MARIANA PINEDA, UN EPISODIO DEL SIGLO XIX CON MENSAJES DE HOY

No hablo demasiado de mujeres en este blog, no es una deriva premeditada; simplemente me van saliendo temas en la cabeza y los desarrollo, que nadie piense que por eso puedo ser un machista, o que contribuyo a la segregación del sexo mal llamado débil. Esas perroflautadas se las dejo para aquellos o aquellas que pretenden esas absurdas reglas de paridad basadas en las matemáticas más estrictas y no en los méritos, sean mujeres u hombres, o para esas personas que pretenden redirigir el idioma español hacia una dualidad de género, típica entre los políticos, que provoca absurdos de considerables proporciones.

En fin, que hoy le ha tocado a Mariana Pineda porque me da la gana. Sinceramente creo que es una figura, sea femenina, como es el caso, o masculina, que está un poco olvidada y de la que su recuerdo en la actualidad nos permitiría sacar interesantes conclusiones.

Mariana Pineda fue una adelantada a su tiempo, también un mito, pues se puede inferir que es la primera mujer española que murió ajusticiada a causa de la defensa de sus ideas, y no era cuestión baladí, esta joven granadina defendía la lucha contra el absolutismo, en realidad, contra una plenipotenciaria dictadura monárquica, la de Fernando VII, uno de los peores reyes que ha tenido este país, y sería muy aventurado decir que parte del retraso de España en el siglo XX se debió a él, aunque desde luego poco contribuyó al desarrollo en los años en los que él estuvo en el poder.

Una Mariana Pineda liberal y mujer de armas tomar, que no sólo reivindicó sus ideas, sino que fue capaz de morir por ellas para intentar ser un símbolo, no sé si esto lo consiguió realmente, y para no perjudicar a aquellos a quienes protegía.

No obstante, vayamos con esta famosa serie de TVE de 1984, de la que puedo decir que intriga un poco que haya tenido tan escasa repercusión desde su emisión. Imagino que se habrá repuesto en alguna etapa de estos más de treinta años, pero la relevancia posterior ha quedado prácticamente soslayada.

La serie se llamó en televisión Mariana Pineda y en su distribución comercial en colección de vídeo, se denominó «Proceso a Mariana Pineda», serie dividida en cinco capítulos de una hora de duración y dirigida por el cineasta Rafael Moreno Alba, cuyo estrellato le vino por haber sido el encargado de encabezar ese maravilloso proyecto que fue «Los gozos y las sombras».

Y verdaderamente que es más acertado hablar de proceso más que de Mariana Pineda a secas, pues no se centra en la vida de Mariana sino, en realidad, en el último año o en los últimos meses de su existencia.

Se le achaca a Moreno Alba la excesiva duración de la serie, que en total supone trescientos minutos. Realmente lo es, si la hubiera adelgazado creo que no hubiera perdido nada de su esencia. Entiendo que el director, con un importante presupuesto para su época, no quiso desmerecer la inversión realizada en trajes, exteriores, extras y un elenco de actores de primerísima fila, y trató de sacarle el máximo rendimiento.

Desde luego, de ese elenco destacaba sobremanera la actriz que interpretó a Mariana Pineda, que no fue otra que Pepa Flores, más conocida como Marisol. Aquella niña prodigio no se consagró posteriormente en su vida adulta, sus trabajos fueron muy esporádicos, y se puede decir que con esta serie llegó a la cumbre de su carrera, pues fue la mejor de sus interpretaciones ya como mujer, con una espléndida madurez, a sus 36 años, y que además suponía casi su definitiva retirada de la vida pública y profesional.

Pepa Flores pone todo lo que tiene en el personaje, y hasta de algún modo, lo que ya era una realidad, que esta actriz era militante del PCE y que algo de lo que interpretaba también lo sentía.

La historia cuenta esos últimos meses de la vida de Mariana, la cual trasluce que sin ser una enfervorizada liberal, defiende y protege a mucha gente que no está conforme con el poder absoluto de Fernando VII. Ahí que decir que este monarca se cargó cualquier viso de aperturismo que estaba representado por la Constitución de Cádiz de 1812 y que fue bastante efímera.

Todo vestigio de progreso se irá cercenando por el rey para encumbrar como pocas veces en la historia la España de charanga y pandereta. La lectura es evidente, había que hacer al país más inculto para que nadie tuviera herramientas para ir en contra del absolutismo, mientras tanto al país se le proporcionaba fiesta y divertimento que diluían el conocimiento.

Mariana Pineda estará cada vez más contra las cuerdas y su lucha y la de los suyos se revelará cada vez más complicada ante un poder absoluto y policial que tiene todas los mecanismos a su alcance y sin limitaciones para conseguir sus propósitos: extorsiones, torturas, entradas en las casas sin reserva, alteración de pruebas, testigos falsos...

Mariana Pineda moriría el 26 de mayo de 1831 siendo aun una joven flor de tan solo 26 años, a manos de la dictadura monárquica de la época que la ajustició mediante el sistema del garrote vil en la Plaza del Triunfo de Granada. Su antagonista en la serie es el alcalde del crimen o jefe de la policía granadina Ramón Pedrosa, el cual se desprende en la narración que es un ser abyecto y despreciable, con tanta ruindad como para pretender los favores carnales de Mariana y a la vez de proponer pruebas falsas para culpabilizarla, entre ellas, el hallazgo de una bandera liberal en su casa, que fue la causa principal de su enjuiciamiento.

En la serie se suceden todo tipo de intrigas, hay amor y desamor, traiciones y todo muy bien ambientado y con buenas dosis de historia.

Como ya he dicho, el elenco actoral fue soberbio, aparte de Pepa Flores se dieron cita Juanjo Puigcorbé, Manuel Galiana, Carlos Larrañaga, entre otros, y unos jóvenes Enrique San Francisco o Rosario Flores. Sin embargo, el papel estelar en la representación masculina lo encarnó un actor no tan renombrado como los anteriores, pero sí que hizo un papel más que brillante, se trata de Germán Cobos, como Pedrosa.

Y termino destacando lo triste que es que en esta España que tantísimos patriotas se encargaron de construir; en este nuevo siglo veo más incultura y mas apatía que cuando yo me crié, y eso no es bueno, y los que pueden mandar, no sólo los políticos, también los medios de comunicación, los maestros, incluso los escritores, pues o no aportan el grano de arena que deben o miran para otro lado, cuando lo que se trata es de impulsar la cultura y los valores en nuestro país. Una España de charanga y pandereta donde el baile y la juerga, también el fútbol, le ganan la partida a los libros a la moderna Ilustración.

Decía en un pasaje Mariana Pineda a Pedrosa que Fernando VII propugnaba las corridas de toros y las academias de costura, mientras se cerraban universidades. Pues eso, que hoy casi doscientos años después la mediocridad vence al conocimiento y necesitamos más marianas pinedas.

Comentarios