"ANTES TODO ESTO ERA CAMPO ATRÁS", DE PABLO LOLASO

He de decir que al escritor al que hoy traigo aquí lo conocí como creo que el resto de la gente, a través del personaje parodia que es en las redes sociales, se hacía y se hace llamar Pablo Lolaso en Twitter, donde yo lo descubrí hace unos años. Para el que no lo conozca este personaje es como la extensión sarcástica del entrenador de baloncesto Pablo Laso, lo de Lolaso es un puro juego de palabras, «lol» son las siglas de lots of laughs, que en español sería algo así como muchas risas, aunque se han convertido casi en unas siglas universales que no hay ni que traducir.

En Twitter solía, y suele porque sigue vivo el personaje, ser un socarrón, desvergonzado, algo deslenguado y, entre otras delicias, siempre dispuesto a meter el dedo en la llaga a los no madridistas, sobre todo a los barcelonistas. Aparte de ello escribía, ya no, una columna digital semanal en Esdiario si no recuerdo mal y ahí se revelaba que, más allá de su personaje un tanto canallesco, había un tipo con unos sólidos cimientos culturales y que decía cosas muy sesudas, la mayoría de las veces sobre baloncesto, otras sobre deporte en general, y en cualquier cosa que escribiera había un personaje real más que interesante.

Sus mensajes en Twitter, en ese plan sarcástico, suelen ser muy graciosos, mucho, muchas veces muy inteligentes, tremendamente ingeniosos. Y como dato curioso tengo que señalar que una de las cosas que más me gusta es que cuando la selección española masculina de baloncesto empieza una gran competición suele escribir una hoja de ruta que con bastante precisión llega a acertar, y empieza de algún modo con que en la preparación perdemos, en la fase de grupos lo hacemos fatal y finalmente terminamos llevándonos el título con el rabo fuera literalmente, sí, con el rabo fuera. Otra de las cosas que me hacen mucha gracia es los motes que le pone a algunos jugadores, al que fuera pívot del Real Madrid, Gustavo Ayón, todo pundonor y fuerza, le solía llamar Gusrabo Ayón o Gustavo Poyón, en fin, así se las gasta este personaje, y al que no le guste...

Tengo que reconocer que en una ocasión, tal vez en dos, me respondió a alguna cosita en Twitter, tan hiriente podía ser con el que entraba a su trapo como educado ante alguna apreciación hecha con seriedad, como las que yo hacía.

Pablo Lolaso estuvo dotado de ese halo de misterio durante un tiempo, esa extensión de su personaje se sucedía en otro programa de baloncesto, pionero en Internet, en youtube, como es «Colgados del aro», donde periodistas o exjugadores de baloncesto hablan de este deporte, de su actualidad… Pablo Lolaso participa prácticamente desde el principio y las cámaras no lo enfocaban, solo su voz, hasta que hace no mucho decidió dar la cara. Reveló que era maestro de escuela de un pueblo de la provincia de Madrid y su común y poco comercial nombre es Miguel Sánchez Pérez.

Tenía interés en leer su primera novela, por la simple razón de que cualquier cosa que escribe en Twitter me llama la atención y no veía motivo para no meterle mano a su debut literario que fue en 2021, es más, que deseaba con curiosidad saber qué había creado.

El prólogo está escrito por Pablo Laso, porque son personas y personajes que se conocen, Lolaso ha intentado ser siempre correcto con Laso, aunque es evidente que el primero siente predilección por el segundo y aplaudía su manera de actuar en los banquillos e incluso alguna salida de tono del personaje real cuando, por ejemplo, ha tenido que utilizar en el pasado la testiculina con sus equipos y les ha tenido que pegar cuatro voces bien dadas. Por cierto que hay gente tan despistada que le han atribuido a Pablo Laso cosas que ha dicho Lolaso y, como no puede ser de otro modo, ha supuesto el correspondiente torrente de risas.

En ese prólogo Pablo Laso reconocía que se había leído la novela de un tirón, y yo lo he hecho también, en dos ratos y de manera muy intensa.

Como no podía ser de otro modo en la novela se habla de baloncesto, y lo cierto es que no le he pillado el tranquillo hasta bien desarrollada la misma. No porque no sea entretenida, que lo es, sino porque lo que parecía en un principio no lo es al final. En el remate de la misma, lo que es el desenlace en otras, porque esta es una novela que gira en torno al baloncesto, y más que un remate podría ser un mate, pues me ha cogido casi con el pie cambiado y, por supuesto, entrando a canasta.

Es una novela que parece mezclar cosas del personaje de ficción con otros personajes de ficción que tienen reminiscencias de personajes reales. Y es que Pablo, un entrenador de baloncesto retirado de la élite, con la vida personal bastante perjudicada, recala en un pueblo de la periferia de Madrid, allí vive con más pena de gloria, pero le surge la posibilidad de entrenar al equipo local que milita en una liga provincial, gracias a que Pepe, que fue su persona de confianza en su vida profesional, vela por él permanentemente. Pablo, por supuesto, recela de esa propuesta porque rebajarse casi es una ignominia y porque entrenar a cuatro aficionados puede ser más que contraproducente.

Con el entrenamiento convertido en casi una huida hacia adelante, Pablo nos va contando su historia, de cuando era ese técnico de relumbrón, sus cuitas en ligas, copas y competiciones europeas, también lo qué pasó con su mujer y su hijo, y lo olvidados que dejó a sus padres, con su madre consumida por el Alzheimer, en un pueblito del interior (previsiblemente cerca de Vitoria, de donde es Pablo Laso), absolutamente absorbido por el baloncesto.

Del mismo modo que con el equipo de pachanga parece que comienza a respirar, también empieza a tener un rollete que contribuye en algo a reponer el equilibrio perdido y, de algún modo, a congraciarse con su pasado y con todo lo que ha hecho mal.

Pero cuando ese proceso comienza a fluir empezarán a ocurrir extraños acontecimientos, ahí es donde la novela gira, y donde tenía un talante desenfadado dentro de la cierta seriedad del personaje, del que uno siente cierta compasión. Y al final todo tiene ese remate que es más serio que lo que el desarrollo auguraba.

En todo caso, para que no perdamos el hilo, pese al fondo serio de la novela, a cada rato está Lolaso devolviéndonos a la vida real, a la de su personaje canallesco y suelta sus chanzas, para que concluyamos en que es algo serio pero escrito en un tono general de comedia.

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