TSODE, UN PROYECTO DE MÚSICA NEW AGE CON INSPIRACIÓN EN CÓRDOBA Y ORIGEN EN JAÉN

Creo que nada me fascinó más en el inicio de 2023 en el mundo de la música que descubrir a Tsode, fue un hallazgo de esos que te impactan, de los que tienes que suspenderlo todo para reflexionar, para asimilar. Cuando escucho algo bueno suelo repetir el mismo tema y después indago; parecería de un artista internacional consagrado y de hecho miré a ver si lo conocía, pero era Tsode y lo que me ofrecía era nada menos que un recorrido musical New Age y vanguardista por nuestra Córdoba, y ello enmarcado en un genial disco denominado «Corduba: Mitos y leyendas»; en este trabajo se hace un repaso sonoro por la historia de Córdoba, desde la antigüedad hasta hoy, dando un fondo musical a los acontecimientos históricos más relevantes de una de las ciudades más importantes de nuestro país, de Europa.

Ya se me antojaba ridículo a medida que hacía prospecciones en Internet que no lo hubiera conocido antes porque lleva en el mercado casi una década y con composiciones espectaculares. Pero esperen que hay más, compositor cordobés aunque nacido en Jaén (que aunque se pueda sentir cordobés me pregunto si no será el único músico New Age nacido en mi provincia, todo un orgullo), tiene un bagaje formativo que no puede ser más ensoñador, porque Jesús Valenzuela, que es la persona que hay detrás de este proyecto Tsode, es licenciado en Historia, y creo que en el progreso de las músicas actuales tal vez sea una innovación que detrás de cada idea musical haya un soporte argumental, y el poder sentir la música evocando la historia sea un punto inexplorado y una fuente de trabajos futuros.

Es más que probable que llegara a Tsode a través de esa serie de selecciones que hago últimamente en una especie de subgrupo de la música ambiental que se denomina épica y que, de algún modo y salvando las distancias, ha tenido cierto predicamento con la banda sonora de la serie Juego de tronos.

Supongo que ser cordobés y no de Nueva York es directamente proporcional a la dificultad para ya no triunfar, sino ganarse la vida mínimamente en esto de la música New Age, y me gustaría pensar que Tsode lo está consiguiendo, y el barómetro se encuentra no aquí en España donde a estas músicas no le hacemos ni caso, sujetas a circuitos muy pequeñitos y a radios especializadas. Basta repasar los premios, nominaciones y reseñas que tiene Tsode en Estados Unidos, otro mundo para las músicas de vanguardia, para deducir que se ha hecho allí un hueco y que ese pilar es el más contundente al que se tiene que agarrar.

Igual que he mirado todos estos reconocimientos no suelo indagar en los influjos que el autor reconoce o los que otros le atribuyen, voy por libre, aunque mirando a posteriori no me he equivocado mucho. Es obvio afirmar que uno tiene influencias en su música, porque la inspiración no le viene a uno por ciencia infusa, y como seres racionales que somos nos esculpimos con nuestras vivencias conocidas. La clave de todo esto es que uno sepa impregnarse de lo bueno para ser uno mismo, con su propia identidad y ofreciendo algo distinto a lo escuchado hasta ese momento, lo cual es evidente que lo está consiguiendo Tsode con suficiencia.

Diría que Tsode respira mucho de Jarre, Vangelis o Mike Oldfield, y diría también que a mí me ha sonado también a Chris Spheeris (músico New Age injustamente tratado), a Roger Eno o a Robin Guthrie. Y aunque es coetáneo y es muy probable que ni se conozcan musicalmente tiene «ramalazos» de Hampus Naeselius (o tal vez Naeselius sí ha bebido de Tsode), al que reseñé no hace mucha en esta bitácora.

