"LES VOY A CONTAR", DE JOSÉ BONO

José Bono nos hace un magnífico repaso a unos años convulsos en el PSOE y en la política española, Ya llevo un tiempo que he desplazado mi querencia en la lectura al género ensayístico por encima de la novela, no he abandonado ésta, pero la otra te permite leer a ratos y puedes dejar el libro aparcado durante unos días para después retomarlo sin perder el hilo.

Así que cayó en mis manos este libro, de forma indirecta como otros muchos, y me dispuse a meterle mano, pues su autor era y es de los que me cae bien, de esos políticos que lo parecen de vocación y que, en contra de lo normal, suele decir cosas coherentes y defiende posturas con moderación aunque con firmeza, pese a que pueda ir en contra de su partido. Esto para mí es muy valioso.

Hay que decir que el mismo Bono señala que no se trata de unas memorias, sino que es claramente un diario, el cual tuvo el acierto por su parte y la fortuna para nosotros, de haber ido anotando, con ayuda de su secretaria, lo que acontecía en cada jornada de su vida política desde 1992 y hasta 2011, a través de su ordenador y valiéndose previamente de apuntes, recuerdos cercanos e incluso un magnetófono, fue reflejando un capítulo relevante de la historia reciente de España, vivido por una persona del estatus de uno de los políticos con más carisma de nuestro país.

La inmediatez con la que pasaba sus datos y el trabajo ímprobo y meticuloso, nos deja un testimonio que hay que entender como veraz, al menos veraz en lo que se muestra. Sí, porque este libro, es sólo la primera parte de las tres entregas que están previstas (relata lo acontecido de 1992 a 1997) habiéndose hecho un ejercicio de síntesis, en el que se muestra sólo el 10%, se sobreentiende que la porción más importante, del conjunto de estos diarios. Y digo veraz, porque se denota en su lectura que Pepe Bono no tiene remilgos a la hora de definir sus relaciones con un montón de personajes públicos, a algunos de los cuales les zurra la badana sin ningún pudor ni compasión, porque de lo contrario no entendería que se generara nuevas enemistades amén de las que hubiera podido granjearse en el ejercicio de su carrera política, donde difícilmente se camina por una línea recta y no se puede estar a buenas con todo el mundo. Sería un esfuerzo gratuito e inútil ponerse a malas de nuevas con determinadas personalidades.

Contrasta este libro con el que leí no hace mucho de Miguel A. Revilla y que también tuvo reseña en este blog. En una visión más mesurada en el tiempo y tras ver el periplo semanal de este cántabro por diversos medios de comunicación, puedo entender que se atreva a ofrecer opiniones sobre cualquier aspecto de nuestra realidad nacional, a sabiendas de que no gobernará nunca y acertadas o no, nunca podrá ponerlo en práctica. José Bono, sin embargo, tiene ese aspecto peculiar y carismático que comparte con Revilla, aunque con la sustancial diferencia que este ha gobernado muchos años. Ha sido y es uno de los barones del PSOE, ha vencido en seis elecciones autonómicas consecutivas en Castilla-La Mancha y por mayoría absoluta (todo un récord), demostrando que lo han votado por ser quien es y no por ideologías, de hecho fue irse él y ganar el PP en su comunidad. A partir de 2004 fue Ministro de Defensa y, aunque quizá tuvo oportunidad de serlo nunca quiso ser candidato a la presidencia del Gobierno. Este tarjeta de presentación avala a un hombre que realmente mandó y mucho, estuvo presente en momentos fundamentales de la transición y en este particularmente período que ocupa este primer libro de extracto de sus diarios, de 1992 a 1997, se muestran luchas intestinas, crisis económica, corrupción, ambiciones de poder y una ajetreadísima vida política plena de viajes, recepciones, visitas, reuniones...

Rezuman sus páginas una singular afección hacia la Iglesia Católica, no es una noticia, pues es bien sabido que Bono es uno de esos políticos, pocos en la derecha y menos en la izquierda que es católico practicante. Por eso siente veneración y especial afecto por los religiosos de corazón, teniendo buenos amigos en los estamentos eclesiásticos; especial es su relación con el cardenal don Marcelo González, arzobispo de Toledo; criticando abiertamente a esos otros que no considera dignos de la profesión divina, entre los que se encuentran algunos obispos que califica de mediocres. Igualmente es digna de elogio su defensa de las religiosas de clausura en sus conventos, que abundan en tierras manchegas, dicho esto por un socialista tiene más impacto social si cabe.

