STRATEGO ES, SIN DUDA, TU JUEGO

Ya lo he comentado en alguna ocasión que tengo una razonable deriva sentimental hacia los juegos de mesa. La época, como también apunté la semana pasada, es propicia para sacar estos juegos de baúles, armarios, estanterías y pasar agradables horas con amigos y familia.

Por otro lado, se acerca la Navidad, momento de celebraciones, dispendios y regalos, ¡ay, cuánto sufro con los regalitos! Sí, porque soy bastante malo para regalar, nunca acierto y no lo paso bien en esos días frenéticos y cruciales en los que tienes que ir a la caza y captura de los múltiples regalos navideños. ¡Cuánto bien hizo por el mundo el “amigo invisible”!

En fin, yo continuaré con mis problemas existenciales hasta que las vacaciones navideñas nos digan adiós y haya fracasado una vez más en mis elecciones de obsequios y agasajos. Por si acaso a alguien esta en mi misma tesitura, me atrevo a sugerir un juego de mesa muy interesante, que hará las delicias de grandes y pequeños, siempre y cuando, eso sí, los destinatarios tengan gusto por este tipo de juegos, es decir, los de toda la vida, nada de tecnología punta.

Es curioso porque hace apenas tres o cuatro años, estaba buscando el juego que hoy traigo a colación, “Stratego”, todo un clásico de mi niñez y adolescencia, cuando mi compañera de trabajo y buena amiga Eva Ruiz, me lo localizó en Linares y a un precio muy asequible. Así que fui raudo a conseguir este añorado juego.

La selección del título de hoy para este articulillo no es gratuita, y es que el anuncio de la tele de hace cerca de tres décadas (que también en aquellos años nos machacaban en televisión con publicidad de juguetes en la previa navideña), tenía el siguiente eslogan: “Stratego es tu juego”.

Nunca tuve este juego de niño, pero sí que recuerdo haber jugado bastantes veces; era relativamente conocido entre niños y adolescentes. Tengo un recuerdo gratísimo de una tarde que estuve jugando en Begíjar con un amigo de la infancia, Víctor, fue el 21 de diciembre de 1983, ¿por qué me acuerdo? Pues porque ese día decidimos velar armas divirtiéndonos con la estrategia militar, hasta el choque decisivo e histórico del España – Malta en Sevilla, sobran los comentarios.

Pero, ¿qué tiene Stratego? Unas características que lo hacen sumamente atractivo: reglas fáciles, partidas rápidas, mucha acción y diversión asegurada. En un tablero se disponen dos ejércitos de cuarenta hombres cada uno. Cada ejército tiene su cuadro de mando perfectamente definido, es decir, quién manda sobre quién, quién es más fuerte y lo que es más importante en el cuerpo a cuerpo a qué rival vence. Pues tan fácil como saberse el escalafón, o más fácil aún, las piezas van numeradas y el 10 (el mariscal) gana a todas las demás, el 9 a todas las inferiores y así sucesivamente. En caso de empate en el grado militar, ambas piezas se eliminan. Por supuesto, cada jugador desconoce la situación de las piezas del rival (sólo se ve la espalda siempre igual de cada uno de los miembros del ejército) y se va teniendo esa información a medida que avanza el juego, pues a cada ataque hay que mostrar, darle la vuelta a la pieza, de quién se trata.

Y poco más, hay un par de reglas especiales, como que hay bombas inamovibles en el terreno que sólo pueden ser desactivadas por los minadores, y que el espía, un individuo de un grado bastante bajo tiene la excepcional facultad de poder matar al mariscal.

Por último, y lo más importante, el objetivo del juego es conquistar la bandera rival, también inamovible. Con estas premisas, los jugadores disponen sus piezas estratégicamente (lo que le da lógica al nombre del juego) de acuerdo con un plan mental, con el fin de preservar la bandera, defenderla, pero tener también piezas bien colocadas para poder atacar al enemigo y lograr la victoria, o sea, su bandera.

Como digo, las reglas son muy sencillas, hay que pensar mínimamente, acordarse de cuáles son las piezas enemigas que ya se han mostrado, para atacarlas con una pieza de escalafón superior; observar qué piezas se han quedado aisladas, inmóviles, ya que pueden ser las bombas, o más importante aún, la bandera.

Puedo asegurar que niños y jóvenes con los que he podido jugar recientemente, es decir, desde que me compré el juego, han disfrutado muchísimo del mismo; por eso esta es mi humilde recomendación para un buen presente navideño.

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