LOS DEPORTES DE PLAYA, ¿SON MODAS O VAN EN SERIO?

Los deportes evolucionan al ritmo de los tiempos y es evidente que hay modas, y hay, pues, deportes que por lo que sea están en boca de todos, que alcanzan su cénit y decaen, así como otros que están por llegar. Recuerdo por ejemplo que hace veinte o treinta años hubo un boom con el squash y ahora creo que resisten pocas pistas de este deporte, al menos en España, al igual que esto el pádel lleva una década siendo un deporte muy popular y no sé si con el tiempo también se resentirá esta tendencia.

Lo cierto es que mucha de esa evolución, de lo que se va poniendo de moda, termina de algún modo aterrizando en el programa de unos Juegos Olímpicos, no es desde luego fácil pero no imposible, así a bote pronto, se requiere una implantación sólida en más de tres o cuatro continentes y un número de países mínimo donde tiene acogida dependiendo de si la disciplina es practicada por féminas u hombres.

Ya en Tokio 2020, aunque se celebró por la pandemia un año después, se le dio un firme impulso a los deportes de calle, con el skateboard, el baloncesto 3x3 o la escalada en rockódromo; en París 2024 tendremos el breakdance, así como suena, yo no lo veo como un deporte, porque entonces podríamos meter los bailes de salón o cualquier especialidad de bailes acrobáticos, pero en fin.

Esa permeabilidad del movimiento olímpico hacia lo que se cuece en la calle puede ser más que valorable siempre y cuando esto no pase de ser una moda; a este respecto tengo que señalar que sin ser deportes de moda sí que hay una tendencia creciente hacia los deportes de playa que van teniendo progresivamente más presencia en nuestra cotidianidad y, por ende, en los medios de comunicación.

Hasta ahora el único deporte olímpico de playa propiamente es el voley, desconozco si fue el primero que nació en las finas arenas litorales, desde luego sí que fue hábil su Federación para hacerse ese hueco en el programa olímpico y desde hace ya unas décadas.

Con los deportes de playa se cumple también una tendencia de la evolución de los deportes «actuales», el de que tienen un aspecto desenfadado, casual, como exento de tensión. En el voley los deportistas juegan medallas con la indumentaria del que va a echar un día en la playa, su gorra, su bañador o bikini y hasta sus gafas de sol (que en muchos otros deportes al sol se podrían llevar gafas pero en este las llevan todos). Aparte de ello, el ambiente se nutre con música a muchos decibelios entre punto y punto, comentaristas a todo pulmón, gente en las gradas que parece estar en una fiesta y proliferación de publicidad de iconos veraniegos…, o sea, que es un deporte pero también un espectáculo, y la mezcla sale bien.

Y es evidente que este no es el único deporte de equipo que se practica en la playa, y dicho esto, casi se puede practicar cualquiera que se juega en una pista. Tal vez junto al voley el más conocido sea el fútbol, como no podía ser de otro modo, y créanme que cuando lo veo pienso que el fútbol es de lo menos apetecible de practicar en la playa y donde la táctica de equipo está manifiestamente minimizada ante la técnica individual, básicamente el equipo que tiene los jugadores más habilidosos es el que tiene más posibilidades de llevarse el gato al agua.

En la arena de playa existe un elemento limitador y es el propio espacio físico, la arena se moldea a cada pisada, por tanto, el escenario es cambiante, así que el uso del bote es residual o inexistente; y ese es el gran condicionante de los deportes de playa, cuanto más necesario sea el bote más limitada estará su práctica, que es tanto como decir su desarrollo, su proyección y, en consecuencia, su éxito.

A este respecto cabe señalar que si en sus orígenes cualquier deporte de playa era una extensión más del deporte de pista, la mayor profesionalización de estos deportes ha hecho que los deportistas se especialicen cada vez más en estas disciplinas. Cuando nació el voley uno veía jugadores que había visto en la pista, ahora ya los profesionales a lo mejor han estado en la pista en su etapa de formación, pero su vida profesional está centrada en la arena. Del mismo modo, ocurría con el fútbol playa en el que veíamos curiosamente cómo jugadores que habían terminado su carrera profesional añadían unos años más para ir desacelerando dándole unos toques al balón en la desigual arena aprovechando su calidad individual, hoy eso no ocurre.