Ya digo que Bono no se corta ni un pelo y no deja títere con cabeza, a quien tiene que decirle algo se lo dice, y las opiniones que tiene sobre las personas que a nivel político e institucional se han relacionado con él se ejercen con libertad y con todo lujo de detalles y ejemplos. Sobrevuela en el libro una relación bastante cordial con Felipe González y más distanciada y casi opuesta con Alfonso Guerra. Tan opuesta que pudiéramos calificarla, al menos yo, de convulsa; de todos es conocido que hubo esas dos corrientes socialistas, siendo sus enfrentamientos más enconados que lo que la opinión pública pudiera llegar a conocer. Esa disensión Guerra – Bono, se mantiene a tenor de las palabras que el primero de ellos vertió en el programa de éxito “El hormiguero” esta misma semana, pues señalaba, entre otras sutilezas, que no perdería el tiempo en leer estos diarios de Bono.

Es especialmente crítico con las autonomías, y eso que el fue presidente de una de ellas, pero la deriva que tomaron tras su puesta en marcha ha desembocado en lo que hoy son, diecisiete microgobiernos con estructuras muy complejas. Él propugna que debieran ser gobiernos con competencias limitadas y con parlamentos que sólo actuaran en su calendario de sesiones unos pocos meses al año; pero al final todas engordaron y eso ha traído el tan manido “déficit de las comunidades autónomas.”

Entresaco de los múltiples detalles del libro, algunos que por curiosidad me han llamado la atención; numerosas referencias hace Bono a los entresijos de la política, a las cañerías institucionales, y se percibe como se mueven los hilos y se impulsa o se frena a gente. A mí siempre me ha parecido que la política de rodillo de los dos grandes partidos es inhumana e insensible, no miran territorios y sí intereses de partido. Por eso se explica que en la provincia de Jaén se utilice el puesto número uno de las listas al Congreso de los Diputados tanto del PP como del PSOE para meter con calzador a personas que no saben nada de esta tierra y muy probablemente ni la han pisado jamás. Para muestra un botón, cuando el tándem de jueces Baltasar Garzón y Ventura Pérez Mariño fueron abducidos por el PSOE para aprovechar su tirón mediático y ganar las Generales de 1993 (en lo que al poco tiempo se convirtió en una relación explosiva, pues ambos salieron por piernas), pues en el libro se indica como Felipe le daba elegir provincia a Ventura, textualmente: “Te meteré por Burgos, por Zaragoza o por Soria”, al final lo sería por Lugo como number one.

También en 1993, José Bono nos muestra en un pasaje sus fundamentales razones para no haber dado el salto a las más altas instancias de la política nacional (lo haría a última hora, a partir de 2004 como ministro de Defensa y posterior presidente del Congreso): “La jungla nacional es muy poco recomendable para introducirse en ella y encontrar la felicidad personal (…). En el terreno de la política nacional se produce una concentración muy elevada de neuróticos y frustrados y eso hace que podamos convertir en una ciénaga lo que debería ser más limpio y transparente.”

Por último, hace referencia también a los críticos momentos que se vivieron en Linares en 1995 cuando comienza a desmantelarse la factoría Santana que tenía la participación mayoritaria de la firma japonesa Suzuki. Recuerdo como todo mi pueblo, toda la comarca se echó a la calle; mi padre fue santanero y yo estuve al pie del cañón. Pero estaba claro que los nipones se querían ir por claras razones, aquello no era rentable, como al final se dedujo. Resulta que en Manzanares había una planta de Santana, y Bono viajó a Japón para entrevistarse con Saito, el Director General de la empresa, una vez que la planta linarense ya se ha vendido a la Junta de Andalucía, las palabras del manchego no pueden ser más elocuentes: “Cuando tienen beneficios no los comparten con el Estado y cuando pierden vienen a que el Estado les ayude. Además, después de decirme que la operación de Andalucía saldrá mal no tengo la más mínima duda”. Este no se equivocó, en Andalucía había más trabajadores y tal vez la Junta lo hizo con un criterio social más que mercantil o económico, a la vista está que Santana fue muriendo poco a poco, se gastó allí mucho dinero público y hoy en día da una triste sensación, lo que es uno de los parques industriales más grandes de Andalucía parece una ciudad fantasma.

Y esta es mi particular visión de este primer libro de diarios de José Bono, es posible que lea las dos entregas siguientes, sinceramente prometen porque son más cercanas en el tiempo y todos tenemos recuerdos más vivos en ese sentido, y puede resultar sumamente esclarecedor cómo lo vivió este señor. Por cierto que también en “El hormiguero” Bono comentó también hace unas semanas que este país necesita que los dos grandes partidos estén unidos en las cuestiones vitales de la política nacional, yo comparto esa opinión y la he reflejado en alguna ocasión en este blog, pero eso es como unir el agua con el aceite, nunca ocurrirá para nuestro fastidio, el de las clases medias me refiero.

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