LOS MISERABLES, EN UNA SERIE DE TVE DE 1971

Tan archiconocida es esta novela que me he dicho en más de alguna ocasión «algún día, algún día», y no, ya sé que ese día no llegará porque me va a faltar tiempo en esta vida para leer todo lo que me gustaría, así que a falta de pan... siempre hay buenos recursos para acercarte aunque sea resumidamente a lo que el talento del genial Victor Hugo nos dejó para la posteridad hace ya más de un siglo y medio.

«Los miserables» pasa por ser una de las novelas más leídas, si no la primera, en lengua francesa, y obviamente al ser un icono de la literatura universal se ha traducido a infinidad de idiomas. Una extensa novela que representa, aparte de un contenido novelesco bien hilado e interesante, toda una crítica hacia la sociedad de su época, pero sobre todo hacia la identidad del ser humano.

Resulta que en 1971 Televisión Española realizó una adaptación de la novela en diecinueve episodios, una joya que permanecía inédita para mí y que descubrí en este verano; la propuesta me cautivó y vi que era una magnífica oportunidad de llegar a este insignia literaria aderezada también con el acercamiento a la televisión que se hacía en España hace ya más de medio siglo, cuando yo era un niño de pañales.

Lo cierto es que aunque es una serie de televisión, por los medios de la época, está hecha en estudios y apenas hay exteriores, con lo que da la sensación de que es una especie de serie de teatro en esta adaptación de su director José Antonio Páramo. Aparte está producida en blanco y negro, aun cuando en la época ya había posibilidades de hacerla en color.

Por esa limitación de medios y por el formato constreñido de la misma, con esos diecinueve capítulos de unos veinte minutos de duración, el resumen de una novela tan extensa es más que obvio, y es algo que se puede apreciar considerando que, según las ediciones, tiene no menos de mil páginas, con lo que hay muchas subtramas y pasajes que aquí no se encuentran.

En todo caso me valen estas varias horas para tener un conocimiento certero, mucho más que el que por lógica tenía antes, de lo que es esta novela, de su trama y de sus personajes principales; en algo me voy a detener acerca de lo que cuenta pero también en los actores de esta serie española como homenaje a una producción de calidad, que lo era, pese a los rudimentos de la época.

Podemos decir que hay dos personajes principales en la obra, así lo he entendido yo, por una parte la figura sobre la que gira todo, Jean Valjean, un miserable en sí mismo, que por su más que humilde posición social de joven no tiene otra cosa que robar lo justo para sobrevivir, y eso le lleva a la cárcel, donde se tira un montón de años. Cuando sale sigue cometiendo fechorías, aunque obtendrá de un religioso al que le ha robado una gran lección de humanidad, la cual le hará cambiar de rumbo.

Reconvertido en un hombre de bien, Valjean es ahora el señor Madeleine, empresario exitoso y justo, así como alcalde de su pueblo. En una época de muchas penurias e inestabilidades sociales, mitad del siglo XIX, el ser humano se revela como un ser ruin y egoísta, solo movido por sus propios intereses, lo que probablemente es el mensaje más trascendente de la novela, y ese el contrapunto de Valjean, un hombre bueno que emergió de las cenizas. Tan implicado está en hacer el bien que no ceja en el empeño de adoptar a la hija de Fantine, una pobre diabla que trabajaba en su negocio de bisutería, haciéndola hija suya.

El enemigo de Valjean es el inspector Javert, un ser despreciable, cuya obsesión es atrapar al prófugo Valjean, y lo conseguirá pero porque Valjean no soporta que alguien entre en la cárcel en su nombre y que no es culpable de nada.

Pasarán años y notables vicisitudes en las que Valjean seguirá prófugo y su hija adoptada, Cosette, crecerá y se convertirá en una bella joven, objeto de miradas de muchachos de buena posición, enamorándose de Marius.

Francia atravesará una especie de revueltas (Insurrección de junio de 1832 en París) y Marius estará inmerso en las luchas del pueblo contra la autoridad, resultando supuestamente muerto y siendo rescatado por Valjean y entregado a su abuelo, que no deseaba la relación con Cosette.

Casi resucitado, Marius se congraciará con su abuelo y este permitirá el matrimonio. En el final Valjean revelará su auténtica identidad a su yerno.

Y, en fin, todo esto, como digo, de manera muy esquemática. Pues bien, esta serie tiene las limitaciones del tiempo en que se hizo, pero tiene grandísimas interpretaciones, por eso casi pongo más el acento en que son actuaciones teatrales más que televisivas.

Pepe Calvo como Valjean y José Guardiola como Javert son actores magníficos que llenan las notables deficiencias de la serie. Deficiencias que yo centraría en largas escenas en las que salen los actores caminando sin decir nada, en planos secuencia aburridísimos, y donde hay una sucesión de semblantes.

Hay también en la serie escenas de luchas en la calle, bastante pobres y escasamente creíbles en su interpretación, hechas imagino por voluntarios y de una forma poco profesional.

Como actores reconocibles para mí aparecen un joven Quique San Francisco y también Teresa Rabal en el papel de Cosette.

Ya digo que obviando los defectos de la serie, a mí me vale, me ha valido para poder decir que puedo hablar de «Los miserables» y saber qué nos quiso trasladar Victor Hugo, una novela que seguirá leyéndose en el futuro, como documento literario y como testimonio histórico.

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