SIR TIM O'THEO, AVENTURAS DETECTIVESCAS EN LA INGLATERRA RURAL

Tal vez no sea el personaje de tebeo más conocido de mi generación, yo diría que no está ni en el top 10 quizá ni en el 20, pero me parece una de las historietas más ingeniosas y entretenidas con las que tuve la fortuna de crecer y de enriquecer mi lengua.

Esta historieta es fruto del pincel del historietista barcelonés Raf (Joan Rafart i Roldán), secundado por el guionista Andreu Martín Farrero y un grupo de colaboradores, que comenzó a publicarse en la revista Mortadelo y Super Mortadelo de la Editorial Bruguera en 1970.

Sir Tim O’Theo es un aristocrático vejete, algo gruñón, que vive con su mayordomo Patson y su durmiente perro Marmota en la mansión “The chims” (Las Chimeneas) en la ficticia localidad británica de Bellotha Village. El nombre del mayordomo nos da ya la primera pista de la principal afición de Sir Tim, que no es otra que la de resolver casos policíacos, emulando a su ídolo Sherlock Holmes, de ahí lo de Patson que es un guiño al ayudante de Sherlock, Watson.

La relación que tienen Sir Tim y Patson viene a ser la de una especie de matrimonio bien avenido pero con peleíllas cotidianas de pareja. El principal problema es que Sir Tim es un poco tacaño por no decir que es el más tacaño del mundo, hace décadas que no le paga a Patson y para colmo acuden a diario a la taberna local “El Ave Turuta” a trasegar cervezas y es el mayordomo el que siempre tiene que correr con los gastos.

Para colmo en Las Chimeneas conviven con un simpático fantasma, Mac Latha, cuya principal misión es molestar constantemente a Sir Tim, entre otras cosas con una cornamusa. Mac Latha sólo puede ser visto por Sir Tim y Patson piensa que este está loco cuando lo ve “hablando solo”, lo cual genera situaciones muy chistosas.

En cualquier caso, esta relación señor – mayordomo podríamos decir que es un vínculo inquebrantable, ya que Patson colabora hábilmente en los casos detectivescos de su señor, cuando no es, en muchas ocasiones, la auténtica llave para la resolución de estos.

Avanzando en la historieta aparecerá más tarde un sobrino lejano del Sir, Nikito Nipongo, que ayudará con su ingenio y astucia a resolver muchos casos, pese a que su tito intente siempre preservarlo de la acción.

Capítulo aparte merece la taberna “El Ave Turuta”, pues todos los personajes de la historieta acostumbran a referirse al garito con diferentes sinónimos, “El ave locuela”, “El pajarraco tonto”, “El ave tontuela”, “El pájaro tarado”, “El ave chiflada”, “El ave tontaina”, "El volátil chalado", “El pájaro majareta”…, allí recibe y despacha su propietario Huggins, dispuesto a poner el oído en todos los asuntos que se cuecen en el pueblo. No en vano yo diría que en más del 50% de las historietas aparece esta sede tabernaria.

Sir Tim O’Theo mantiene una desigual competencia con Blops, el gordinflón y bigotudo sargento de policía del pueblo, y es que Blops es un poco tarugo y no tiene habilidad para resolver los asuntos que se le presentan y la fortuna o la habilidad hacen que Sir Tim pase por encima de él y consiga el éxito en la mayoría de las ocasiones. Así que Blops, un incansable aficionado a las novelas de alienígenas y a las cervezas de “El ave tontorrona”, no en vano cae justo enfrente de la comisaría, ve frustrada una y otra vez la posibilidad de ascenso en el cuerpo. De sus escasas habilidades policiales da cuenta el capitán Keyasaben de Scotland Yard que una vez tras otra rechaza las habitualísimas, casi diarias, peticiones por escrito de ascenso de Blops.

