LEGAZPI Y SOROLLA, DOS SELLOS CON VALOR


Desde luego que ni los inversores de Forum Filatélico ni Afinsa tenían que ver con el mercado de la filatelia, y a la par el mercado filatélico no sufrió la más mínima injerencia ni presión en sus transacciones y en su libre proceder con la existencia de estas dos empresas; básicamente nada tenía que ver lo uno con lo otro. De hecho, la mayoría de los filatelistas algo avezados en este arte – pasatiempo no invirtieron a través de estas, conocedores de cómo se mueve este mundillo. No quiero que se me malinterprete con esto, pues tengo familiares que fueron afectados y parecía una inversión seria, de futuro y con interesantes dividendos, pero ocurrió lo que ocurrió y siempre me pregunto, cuántas estafas vemos cada día, delante de nuestras narices y ni las autoridades ni nadie hacen nada, antes de que la pelota se haga muy gorda.

Esto viene a colación porque las características del mercado filatélico, al menos las del nacional que es el que yo conozco son bastante simples. Los sellos desde 1950 hasta nuestros días tienen un escaso valor, imagino que con poco más de 3.000 euros se podrían tener todos en nuevo, y los que verdaderamente tienen un valor sustancial son los del denominado Primer Centenario, es decir, desde el primer sello (de Isabel II) que comenzó a circular en España hasta ese 1950.

La revalorización de los sellos podríamos definirla como muy lenta aunque segura. A día de hoy la demanda la marcan los propios filatelistas, pues difícilmente alguien al margen de esta afición se dedica a comprar directamente a un filatelista con fin inversor. Es tan lenta que es obvio que en el mercado financiero hay productos que tienen mayor rentabilidad y es segura porque, en principio, la demanda perdurará en el tiempo, espero que siempre, pues siempre aunque limitado en su número (somos unos 200.000 en nuestro país), habrá coleccionistas presentes o futuros dispuestos a comprar sellos.

Hay algunas excepciones en cuanto al escaso valor de los sellos contemporáneos de España, o sea, desde 1950 hasta hoy, uno de ellos es un sello, bastante feo por cierto, de un viaje a Canarias que hizo Franco en ese año, además sobretasado (con una burda inscripción encima del original) y entre otros los dos sellos de una misma serie de los que voy a hablar hoy porque me traen buenos recuerdos, se trata de los sellos de “Legazpi y Sorolla”.

La mayoría de los buenos filatelistas seguro que han oído hablar alguna vez de estos sellos y yo los tuve una sola vez en mi vida en mis manos, precisamente cuando era un jovencito y comenzaba a aficionarme sobre finales de los 70 e inicios de los 80. Por aquel entonces, mis compañeros de aula en el Colegio San Joaquín de Linares empezamos a pedir sellos matasellados a todo el mundo, a familiares, a empresas, a Correos.

No obstante, lo que empezó siendo una afable costumbre escolar se terminó convirtiendo en una desatada guerra por ver quién llegaba primero a la salida del cole, a los comercios y negocios que tenían preparados los sellos que había dejado la correspondencia de esa mañana (entonces había pocas empresas de transporte urgente, y toda transacción postal tenía sus sellos postales dentados bien pegaditos). Y es que parecía que ya toda la clase coleccionaba sellos, y éramos demasiados pollos picando en el mismo corral. De hecho, recuerdo que el límite llegó el día en que esa guerra era tan encarnizada, que salimos cerca de una decena de críos tan atropelladamente de clase, que por las escaleras empujamos o tropezamos con un compañero que estaba en las escaleras y rodó un poco. Al día siguiente, nuestro tutor D. Daniel Castro (gran profesor y mejor persona) organizó un juicio en clase para buscar los culpables. Creo que ese incidente fue el punto de inflexión para este pasatiempo que se había tornado peligroso y a partir de ahí, todo volvió a la normalidad, y al tiempo sólo éramos dos coleccionistas serios los que quedamos, mi compañero de pupitre Antonio Lizán y yo.

Era una época en la que todavía íbamos a clase por la mañana y por la tarde. Si las mañanas eran para recoger sellos en comercios, las salidas de clase por las tardes solían tener un destino común, una especie de santuario de los filatelistas principiantes, se trataba de un comercio singular llamado “Nuevas Sederías”, en plena Corredera de San Marcos de Linares, un negocio familiar regentado por un entrañable y educado hombre de mediana edad que destilaba cariño hacia los niños que se acercaban a su mostrador para preguntar por tal o cual sello.

