"TIEMPO DE PREGUNTAR", DE JOHN FLADER

Recuerda mi tío Pedro que cuando yo era muy chico (casi no tenía uso de razón), paseando un día en dirección hacia la ermita de la Virgen de Linarejos en Linares, que le hice alguna pregunta profunda relativa a la trascendencia del ser humano, no sé si era sobre qué pasaba cuando moríamos o quién era Dios.

Con el tiempo mi tío se hizo cura y yo he seguido haciéndole preguntas sobre la fe católica, se las hago personalmente cuando nos vemos e incluso últimamente ya hemos utilizado la vía electrónica, como no puede ser de otro modo en este mundo de las tecnologías cibernéticas; y a veces creo ponerle en una encrucijada y no lo hago con esa intención, pues realmente lo que deduzco es que la doctrina católica es tan amplia, tiene tantísimas magnitudes, cuestiones de teología profunda que no tienen una respuesta tan fácil que se pueda remitir a una afirmación o una negación.

En esta entradilla traigo hoy un libro que él me ha pasado y que se llama “Tiempo de preguntar – 150 Cuestiones sobre la fe católica”, del sacerdote australiano John Flader. Para empezar señalaré que en este siglo XXI parece que hablar de religión, de creencias, de catolicismo, de salvación, de ir a misa los domingos..., está fuera de sitio, resulta insano, anacrónico o de facha trasnochado y retrógrado.

Yo voy a misa los domingos, sí, esto es casi una declaración de intenciones para los que me siguen y sobre todo una manera de decir que no me da miedo reconocerlo y que me siento orgulloso de ello, y no pasa nada, soy una persona integrada plenamente en la sociedad y este elemento no me resta ninguna capacidad. En un mundo tan mediocre como este, donde todos nos tiramos los trastos a la cabeza, con tantas desigualdades, con tantísima pobreza espiritual, merece la pena disponer de tres cuartos de hora de meditación semanales escuchando un mensaje que pretende que la humanidad sea cada día mejor, ¿qué de malo puede haber en ello? Por tanto, no veo una pérdida de tiempo el ir a misa y sí un espacio íntimo y personal para salirse de la rutina, para reflexionar sobre la proyección divina de nuestra existencia y su evidente transitoriedad.

Dicho esto, mi tío respondió no ha mucho a mis inquietudes religiosas y morales, pasándome este libro, toda una joya, que he leído a ratos, pero con avidez y con notable interés, en el que se recogen esas susodichas 150 preguntas sobre fe católica y que responden en sumo grado a esas comeduras de olla que suelo tener sobre lo que representa mi creencia religiosa y otras dudas nimias o de menor calado pero sobre las que nunca he encontrado una resolución clara.

Con anterioridad a este libro, también me dejó mi tío un “Catecismo de la Iglesia católica”, y debo decir que no terminó de resolver mis cuitas, sobre todo porque lo vi demasiado técnico, le faltaba mayor pedagogía, especialmente en las cuestiones de fe y teología pura y dura, donde se utilizaba un lenguaje un tanto abstracto que terminaba por no aclararme o resolverme mis dudas.

Este libro nace en Australia y es fruto de la colaboración del sacerdote John Flader, perteneciente al Arzobispado de Sydney en una revista católica de tirada semanal. Entiendo que con la visita del Papa Benedicto XVI a dicha urbe oceánica en 2008, con ocasión de las Jornadas Mundiales de la Juventud, se generó un repunte de la religiosidad católica en Australia y se estuvieron preparando para ello; este compromiso se vio plasmado, entre otros relevantes hechos, en este libro que salió unos meses antes de la visita papal. El libro aúna las cuestiones que semanalmente le planteaban diferentes personas al padre Flader en la revista pastoral “The catholic weekly”.

Estoy convencido de que mi tío tuvo la intuición de pasarme el libro porque seguro que lo leyó y descubrió que una de las preguntas que se formulaban, yo se la había hecho a él hace unos años; es de las rebuscadas, pero yo me planteaba que cuando te administran la hostia, por ejemplo en la mano, es posible que queden partículas en la palma o que minúsculos trozos caigan al suelo, y en esas pequeñas fracciones entendía que también estaba Cristo, y él me respondió que había que tener un cierto celo, pero sólo lo admisible dentro de unos límites de cuidado y diligencia. También recuerdo que le planteé que si Jesucristo resucitó, ¿si siguió viviendo después? Igualmente tuvo una respuesta certera para mí.

Pues bien, preguntas de mayor o menor profundidad, algunas curiosas pero muy razonables, se repasan en este libro con un lenguaje muy cercano, con explicaciones muy llanas y convincentes, dando respuesta a múltiples dimensiones de la religión católica en este siglo XXI, donde se da luz a cuestiones que creemos saber desde siempre, pero a la hora de la verdad desconocemos y damos por hechas porque sí, sin disponer del fundamento que la Iglesia tiene para ellas.

El repaso que se hace “Tiempo de preguntar – 150 Cuestiones sobre la fe católica” es bastante sistemático a mi entender y a uno termina por aclararle una multiplicidad de aspectos más que relevantes de nuestra creencia religiosa, en la que nos hemos criado y que abrazamos, cada cual a su manera.

Aspectos del día a día u otros de fe profunda, todos tienen cabida: la creación, la vida de Jesús, la salvación, los sacramentos, las devociones, la Virgen María, el pecado, las oraciones...

Para mí ha supuesto una lectura sumamente amena e interesante, ha sido como responder a mi curiosidad innata y proverbial curiosidad, mitigada por mucho tiempo, espero, gracias a estos cerca de dos centenares de luminosas páginas.

Lo que de verdad me queda por proclamar es que la Iglesia católica y su componente humano son auténticos organismos vivos en constante cambio y evolución, y que aún sigue despertando inquietudes, ganas de conocer y el horizonte de que en el seno de las creencias de uno, se puede intentar, no digo que se logre, ser mejor persona, ser mejor ciudadano.

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