Un buen punto de apoyo es Jean-Michel Jarre el padre visible de la música electrónica en los últimos cuarenta años, y a él le debemos el mérito de ser pionero en la ruptura de eso que tanto se habla hoy del «techo de cristal», ya que trascendió de lo privado a lo comercial, fue capaz de sacar la cabeza y hacer comercial una música que no tenía letra, el concepto esencial de las músicas de vanguardia, que no era para sonar en una discoteca, o más exactamente lo que sería la música clásica del pasado evolucionada hoy día.

El influjo de Mike Oldfield no es nada desdeñable porque Oldfield también es el pionero de aunar música electrónica con rock progresivo. El británico se movió desde un enfoque multidisciplinar y siempre metamorfoseándose en esa compleja perspectiva de ofrecer un producto de calidad, con tintes comerciales pero siendo distinto a la vez a lo que se promocionaba durante décadas en las grandes cadenas de radio generalistas y en el panorama musical. El ascendente de Mike Oldfield en Tsode es su propia denominación del proyecto, esto aparece en su web y no está desmentido, por lo que hay que darle tintes de veracidad; TSODE serían las iniciales del disco, genial por otra parte, The Songs Of Distant Earth (Las canciones de una Tierra distante, en traducción libre).

Jesús Valenzuela o Tsode nació en 1979 y aunque en su biografía se destaca que ya hacía sus pinitos en el mundo de la música desde bien joven, no fue hasta 2014 cuando consiguió hacer la banda sonora del videojuego «Ridicubous» y al año siguiente de otro videojuego, ese fue el pistoletazo de salida, desde entonces nos ha ido ofreciendo cerca de una decena de discos de estudio, muy bien elaborados todos, deliciosos, exquisitos y que rezuman unos bárbaros conocimientos musicales y especialmente una impresionante sensibilidad para plasmar su inspiración en lo que luego llega a nuestros oídos.

En ese recorrido discográfico Tsode también ha sido muy versátil, creo que con la franca intención de no estancarse, de seguir rebuscando en su interior, y ampliando sus fronteras, como una manera de satisfacerse a sí mismo, pero también con la dimensión de un proyecto que ha de seguir creciendo y reinventándose a cada poco. Una evolución que se va apreciando y que en el futuro estaremos expectantes por ver hacia dónde avanza. Esa sinergia de estilos que es una clara evidencia de su mutabilidad se aprecia en proyectos musicales donde ha contado con la colaboración de otros músicos y cantantes muy reconocidos, así como mediante determinados temas con letra en una especie de pop-rock progresivo pero donde se da más trascendencia a la música.

No es muy edificante que un artista con el nivel que yo percibo de Tsode no tenga la suficiente repercusión, ¿cuánta gente de Córdoba lo conocerá?, ¿y de Jaén, aunque sea por el simple hecho de´que allí tuvo su cuna? Me gustaría que triunfara, que fuera famoso, que hiciera esa ruptura de la que pocos pueden presumir, ¿por qué no?

Curiosamente tuve un contacto con él personalmente hace unos meses, una mera anécdota para una persona anónima como yo y exenta de interés más allá de la afinidad que tengo con estas músicas desde que era joven; y me dio cierta pena porque en sus redes sociales comunicó que la inspiración había dejado de llamar a su puerta y yo le animé a que perseverara. Recientemente ha publicado que tras diez meses vuelve a componer, ¡que las ideas comienzan a revolotear en su cabeza, fantástico!

Esto me obliga a reflexionar acerca de lo complicado que un proyecto de calidad sea anímicamente rentable y también económicamente, no nos engañemos. Se habla tanto de la ansiedad de los deportistas y cómo tienen que parar, pero quizá hay gente a nuestro alrededor que por una multitud de factores no se encuentran con el ánimo de llevar a cabo el quehacer diario, eso es frustrante y alienador, ojalá que Jesús Valenzuela sea reconocido y que nos siga deleitando con su música que es un placer paladearla, y yo que lo vea, y si algún día lo conozco en persona, en vivo y en directo, es decir, tocando, pues miel sobre hojuelas.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Acertadísimo análisis. Felicitaciones por la reseña (casi semblabza) de TSODE.