EL KAYAK POLO, UN DEPORTE QUE PIDE SITIO PARA EL FUTURO

Casi de puntillas ha pasado esta noticia por nuestros medios de comunicación y, por ende, ha calado escasamente en el gran público, pero para los que somos aficionados a los deportes minoritarios, no ha caído en saco roto: La selección española masculina de kayak polo ha conseguido la medalla de bronce en los Mundiales que se celebraron la semana pasada y que culminaron el domingo 28 de septiembre en Thury-Harcourt (Francia), hito histórico para nuestro país en competencias de este carácter hasta la fecha.

A esto hay que unir que también participaron en el Mundial nuestra selección femenina absoluta que ocupó la décima posición, y nuestros chavales sub 21 que lograron una meritoria quinta plaza; no hubo participación en la categoría femenina sub 21.

Para los que siguen de forma habitual este blog, tal vez recordarán que refería muy de pasada este deporte con ocasión de una entrada relativa a una competición global denominada Juegos Mundiales. Estos Juegos se celebran cada cuatro años y son la antesala, y esto no es gratuito, de los Juegos Olímpicos. Amparados precisamente por el Comité Olímpico Internacional, en esta cita se agrupan toda una serie de deportes de minorías, que aspiran a ser olímpicos, y ahí ejercitan sus opciones y sus deseos, se dan a conocer, se ofrecen al mundo y muestran la salud de ese deporte y su expansión en los cinco continentes.

Por cierto, que como hito histórico que ha sido para España la consecución de esa medalla de bronce mundialista, lo es también por el hecho de que en nuestras participaciones en esos Juegos Mundiales jamás se había conseguido medalla.

Por otro lado, a pesar de que la historia de los Juegos Mundiales es relativamente reciente, pues se iniciaron en 1981 con una periodicidad de cuatro años, el kayak polo sólo ha estado presente en las últimas tres citas, en Duisburgo (Alemania) 2005, en Kaohsiung (Taiwan) 2009 y en Cali (Colombia) 2013. Y es que aunque la práctica de este deporte, por la propia dinámica de las disciplinas que agrupa, puede haberse desarrollado casi desde que una piragua y una pelota existieron y, de hecho, ya hay antecedentes de que en Gran Bretaña se realizaban competiciones en el siglo XIX; lo cierto es que es un deporte relativamente moderno, oficialmente con apenas un cuarto de siglo de vida, ya que fue a partir de 1990 cuando comienza a extenderse su popularidad, se elabora un reglamento unificado y a los pocos años se organizan las primeras competiciones internacionales.

El kayak polo conjuga el piragüismo, obviamente, y el waterpolo, pero aparejado a ello también un poco de balonmano y hasta de baloncesto. Hay que decir que la potencia que se imprime al lanzamiento de la pelota tiene que ser, desde el punto de vista físico, mayor que en el waterpolo dado que hay más cuerpo fuera del nivel del agua y una mayor superficie sólida de apoyo, por cierto que la pelota con la que se juega es la de waterpolo. Algo de baloncesto tiene, aunque es relativo, básicamente porque la portería, de menores dimensiones que en el waterpolo, está apoyada a dos metros de altura del agua y sus medidas son similares a las de un tablero del baloncesto. En todo caso, el lanzamiento que se realiza suele ser fuerte y lo más cercano posible, aunque a veces se intenta lanzar cuando la portería no está defendida desde lejos y ese lanzamiento colocado y de puntería si tendría algo de baloncesto.

En todo caso, presenciando un partido de kayak polo podemos descubrir la dinámica de este deporte, es un juego rápido y vistoso, con un importante derroche físico (de ahí su duración: dos tiempos de diez minutos cada uno), en el que las estrategias de defensa y ataque se suceden, los unos intentando proteger su portería y poner cuantas más piraguas y palas de pantalla en la trayectoria de los lanzamientos rivales; los atacantes por su parte, intentando romper esos baluartes, introduciéndose en la defensa en posiciones óptimas para realizar un lanzamiento lo más cercano posible, aunque a veces se suceden otros movimientos que pretenden facilitar a un compañero que viene en trayectoria recta hacia la portería para que lance sin oposición. Realmente es mucho más difícil explicarlo que verlo.

Lo verdaderamente identificativo de este deporte es que el balón se lanza con la mano aunque también puede hacerse con la pala, esto último no es normal. Lo lógico es que la pala sirva para acercar el balón, detenerlo, acomodárselo, recogerlo del aire..., y por supuesto para parar los lanzamientos que van a portería. No existe como tal la figura del portero, sino que un jugador de los cinco que componen el equipo en el agua ocupa la posición más cercana y mantiene casi constantemente su pala en vertical para intentar detener los lanzamientos. En los partidos de máximo nivel, los jugadores tienen auténtica pericia en el manejo de la pala, y es como una extensión de sus manos y sus brazos.

A la vista de que los equipos son de cinco jugadores y de la gran movilidad y esfuerzo físico que tienen que derrochar en este deporte, hay otros tres jugadores reservas que se cambian con cierta celeridad para ir dando respiro a sus compañeros.

No podemos decir que sea un deporte de masas, porque efectivamente por el momento es minoritario, al menos en España, pero sí que es muy espectacular y a poco que los que se aficionen cuenten con el equipo, no muy caro por otra parte, y exista algún apoyo de los medios de comunicación, tal como alguna retransmisión, es posible que pueda alcanzar un cierto grado de popularidad.

En España sólo se practica a nivel aficionado, personas que, en primer lugar, son o han debido competir en piragua y que han visto una interesante y lúdica alternativa para hacer deporte y competir de una forma diferente, de manera colectiva y en espacios limitados. En otros países tales como Alemania, Francia, Holanda o Gran Bretaña este deporte tiene gran predicamento y, en algunos casos, hay un cierto profesionalismo.

En nuestro país hay varios puntos en la geografía patria donde se practica, existiendo una competición nacional que para evitar un gran desembolso económico se desarrolla mediante el formato de concentraciones.

Resulta muy ilustrativo ver algunos partidos que, como he referido antes, son de apenas veinte minutos, y podremos comprobar su vistosidad. Del mismo modo, un visionado de esta disciplina deportiva nos permitirá igualmente descubrir en qué puntos del planeta se practica, pues no sólo se concentra su práctica en Europa, sino en otros lugares más exóticos y, de paso, podremos comprobar los distintos escenarios donde se practica: piscinas, lagos, embalses..., cualquier sitio donde existan aguas tranquilas para delimitar un espacio de juego de 35 metros de largo por 23 de ancho.

Por último, hay que señalar que en España hemos adoptado el nombre de kayak polo para este deporte, pero en otros países se denomina canoe polo o simplemente canupolo. Así que para aquel que quiera adentrarse en este nuevo y pujante deporte no tiene más que pinchar en la Red y disfrutar con algún partidito.

Si este deporte va a seguir creciendo para poder aspirar alguna vez a ser olímpico es una incógnita, desde luego, no lo será a corto plazo, pero quién sabe lo que nos depara el futuro y si tal vez este deporte desbanca a otros que actualmente consideramos históricos y tradicionales.

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