"3, 2, 1... CONTACTO", LA DIVULGACIÓN PARA LOS MÁS JÓVENES TAN AÑORADA HOY

No es la primera vez, ni probablemente será la última, que me asomo al balcón de mi bitácora para pregonar con anhelo el recuerdo de los programillas divulgativos de televisión que veía cuando era joven, y a la par, para criticar la escasa oferta que nuestros niños o jóvenes tienen de espacios de ese carácter en la actualidad.

La oferta especializada en jóvenes y niños directamente no existe en las cadenas generalistas, lo han dejado todo en manos de los canales infantiles y juveniles, que tampoco ofertan nada especial, sino una sucesión inacabable de series de dibujos animados o de ficción; a todas horas igual. Algo es algo porque al menos nuestros pequeños se libran de ver otras ofertas televisivas de corte antediluviano.

Cuando hablo del corte antediluviano me refiero a la programación vespertina de Telecinco, plegada a la bazofia de espiar la vida de una serie de personajes populares, que no públicos, alimentados y mantenidos por estos propios programas y que tienen como mayor logro haberse acostado con alguien, haber puesto cuernos, o haber mostrado sus partes pudendas en algún bolo.

Yo siempre digo que cuando Televisión Española era un monopolio creo que trató a los jóvenes con dignidad; podían haber hecho lo que les hubiera dado la gana, estaban ellos solos y daba igual lo que pusieran porque lo íbamos a ver de todas maneras, o no; pero muchas veces acertaban y el poso que nos dejó es mucho mayor que el que nos dejan los programas de hoy, al menos para mí y esto sin considerarme una persona varada en el pasado.

Curiosamente sé que hubo en TVE diversos programas de divulgación científica o social cuando yo era niño. Me acuerdo de un tal Dr. Rosado que en la década de los 70 era un personaje mediático televisivo, que llegó a tener un programa para niños muy entretenido donde se nos ofrecía consejos de muy diverso carácter, no recuerdo el nombre, aunque sí sé que este Dr. Rosado fue detenido varias veces por diversas fechorías.

Este programa que traigo hoy a colación fue uno de los más conocidos de mi generación, probablemente supusiera una innovación en cuanto a programas divulgativos para jóvenes se refiere. Era un producto foráneo, es decir, que se funcionaba con una licencia, y esta era además estadounidense (3-2-1 Contact), con lo que el éxito de «3, 2, 1... Contacto» estaba garantizado aunque sólo fuera porque estaba auspiciado por la productora de un país que nos llevaba varios años luz de distancia.

Bajo el marco de la didáctica, el programa contenía espacios enlatados, minidocumentales que trataban algún tema divulgativo relacionado con la ciencia, el medio ambiente, el funcionamiento de la sociedad humana, etc. E igualmente también disponía de otros espacios, todos de corta duración y ahora diré por qué, en los que algún profesor comentaba algún aspecto que introducía la temática del programa, o había alguna entrevista a algún personaje de relevancia en el mundo de la ciencia en su sentido más amplio. Pero lo que era más que relevante o llamaba la atención a la comunidad de jóvenes televidentes es que un grupo de jóvenes actores españoles se concentraban en una buhardilla y en un lenguaje muy cercano aplicaban de forma práctica alguna cuestión que se desarrollaba en el programa.

Todo esto se realizaba en un formato comprimido, ¿por qué?, pues porque el programa duraba veinticinco minutos, que con los anuncios privados de la televisión pública, esos que no tenemos ahora aunque veladamente también hay, pues se convertía en una media hora muy bien aprovechada.

Lo de la buhardilla de los jóvenes tenía su aquel, y es que entre el elenco de actores juveniles, estaba la siempre recordada Sonia Martínez, una actriz que se convirtió en un icono para muchos chicos de mi edad, una morenaza bien guapa, y simpática (en la tele) que respondía inopinadamente a la imagen de ser el «ligue» deseado por media España. Entre esta Sonia y la también morena que cantaba en el grupo musical Parchís, copaban mis platónicas preferencias femeninas, nada exacerbadas, de verdad, en aquella época. Esta Sonia Martínez hay que decir que los de mi generación tendrán un infausto recuerdo, pues fue eligiendo caminos incorrectos y la marginalidad, las drogas y el sida se la llevarían por delante con apenas treinta años.

El programa aparte de tener una sintonía molona que también podrán recordar los de mis yerbas, podemos decir que tenía una temática adelantada a su tiempo; ya que se destilaba una cierta tendencia a tratar asuntos que comenzaban a preocupar, la contaminación, la desertización, el cambio climático, y a la par se buscaban respuestas desde la ecología, el consumo, la acción individual...

Aunque tengo vagos recuerdos del programa, me queda esa sensación de que me gustaba mucho, de que merendar con un bocadillo de chorizo viendo este programa era uno de esos pequeños grandes placeres a los que podía aspirar un joven que venía hambriento del Instituto, y sí, teníamos clase por las tardes (opción que no veo nada mal en la actualidad para nuestros niños y jóvenes); y es que el programa era por la tarde, de lunes a miércoles, justo a esa hora, sobre las 18.30 h., en la que llegábamos a casa tras una jornada partida pero intensa en las aulas.

Dentro de esos recuerdos remotos creo que una vez se mostró cómo era un traje de astronauta y llegaron a entrevistar a uno de los astronautas que llegaron a la Luna en el Apolo 11, Armstrong no era, estoy seguro, por lo que probablemente fuera Aldrin.

El programa estuvo en antena entre 1982 y 1983, posteriormente en una segunda etapa saldría a las pantallas de 1990 a 1992 los sábados, pero esa etapa ya me pilló más mayorcete en mi época universitaria, y ya tenía otros focos de atención.

En fin, un programa chulo, que para el que no se acuerde basta con que pinche en Internet la melodía del programa, o la foto de Sonia Martínez, y revivirá aquellos años.

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