FILATELIA, UNA PASIÓN PARA MINORÍAS

La afición por coleccionar, otra de mis grandes pasiones, pero no ese afán compulsivo de almacenar objetos suntuarios, o contar con colecciones compradas a golpe de talonario para disponer de ellas únicamente de cara a la galería y para segregarse socialmente, no.

Mi amor por el coleccionismo es más mundano, es más barato y, sobre todo, tiene el fin de entretenerme, de ocupar mis ratos libres, de proporcionarme un orgullo privado y anónimo, y ello porque esta es otra de las facetas de esta vida que escasamente despierta la admiración de las masas.

Y bueno, quizás alguien pueda opinar que el coleccionismo es muy popular, y casi toda persona ha coleccionado o colecciona algo a lo largo de la vida; pero los que ya tenemos una cierta edad y mantenemos ese gusto, es decir, los fijos, los de siempre, ya no somos tantos.

Y si ya nos centramos en las diferentes clases de coleccionismo, parecería que nos adentramos en otra aventura minoritaria; porque a mí lo que me tira es la filatelia. Siempre recuerdo cómo la filatelia llegó a mi vida y añoro aquella década de los 70 cuando salía del Colegio San Joaquín de Linares, y en auténtica pelea con otros compañeros recorríamos diferentes empresas de la localidad para que nos facilitaran los sellos de Correos que les habían llegado en el reparto diario. Entonces llegué a conseguir varios años completos de España en usado (matados); era la época dorada del sello, cuando no había correos electrónicos, ni las agencias privadas de transporte estaban muy desarrolladas, el sello lo era todo.

Con el paso de los años y mi travesía por la juventud dejé aparcada esta afición, y todavía estoy recuperando sellos de esos años de desenfreno y lógico pavo adolescente.

Una vez que mi situación laboral se estabilizó, rescaté esa afición y ya nunca me ha abandonado ni me abandonará. En este transcurso han pasado muchas cosas y buenas, he podido ampliar mi colección, he podido gastarme algo de dinero y, últimamente, he conocido a un grupo de gente que comparte esta afición y que hace que no me sienta un bicho tan extraño.

Antes de hablar de este grupo y esta gente me gustaría hacer un paréntesis, porque en el anterior párrafo aludía al gasto de dinero que hay que desembolsar. La filatelia es algo conocido para todos en su base, pero desconocido para la mayoría en su fondo; y explico este planteamiento. Todo el mundo sabe lo que es un sello, pero pocos saben lo que cuesta un sello. Sobre este esquema se formó en España hace unos años una serie de empresas de inversión que garantizaban beneficios por la adquisición ficticia de colecciones de sellos (Afinsa y Fórum Filatélico) y de la resolución de esta historia ya sabemos todos lo que pasó. Lo único que quería señalar a este respecto es que pocos filatélicos picamos en este embolado y que la filatelia es una afición muy barata a nivel normal, pero es que si uno quiere coleccionar a mayor nivel tampoco debe hacer un desembolso exorbitante, por ejemplo, adquirir todos los sellos españoles de la historia no debe irse más allá de los 30.000 euros.

Y ahora lo bueno, hace un par de años conocí por mor de mi propia relación laboral a las personas que representaban el Grupo Filatélico Virgen del Carmen de Jaén, y me dieron una vuelta de tuerca en mi pasión por la filatelia. Encontré a personas cordiales, coleccionistas con una concepción moderna de filatelia, y aficionados como yo a este mundo de una edad similar a la mía. También hay filatelistas de la vieja escuela, coleccionistas de toda la vida, hombres entrañables en la madurez de su existencia que se desviven por este auténtico arte y nos dan impulso y sentido a los más jóvenes para perseverar en este afecto por el sello y el mundo postal.

Este Grupo del que formo parte, se reúne cada dos semanas en la Biblioteca del Instituto Virgen del Carmen de Jaén, y allí cambiamos sellos, información, cultura y sobre todo amor por lo que nos une; apenas con dos o tres euros uno se puede traer un buen puñado de sellos de todo el mundo. Sellos pegados al papel del sobre para el que se utilizó sellos, que nos evocan que detrás de cada trozo de papel coloreado hay una persona que se comunicó con otra para cualquier cosa; sellos que garantizan horas de entretenimiento y contacto con cualquier faceta de la existencia humana, porque los sellos representan todo.

Por hoy ya está bien, otro día profundizaré más en esta afición y en otros coleccionismos, porque cuando uno colecciona algo, lo normal es que se envicie en acopiar otro tipo de objetos.

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