TU PROPIO SELLO, ENTRE LO SENTIMENTAL Y LO CAPRICHOSO

Como siempre digo, más o menos todo el mundo colecciona algo, y las colecciones de sellos, por más que sean el tipo de coleccionismo más popular y con más adeptos, no deja de ser una pasión para minorías, propia de bichos raros, de ratones de biblioteca decimonónicos...

Dicho esto, en este país donde la cultura no es moneda de cambio y avanzamos hacia una sociedad de lo chabacano, de lo zafio, de lo inmundo; el sello, la filatelia, no podrían estar al margen y no pasan por su mejor momento. No contribuye, en este sentido, el ente público encargado del servicio postal universal en España, a que haya una mínima divulgación y atracción hacia este bella forma de coleccionar, pues sus acciones son muy limitadas y de poco calado.

En nuestro país, hace ya años que Correos pasó a ser la Sociedad Estatal Correos y Telégrafos, S.A. para desvincularla directamente del Estado. Es y sigue siendo (hasta que las privatizaciones de los servicios postales marcadas desde la Unión Europea, obren un laberinto de dimensiones inimaginables), el órgano encargado de proponer a dicho Estado la emisión de sellos y otros signos de franqueo.

Por abreviar, todo el mundo identifica perfectamente a Correos con independencia del organismo gestor que haya detrás; y es una Comisión encargada de programar las emisiones de sellos la que se dedica a estudiar propuestas, acontecimientos futuros, reconocimientos... No pocas veces sus decisiones generan polémica, por acción (conmemoran un hecho muy puntual o poco conocido) o por omisión (no se acuerdan de efemérides de gran seguimiento por la opinión pública).

Con la planificación anual de esos sellos, esta se manda a los diseñadores de la Fábrica Nacional de la Moneda y Timbre, esa simpática empresa en la que trabajan los que hacen los billetes y las monedas que usamos a diario. Estos diseñadores van dando bandazos entre la cal y la arena. Realizan bellos diseños y otras veces, permítaseme la licencia, “la cagan” acuden a Internet para valerse de algún diseño existente en la Red, y plasmarlo en un sello. El caso más sonado ocurrió el pasado año cuando tuvieron la caradura de “tomar prestada” la foto de una mariposa del blog de un fotógrafo aficionado, en concreto de la web www.eldruida.net.

Pero por si fuera poco la falta de esmero de unos y otros, de la FNMT y de Correos, bajo el prisma de la aparente dirección con criterios de calidad de Correos, fluye el subyacente interés empresarial, lógico por otra parte, o sea, el del dinero, el del vil metal, el de recaudar más y mejor. Así, Correos siguió la moda de otros servicios postales extranjeros y hace unos pocos años vio la luz el novedoso producto del “sello personalizado”.

Con el nombre comercial de “Tu Sello”, Correos le ofrece a cualquier ciudadano diseñar su propio sello en un formato predeterminado, pero con cualquier imagen, dibujo o fotografía, y mandarlo a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, que se encargará de imprimirlo en un pliego de veinticinco unidades (es el pedido mínimo), y mandárselo a su casita. Se trata de sellos de curso legal, perfectamente válidos para cartearse en el territorio español, pues son marcados con la tarifa A.

La gran diferencia estriba en el precio de este sello originalísimo, y es que si vamos a un estanco por un sello de tarifa A pagas 0'35 €, por este pagas un euro por cada unidad (veinticinco euros el pliego).

El trasfondo de este producto postal era en su raíz un instrumento quizá de poco peso, para sanear la cuenta de resultados de Correos, especialmente porque se vende como una forma de que las empresas contribuyan a fortalecer su imagen comercial, por ejemplo, mandando todas sus cartas con sellos personalizados en las que aparezca el logotipo de las mismas.

En la realidad, la escasa publicidad del producto, ha hecho que este sea un recurso para los filatélicos, que ven colmada su necesidad de rememorar algún acontecimiento local, alguna efeméride...

Sinceramente a mí no me termina de convencer esto de los sellos personalizados, en principio, porque creo que no contribuye a enriquecer ninguna colección, y ello porque terminan siendo sellos privados, de uso público eso sí, pero de los que no existe ni puede existir, ningún catálogo. Y, en segundo lugar, porque considerando la amplia libertad que existe para hacer tu propio diseño, casi se pervierte el concepto tradicional de sello, porque uno podría tener el poco gusto de fotografiar, por ejemplo, el váter de su casa, hacerlo sello y mandárselo a los amigos para felicitarle la Navidad.

Existen algunos condicionantes en los diseños, como que la imagen no sea ofensiva (¿el váter lo sería?), que no sean de personas vivas, aunque se permite a la Familia Real y a personajes de relevancia notoria en nuestro país y, por supuesto, respetando siempre los derechos fundamentales de las personas.

En la práctica, la circulación de estos sellos es ínfima, yo nunca he recibido ninguno, esencialmente porque los que piden este producto a Correos, no lo hacen circular, se lo quedan sin sellar, o a lo sumo con el matasellos conmemorativo correspondiente en un sobre especial, todo ello para dejarlo en sus colecciones para uso y disfrute propio, y de los pocos que alguna vez vean alguna muestra filatélica. Sólo he visto por ahí algún sello, seguro que algún amante de la filatelia, acompañando el sobre de invitación de boda de sus hijos Mariano y Leovigilda.

Le he estado dando vueltas en estos días a ver con qué ficción de “Tu Sello” ilustraba este articulillo, pensé fotografiar el váter de mi casa, pero me pareció de mal gusto; después valoré ponerme a mí mismo haciendo el ganso, pero no quería estropear el blog; y, por último, he optado por recuperar una foto de la primavera pasada en la que floreció este bello tulipán en el jardín de mi casa. Bueno, es una muestra de lo que se puede hacer, pero que cada cual podría proponer su diseño original, el de la boda de su hija, el escudo de su club de balonmano, un atardecer romántico en la playa o a su mascota durmiendo en su regazo, tan simpática ella…

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