UNA VEZ CONOCÍ A UN DEPORTISTA OLÍMPICO

Se acercan los Juegos Olímpicos, ya están a la vuelta de la esquina, y si hay algo que me enamora de unos Juegos es que por unos días cobran protagonismo una serie de deportes que en cuatro años, le hemos hecho poco o nulo caso. Es el minuto de gloria para deportistas españoles y extranjeros que salen por un rato del ostracismo para cobrar relevancia.

Una pena, sin duda, porque no son tan famosos como Rafa Nadal o Pau Gasol, que me caen muy bien, ni tan ricos como Messi o Cristiano Ronaldo, que no me caen tan bien, pero eso sí, seguro que entrenan igual o más que ellos y merecerían mucha más fama y dinero que los que les depara su minoritario deporte. A todos esos deportistas anónimos, hombres y mujeres, que tienen el privilegio de competir por sus países en unos Juegos Olímpicos les deseo más allá de sus éxitos deportivos, suerte en sus vidas, una vez que sus provisorias carreras deportivas se extingan.

Pues dándole vueltas a la olla me he planteado estos días si yo había conocido a algún olímpico, pero no conocer de haberlo visto por la calle o haber tenido la suerte de verlo practicar su deporte en vivo, que más o menos, a algunos he visto, en especial recuerdo al gran Fermín Cacho que vive en Andujar y que he estado cerca de él varias veces; me refiero a alguien con el que haya hablado en alguna ocasión. Por desgracia, no tengo la suerte de haber trabado amistad en mi vida con un deportista olímpico, pero si he podido hablar alguna vez con un olímpico que lo fue y que seguramente si lee esto alguna vez ni me recordará.

Pues corría el año 92, año olímpico para más señas, cuando yo perdía el tiempo durante nueve meses realizando el servicio militar, y fueron nueve meses perdidos le moleste a quien le moleste. Por entonces yo estaba en Capitanía en Granada (c/. Pavaneras) en la Secretaría del General al lado del Capitán Rubio, buena gente. Por entonces, imagino que ahora también, los militares se dividían en dos (perdóneseme la simplista división): simpáticos y tontos. Los tontos eran esos tipos de escasa personalidad que tenían que imponer el orden y el rango, que eso era muy importante, pegando voces y tratando a la gente, a la tropa, de forma despectiva (a alguno me dio ganas de decirle cuatro verdades cuando terminé la mili, pero se me pasó el calentón y seguro que no merecía la pena que yo me rebajase al nivel de esos militares rastreros y chusqueros).

Y eso, también estaban los simpáticos, esos militares educados y educadores, que no tenían que levantar la voz para imponer el respeto que merecían, mi Capitán Rubio era uno de ellos, y también estaba un amigo suyo que se dejaba caer de vez en cuando por nuestra oficina, el Teniente Meana, otro tipo afable y serio que honraba el uniforme que lucía.

Venía por allí y hablaba de temas mundanos con el capitán, y al poco supe de la afición de este Meana, que no era otra que la del tiro olímpico, y el caso es que al tiempo me enteré que había sido olímpico en Los Ángeles 1984, concretamente en la especialidad de pistola de velocidad 25 metros, una modalidad en la que los tiradores realizan sus disparos con una pistola semiautomática en posición de pie.

Anónimamente yo también a lo largo de estas más de dos décadas desde que terminé la mili he ido siguiendo los pasos de este Eduardo Jiménez Meana con el que conversé en algunas ocasiones en aquel cuartel granadino, gracias a que este hombre no era de los que miraban la graduación para hablar contigo sino a las personas. Sin duda, estamos ante uno de los prohombres del deporte en Andalucía y en nuestro país. Pero estamos hablando de un deporte tan minoritario como el tiro, por tanto, conocido en el gremio de ese deporte y desconocido para el gran público.

Y lástima para el bueno del que puedo considerar mi Teniente, que por edad ya debe estar en la reserva y seguro que habrá ascendido en el escalafón; porque ha hecho mucho, muchísimo por este deporte, no sólo desde su labor como entrenador, sino en especial por la promoción del tiro, llegando a ser el Presidente de la Federación Andaluza de Tiro, creo que sigue siéndolo, y Vocal de la Federación Española, y desde ese pedestal ha conseguido mover los hilos para que nuestra región cuente con unas instalaciones únicas para la práctica de este deporte, como es el Centro Especializado de Alto Rendimiento de Tiro Olímpico Juan Carlos I en Las Gabias, a las afueras de Granada. Inaugurado en 2005 ya se han celebrado allí algunos eventos deportivos de renombre como el Campeonato de Europa de Tiro en 2007, y para el 2014 está prevista la disputa del mayor acontecimiento de este deporte por detrás de los Juegos, como es el Campeonato del Mundo.

Como es de recibo, espero y deseo que nuestros deportistas de tiro, que sé que están muy bien preparados, puedan brillar en los Juegos, creo que alguna medalla caerá, y seguro que en una pequeña porción habrá tenido que ver, la preparación en este modélico centro deportivo en el que Jiménez Meana tuvo mucho que ver para su consecución.

En fin, este es Eduardo Jiménez Meana en una breve y humilde reseña, melillense de nacimiento y granadino de adopción; al que he podido ver en algún escrito en Internet tapando la boca a algún político de esos que creen saber todo y no saben nada cuando criticaba el exceso de armas deportivas en nuestro país; Meana argumentaba la seguridad de este deporte, donde la accidentalidad era nula pese al riesgo implícito que pudiera haber en un arma de fuego, pero son responsables sus practicantes y férreas las instrucciones que se les dan en las instalaciones donde han de hacer sus competiciones.

Es obvio que mi acercamiento a él fue circunstancial y pasajero, pero conocí a un militar que honraba a su profesión y que sentía pasión por el tiro. He dicho más arriba que perdí nueve meses de mi vida en la mili, es cierto, en ese tiempo vi demasiado escaqueo y holgazanería, pero aunque sólo fuera por Meana, otros militares y algunos amigos que conocí allí, algo sí mereció la pena.

Comentarios

Rosa ha dicho que…
Bueno que decir, que hasta ahora todo lo que leo de él me encanta, que me hace reflexionar sobretodo lo que escribe y me gusta mucho su manera de argumentar lo que expone, estoy contigo en muchos de esos escritos y ademas no sabia que conocia yo a una persona tan admirable como tu, me alegro mucho de tener de alguna manera tus
puntos de vista aunque sea desde aqui.
Anónimo ha dicho que…
Yo también perdí 9 meses (descuenta medio mes que nos regalaron, quizá para repartirse el dinero de nuestra comida) entre el 93 y el 94. Y no tuve la suerte de conocer a ningún personaje. Bueno, sí, porque el Albacete estaba en 1ª y la base aérea de Los Llanos hacía de aeropuerto, por lo que coincidió con un partido contra el Barcelona.

Jesús F.B.