Es posible que como moda o como resorte provocado por esos deportes, otras disciplinas indagaron la posibilidad de hacerse playeras con una adaptación de sus reglas. Yo como he bebido técnicamente de un deporte por encima del resto como es el balonmano tengo que decir que la adaptación de este a la playa es de las mejores conseguidas, es ágil, atractivo, espectacular, con mucho menos contacto físico que en la pista y está llamado a crecer sustancialmente y creo que viviremos para verlo en unos Juegos; es más, diría que su propagación está siendo mayor en países donde no existía una tradición balonmanera en la pista. Y, el balonmano playa, por cierto, también se alimenta de los mismos resortes del espectáculo del voley playa, estética casual, música a «to’ cebolla», árbitros que giran sobre sí mismos para otorgar un gol y casi se percibe la sensación de que cuando pierdes tampoco te estabas jugando tanto, es como un juego, como el juego o la pachanga que hacíamos en la calle.

Otros deportes de playa tal vez menos conocidos para mí y creo que para la opinión pública son el rugby playa, donde obviamente las reglas pasan por un mayor dinamismo, menores contactos y fases de juego continuas que rompan con la habitual tónica del rugby tradicional donde hay muchos parones y períodos de juego muy estáticos y destinados al desgaste de las escuadras. No está muy desarrollado.

El tenis es otro deporte con su vertiente arenera, casi venía dado, es decir, que si jugar a las palas es el deporte por excelencia en nuestras playas a la par que andar por la orilla, cómo no iba a tener su traslación. Sin embargo, no ha tenido tanto predicamento como los que hemos referido hasta ahora, ni tampoco tiene un correlato espiritual propiamente con respecto a las clásicas palas, porque es evidente que hay una red, se juega por parejas y es una mezcla de pádel, voley y tenis; ya digo que, bajo mi punto de vista, no está tan conseguido pero tal vez habrá que darle tiempo.

Puestos a pensar en deportes icónicos de equipo nos falta en esta ecuación el baloncesto. El baloncesto como gran segundo deporte de equipo a nivel mundial ha explorado múltiples posibilidades, no solo el callejero 3x3 que ya hemos referido y que es olímpico, sino una espectacular versión que se juega con camas elásticas. En el baloncesto playa partimos de un problema obvio y es que no se puede botar el balón, en un deporte donde el bote del balón es intrínseco a su práctica. De algún modo pasa igual con el balonmano, pero el hecho de que en balonmano el juego en pista permita tres pasos sin botar abre las posibilidades hasta el punto de que estadísticamente se bota menos en balonmano que en baloncesto. Con este serio hándicap el baloncesto playa, que lo he visto como un 3x3 en una sola canasta o en un 4 contra 4 en dos canastas pero con un terreno de juego más limitado es un deporte menos dinámico que el de la pista y eso está limitando su carisma, tanto que ver su práctica lo asemeja mucho a un deporte un tanto raruno del que yo hice en su momento una reseña en esta mi bitácora, el korfbal.

Más deportes colectivos de playa, pues el béisbol, este no tiene demasiados problemas de adaptación, salvo que se utilizan bolas de poco peso que no permitan un vuelo muy largo, porque los deportes de playa se destacan por su reducción de espacio con respecto a sus referentes en pista. No obstante, a día de hoy no se le aprecia demasiado recorrido.

Por culminar este paseo por los deportes de playa y casi por repasar los deportes colectivos de exterior más significativos, aunque parezca increíble hay una versión de playa para el hockey, y reitero lo de increíble, porque si ya hemos acentuado que la arena frena todo lo que toca y casi hace imposible que ruede una pelota en línea recta, por eso en el fútbol apenas hay regates y se intenta mucho juego aéreo o en una posición estática donde el jugador puede controlar el balón en un palmo y acomodárselo, pues en el hockey mala solución tiene, pero aun así lo que he visto es un deporte que puede tener sus posibilidades, el balón es tipo balonmano y el stick un poco más pequeño.

Y aunque no lo he visto, valga como pequeña broma, el golf, aunque es un deporte individual, no tendría mucho sentido en una playa, porque sería estar jugando en un búnker todo el rato; claro que sería una buena forma de entrenar cuando uno está en apuros en un campo de verdad.

Los deportes de playa nacieron como una diversión casi veraniega para aquellos que no querían perder el hábito de la práctica en las largas jornadas estivales en un ambiente desenfadado como es el de los litorales marítimos, y lo que empezó como un juego va haciéndose su hueco en el profesionalismo y ya abrió la puerta del olimpismo, ¿seguirán otras disciplinas el mismo sendero?

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