SPENCER BREWER, MELODÍAS ENCANTADORAS Y COMPROMISO SOCIAL

Spencer Brewer es otro gigante desconocido, de los múltiples que nos ofrece la música New Age, tal vez tenga tanto valor o más lo que haga él que lo que desarrolla Lady Gaga; es algo así como comparar a un jugador de voleibol de máximo nivel con Messi, el primero nunca será debidamente considerado por más que se esfuerce y derroche más horas que el segundo, pero comercio y demanda social obligan.

Y lo cierto es que este es uno de los tipos que merecen la pena, un músico con arte, con energía y con presencia social. Es de esos compositores que habrá vivido y vive holgadamente de la música, pero no puedo imaginar que sea multimillonario, no obstante, tiene una serie de detalles “sociales” que hacen que el halo de su música y su personaje sean aún más atractivos.

La pasión de Brewer es el piano y sus composiciones tienen como base fundamental este instrumento, aunque en sus trabajos se ayuda de otros recursos, no obstante, lo que más gusta de su música es que ante todo escuchamos el sonido de piano, instrumento polifónico que por sus características permite que por sí mismo se puedan crear composiciones musicales de gran belleza sin que requiera necesariamente otros aportes.

Y la música de este compositor estadounidense de Dallas no pierde ese aroma de lo clásico y del buen gusto, habiendo autores que se enfrascan demasiado en lo moderno y al final no adivinas lo que es en tanta espesura.

Pues partiendo de su perfil clásico Spencer Brewer se ha hecho un nombre en el panorama musical y de vanguardia en Estados Unidos, siempre lo he dicho, la que es cuna y santuario de la música New Age. Amén de su discografía, su música se escucha y usa diariamente en todo el mundo, ya que estamos ante un especialista en melodías que enganchan, esas que se utilizan en televisión, en radio, en cine, en hipermercados...

Su música ha acompañado a importantes programas de televisión en Estados Unidos, tal vez el más célebre, el show de Opray Winfrey, melodías suyas se han podido escuchar amenizando programas deportivos en los últimos seis o siete Juegos Olímpicos, ha realizado bandas sonoras de películas, y algunas aportaciones en otras bien conocidas como “Solo en casa 2”, ha dicho Brewer en alguna ocasión con gran acierto que crear música cinematográfica es dotar de banda sonora a la vida de las personas.

También es el autor de la melodía Servicio de Correos de Japón, y algo que me parece especialmente relevante es que colabora con organizaciones no gubernamentales como YMCA (no es la que cantaba Village People, pero es la misma organización) o Big Brothers-Big Sisters; en estas colabora con su donación musical de forma altruista. Precisamente esta última organización la conocí una vez que viajé a Estados Unidos (tuve ese placer), y consistía en que jóvenes adolescentes o mayores de edad se hacían amigos de niños de barrios periféricos y procedentes de familias en riesgo de exclusión, y le ofrecían su compañía, su amistad, algo de dinero, pero especialmente los acompañaban en su desarrollo como personas, eran una especie de hermanos mayores con influjo y responsabilidad. Esta organización honró a Spencer Brewer con el título de Embajador Nacional Musical, por su colaboración con esta causa, y porque ha realizado varios conciertos benéficos en los que participaron varias personalidades famosas.

Ha desarrollado varios proyectos de producción musical destinados a facilitar a jóvenes valores grabaciones profesionales; le gusta recuperar instrumentos musicales antiguos, sobre todo pianos; está metido en proyectos tecnológicos; tiene un programa de radio; pero sobre todo es un tipo desinteresado que ha realizado numerosos conciertos privados en favor de asociaciones benéficas y conciertos gratuitos a lo largo de su vida profesional y dona recursos a las mismas.

Un tipo que rezuma un gran compromiso social, es más, esa responsabilidad le lleva a ser especialmente sensible con el medio ambiente, pues es uno de los pocos concertistas que en sus espectáculos utiliza energía solar para alimentar sus equipos. Esa apuesta medioambiental también le llevó a idear una especie de fundación dirigida a menores de 12 años que pretende ofrecer la oportunidad de experimentar y aprender acerca de la naturaleza y el medio ambiente en unas instalaciones al aire libre con las que cuenta. Como algunos de sus seguidores señalan ese talento y ese don que tiene trata de devolverlo a la comunidad en la medida de sus posibilidades.

Cerca de una veintena de discos individuales contemplan a Spencer Brewer, cualquiera de ellos es una joyita para escuchar en paz. Yo recomiendo particularmente “Shadow Dancer” y “Romantic Interludes”.

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