El Ratón Blanco es casi un desconocido de la intrahistoria de la Segunda Guerra Mundial, una más de las muchas que se generaron en aquel acontecimiento bélico; su figura volvería casi al anonimato, tras la Guerra trabajaría en el Departamento de Inteligencia de las Fuerzas Armadas británicas, volvería a contraer matrimonio y fallecería en 2011 con 98 años.

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