Por cierto, Blops tiene un subalterno, Pitts, delgado y enjuto, que pudiera ser algo más hábil que su superior, pero de algún modo, se deja llevar por la torpeza de este y al final se nutre de su propio fracaso y mala estrella. Pitts vive con su puritana hermana Sabina, soltera ésta, y que está colada por Blops, pero este amor no es correspondido.

En Bellotha Village se dan cita toda una serie de convecinos muy característicos que van tomando juego en las historias de forma más o menos habitual, con personalidades muy marcadas, así está el Burgomaestre Bert (el alcalde), un tipo bajito obsesionado porque el pueblo no esté siempre en el punto de mira de los delincuentes y porque sus cuentas estén saneadas y su mujer la Burgomaestra, una especie de alcaldesa en la sombra. Además, se da la circunstancia de que en esta historieta las mujeres suelen ser dominantes y hasta un poco déspotas con los hombres.

El Burgomaestre no verá la paz prácticamente nunca en el pueblo, pues su equipo policial con Blops a la cabeza, ya se sabe cómo las gasta, sobre todo gasta cerveza. Para eso ante cualquier fracaso de Blops responderá arrancándole pelos de su mostacho, y no dudará ni un momento en poner en conocimiento del Sir cualquier caso de cierta enjundia.

También aparecen otros personajes tan hilarantes y simpáticos como la vecina de Sir Tim, Lady Filstrup, cuya profesión es la de programar aburridas fiestas en su mansión a las que el Sir trata de escaquearse. Por cierto que de Lady Filstrup subyace que siente una cierta atracción casi platónica hacia Sir Tim. La Lady tiene un fantasma como mayordomo, Perkins, pero a diferencia de Mac Latha es un tipo educado y correcto al que todos sí pueden ver.

Por otro lado, tenemos a personajes con mayor o menor presencia Chy Watto (el confidente del pueblo), el Dr. Pottingham (el médico), el Coronel Jones, Foody (el cuidador de cerdos, con perdón), MacRhácano (el tacaño multimillonario de la villa), Posting (el cartero), O’Jarabell (el boticario), MacGillicudy (el no siempre exitoso inventor del pueblo).

Sir Tim fue artillero en la India en su juventud junto a Patson y eso hace que tenga un bagaje muy importante y numerosas amistades que, a veces, le permiten viajar a otros confines del mundo a resolver complicados casos, que luego se revelan como asuntos triviales.

Normalmente esa es la secuencia de los hechos, pequeños o grandes casos que se resuelven de forma ingeniosa, pero también aparecen enemigos irreductibles de Sir Tim que pretenden en cada aparición liquidar a nuestro simpático aristócrata, así podremos recordar a Blackiss Black, Pavoroso Pavor, o el Dr. Von Pepen.

Uno de los aspectos que llama la atención en esta historieta es amén de los divertidos casos que se acometen, es como ya se ha visto, la habilidad que tienen los autores para españolizar nombres británicos, algo que se refleja en otros lugares de la villa y sus alrededores, como el Turuting Center (el manicomio), la librería Demam O’Treto, el periódico The Repaper, o el Remoney Bank.

Igualmente llama la atención una especie de jerga propia de los personajes de la historia, que inventan adjetivos digamos que reiterativos de la palabra que le precede y que son tremendamente ocurrentes, tales como tabarra mareante, sucesos retumbantes, furia rugiente, cacos asaltantes, gota pinchante, paseo oxigenante, frigorífico congelante, urgencias apremiantes, incendios chamuscantes, cornamusa incordiante, regodeo carcajeante, tortícolis acogotante, porra machacante, etc.

En fin, ratos muy divertidos pasé en mi infancia con Sir Tim, y ahora recordándolo, y merecía que tuviera su momentillo de gloria en esta humilde bitácora, porque quizá no tuvo este personaje la fama de otras historietas y no veo el motivo. También se trata de un pequeño homenaje el historietista Raf que nos dejó de forma algo prematura hace ya quince años.

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