De algún modo, él fue mi maestro en este mundo de la filatelia, me enseñó lo que era un catálogo, la diferencia entre un sello nuevo y otro matasellado, lo que era una charnela, lo que era un filoestuche. Este hombre del que no logro recordar su nombre tenía mucho tiempo para dedicar a todos los que nos acercábamos por allí, y es que en su comercio en el que vendía mantelerías, mantones de Manila y ropa de hogar de una cierta calidad para la dote matrimonial, no entraba nunca nadie. No sé, quizá vendía por las mañanas, o vendía poco y como se trataba de artículos de mucho valor con hacer unas pocas ventas al mes ya le daba para vivir, o tenía dos negocios en uno. Sí, porque este hombre habría cualquier cajón de sus estanterías y en vez de sacar una tela, sacaba un álbum de sellos, y acumulaba por todos los rincones material filatélico.

En una de esas ocasiones que lo visitaba, me enseñó los sellos de “Legazpi y Sorolla”, una serie que se emitió por la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre en 1953, ambos sellos destinados al correo aéreo, el de Legazpi con un valor facial de 25 ptas. y el de Sorolla de 50 ptas., que por las razones que ahora trataré de explicar se habían convertido en una pieza soñada para los buenos coleccionistas. En aquella época en la que este hombre me enseñó los sellos, estos estaban destinados a su venta, creo que ya la tenía apalabrada, y el precio de la transacción, unas nada despreciables 100.000 ptas. de 1980.

Retomando con lo que decía al principio, si quisiéramos comprar hoy día estos sellos, y a Internet me remito, seguro que podemos encontrar a alguien dispuesto a vendértelos por no más de 800 euros; de ahí que pueda concluir con que los sellos se revalorizan pero muy lentamente, con lo que en Bolsa encontraremos valores que seguro que crecen mucho más rápido.

¿Qué ocurrió para que estos dos sellos tengan un valor tan alto cuando en 1953 se podrían haber comprado en un estanco por 75 ptas.? Quizá no exista una sola razón para esto. Para empezar tuvo una tirada limitada, oficialmente 200.000 ejemplares, aunque puede que a la hora de la verdad no fueran tantos, de lo que dijeran las autoridades postales hace tantos años se puede dudar. Por otro lado, es posible que tampoco se pudieran comprar en un estanco con facilidad. Manejo la hipótesis de que siendo una tirada más corta que las que se hacían en aquella época, los coleccionistas los buscaron con ansiedad y se apropiaron de ellos, y prácticamente no llegaron a circular ambos sellos, es decir, que un porcentaje mínimo terminó pegado en una carta y matasellado debidamente. De hecho, en Internet hay pocas ofertas de “Legazpi y Sorolla” usados, con lo que en teoría, por su escasez, matasellados debieran valer más.

En fin, yo me considero un coleccionista por diversión y, en ningún caso, veo la filatelia ni como inversión ni como negocio. No albergo la esperanza de tener en mi colección dichos sellos, me considero un modesto filatélico sin aires de grandeza y le dedico tiempo a esta afición porque me divierte y me entretiene, por lo que me parecería impropio tener dos sellos de lujo para mi enorgullecimiento.

En fin, el propietario de “Nuevas Sederías” murió prematuramente de una mala enfermedad y sé que tenía un hijo un año más joven que yo que seguro que maneja el legado de su padre. Valga esta insignificante entrada para testimoniarle un humilde homenaje a este hombre que me introdujo en la filatelia y del que recuerdo imborrablemente su característica voz ronca pero no demasiado grave y un bolsón de sellos con papel que me dio el auténtico empujón para que hoy sea un amante de este arte.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
MUY BUEN ARTICULO
VENDO COLECCIÓN DE SELLOS NUEVOS ( NO SERIES ) COMPLETA DESDE 1950 A 1997 EN ALBUM CON FILOESTUCHES.- Faltan 2 de visita del cuadillo a canarias 4 del centenario legaspi en nuevo y sorolla en matado.
interesados llamar al 626031078 Miguel Garcia
José Santos ha dicho que…
Buenos días, han pasado 11 años de la publicación de este articulo y a día de hoy esos sellos valen en nuevo calidad de lujo entre 175 y 250 euros, usados como mucho 30 euros.