PALOS DE LA FRONTERA, CUNA DEL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA

Imagino que existen muchos destinos turísticos en España o en el mundo que no están debidamente explotados, no están maduros. La ecuación se distorsiona en la costa, donde quiere conjugar el típico turismo de playa, de asueto y placer, y el atraer a tus visitantes hacia la historia más grande o más chica que pueda tener tu localidad costera, y en la mayoría de los casos lo primero anula a lo segundo.

Estoy llegando a una edad en la que esa conjugación ya te la implementas a ti mismo. A lo mejor ya cansa estar todo un día entero en la playa, o incluso ir todos los días, varios seguidos, a bañarte al mar aunque sea solo de mañana o solo de tarde. También ha coincidido en este viaje que aquí reseño que las aguas de Huelva eran frías en comparación con las costas mediterráneas y además corría un relente de esos que te dejan la rodilla temblorosa, al menos a mí, que cuando se me mete el frío en el cuerpo se concentra en la rodilla como si esta fuera el sensor de mi organismo.

Pues sí, refería con la técnica de turismo del ayuntamiento de Palos de la Frontera, que el legado histórico, importante e imponente, de esta localidad, queda siempre ensombrecido cuando no directamente inédito por los atractivos turísticos playeros de los alrededores. Y Palos de la Frontera no es ni más ni menos que la cuna del Descubrimiento de América, como diría aquel no es cosa menor.

Yo ya no sé si será por aquello de que la historia de España cada vez se estudia menos, o tal vez porque yo ya estoy chocheando un poco y soy de los muchos de mi generación que defiende que la educación que reciben nuestros hijos no es como la nuestra sino peor, lo cierto es que si le preguntas a mucha gente de dónde salieron las tres carabelas de Colón, difícilmente alguien contestará con acierto.

Hace años se hizo una especie de miniparque temático denominado el «Muelle de las Carabelas», esta obra se hizo con posterioridad al quinto centenario de aquel magno hecho histórico de cumbre mundial, lo que da idea de la falta de previsión o de oportunidad de nuestras autoridades públicas en general. Pero bueno, se hizo y hoy es un referente, aunque tampoco es que se le dé excesivo bombo a la infraestructura.

El referido muelle lúdico no es más que una acertada invención, pero invención al fin y al cabo, y es que si queremos ir a las fuentes, en Palos de la Frontera te encuentras a día de hoy, en 2022, meros vestigios de aquel pasado glorioso, y es que en lo que respecta al lugar físico donde se supone que estaban atracadas las carabelas, en el puerto de Palos, hoy es tierra, más exactamente un parque, y eso es sumamente curioso; y es que el terrible terremoto de Lisboa de 1755, queda lejos y perdido en la memoria de uno, se sucede que se llamó de Lisboa porque se situó a 300 km de su costa pero tuvo efectos devastadores en medio mundo, y en Andalucía muy de lleno, lo desconocía y para eso me he ilustrado, y no solo en la costa. En lo que aquí concierne modificó notablemente la orografía de la costa onubense y en particular de aquel puerto antiguo de Palos de la Frontera, a lo que se unió con posterioridad la explotación agropecuaria de la zona y, entiendo, que la esquilmación de pozos.

Tal vez con las prospecciones arqueológicas que actualmente se llevan a cabo, imagino que en el futuro se podrá reproducir en el lugar real la zona más o menos exacta de donde zarparon las carabelas; ejecutar una laguna o estanque artificial no estaría mal. Hay materia para seguir trabajando por madurar ese destino turístico vinculado a la historia.

Y el lugar tiene cierto punto idílico, un lugar que se abre a la ría del Tinto y que hoy son campos de cultivo, pero con la certeza de que aquel puerto estaba a un nivel más bajo que el resto de la ciudad, y desde allí, muy cerquita, unos metros en alto se asoma la iglesia de san Jorge donde se reunieron las vísperas del inicio de aquel viaje hacia lo desconocido, para recibir las debidas bendiciones. Simplemente estar en la plaza de la iglesia y mirar a tu alrededor te evoca por un momento lo que pudieron vivir aquellos hombres hace más de cinco siglos; Colón y sus convicciones, rodeado de aventureros hacia un destino incierto.

Y en realidad recorrer las calles de Palos supone ir siguiendo los pasos de los pioneros del Descubrimiento, quizá no tanto por la fisonomía de las mismas y sus edificaciones porque el paso del tiempo ha hecho estragos, y en ese tiempo de antaño el valor de lo histórico era inexistente.

La mayoría de los marinos de las carabelas eran de Palos y muy especialmente los hermanos Pinzón (que aunque con teórico primer apellido diferente en realidad ese primer apellido hacía mención al padrino, aunque realmente los tres eran hermanos de los mismos padres), de los cuales tuvimos la oportunidad de visitar la vivienda de Martín Alonso convertida en museo y pequeño centro de interpretación, y donde se reunió Colón y este personaje para diseñar el viaje y teóricamente convencer a este de la fortuna que le depararía a él y los suyos aquellas nuevas tierras de promisión. No solo tenía importancia la búsqueda de un nuevo camino para acceder a las Indias, sino también la necesidad de encontrar riquezas, que no son las que nos imaginamos (metales preciosos) y sí probablemente las especias, que eran todo un alarde de exotismo y distinción hace siglos.

También pudimos visitar un museo naval (Vicente Yáñez Pinzón), temático de reproducciones en miniatura de navíos de todo el mundo y todas las épocas, una delicia que se ubica en la localidad gracias a la generosidad de una pareja de próceres y que en su momento llevaron a cabo una fundación al efecto que lleva sus apellidos, Macías Monasterio.

El Muelle de las Carabelas tiene la peculiaridad, dentro de lo que ofrece, de poder visitar el interior de las reproducciones de las tres carabelas, lo cual es muy interesante. No obstante, me quedo con la información histórica que puedes ir recogiendo allá y que te permite montarte en la cabeza el que se tiene por verdadero recorrido y vicisitudes de los navegantes. Y refiero esta afirmación como hipótesis más o menos cierta, puesto que si aún no se tiene claro el origen de Cristóbal Colón, hay muchas conjeturas acerca de lo ocurrido hace cinco siglos. Por ejemplo, en el mismo parque temático se refiere que los que formaban parte de la expedición fueron sacados de prisión como forma de expiar sus penas, y en otra referencia se niega dicha conjetura.

No querría olvidarme en este paseo mundano por la cuna del Descubrimiento de América de un hecho histórico poco conocido o parcialmente enterrado por haber sido conseguido por alguien con un apellido que está denostado en nuestra historia contemporánea, Franco. Es la historia del viaje del Plus Ultra, y que protagonizó Ramón Franco Bahamonde, sí el hermano del dictador Francisco Franco. Ese es el problema, que porque su hermano fue el que fue, cualquier mérito de Ramón ha quedado sospechosamente matizado.

El comandante Ramón Franco, un reputado aviador de principios del siglo XX, con gran perspectiva de miras, quiso homenajear en Palos aquel viaje de Colón y los suyos y emprendió en 1926 un viaje con escalas desde allí hasta Buenos Aires, más de 10.000 km. Lo que debía ser historia de la navegación aérea e historia reseñable de nuestro país, hoy es una nebulosa. ¿Se hará algo en 2026 o seguirá postrado en el olvido mayoritario?

Palos rezuma historia de esa de la que hay que sentirse orgulloso, en la frontera de España y ese nuevo mundo que le dio un nuevo rumbo al devenir universal.

Comentarios