UN CÓRDOBA QUE LE QUITÓ UNA LIGA AL BARÇA, UNA QUINIELA Y UNA HISTORIA CURIOSA

Formación del Córdoba C.F. en la temporada 1971/72
No sé por qué, pero el fútbol, que me ha gustado siempre, hoy apenas me interesa, salvo algún partido de la liga muy interesante o las competiciones de selecciones. Porque lo que realmente me llena es el fútbol de antaño, el que yo viví cuando era joven y niño, cuando me sabía las alineaciones de prácticamente todos los equipos de 1ª División.

Mira tú por dónde que un tío de mi mujer me ha referido al menos en un par de ocasiones, una historia de esas épicas y curiosas que, en parte, se podría repetir hoy en la liga, porque trata sobre una liga que se le escapó a un grande en el último suspiro, en concreto al Barça y que tuvo como protagonista a un rival que nada se jugaba, el Córdoba C.F.

El tío de mi mujer es, a la sazón, cordobés y como buen hijo de esa tierra lleva el nombre del arcángel Rafael, que en contra de lo que pueda parecer no es el patrón oficial de Córdoba, pero como si lo fuera pues es un nombre muy popular en esa ciudad; tiene tanta raigambre que el propio campo de fútbol se llamaba «El Arcángel» y hoy en su nueva ubicación se llama «El Nuevo Arcángel».

El tito Rafalín es, a todo esto, un hombre cabal y honrado, que siempre está en su sitio, serio cuando hay que serlo y cachondo si la situación lo requiere; y me refería en la última ocasión en que rememoró aquella historia que a continuación pasaré a exponer, que en su vida laboral, ya está jubilado, cotizó durante más de cincuenta años y en su haber cuenta con cero días de baja, todo un ejemplo.

La historia que apenas hace un mes que me volvió a contar tiene tanto de novelesco que me pareció interesante acudir a Internet que es una fuente del saber para perfilarla, no porque no me la creyera sino porque quería disponer de los datos precisos.

Él refiere que era la última jornada de la liga española de 1971/72 y estaba viendo el partido Córdoba – Barcelona desde el balcón de un bloque de pisos aledaño al antiguo estadio de «El Arcángel», y que en los compases finales del encuentro hay un penalti a favor del Córdoba que se encarga de transformar Fermín, y que aquel postrero triunfo por 1 a 0 le daba aquel campeonato al Real Madrid. Pero eso no quedaba ahí, porque el tito Rafa llevaba una quiniela con trece aciertos y si el Córdoba rompía el empate haría el pleno (entonces la quiniela solo contenía catorce partidos) y previsiblemente una buena cantidad de pesetas.

Y como he comentado antes, no por desconfiar del tito Rafa, lo cierto es que quería ilustrar esta historia que me pareció que tenía mucha enjundia, muchos ingredientes atractivos, porque yo sé que pasado el tiempo muchas veces la realidad se puede distorsionar.

Y la historia es casi igual, pero es como sigue, en realidad, no se trataba de la última jornada de liga sino de la penúltima. El Real Madrid tenía el objetivo en esa temporada de resarcirse de las dos anteriores en las que había tenido una actuación bastante mediocre, un 4º y un 6º puesto, algo bastante indigno para las huestes del mítico don Santiago Bernabéu que por aquella época aún señoreaba en el palco del estadio que tenía y tiene su nombre, si los chinos no lo impiden.

Después de un buen inicio liguero, en contraposición a su gran rival de siempre el F.C. Barcelona, lo cierto es que acercándose el desenlace del campeonato el Madrid comenzó a desfondarse y el Barça a resurgir de entre las cenizas, algo que no es extraño en la historia de la liga y que casi cada temporada se produce tanto en un lado como en otro. De hecho, el Madrid venía de perder en la antepenúltima jornada ante el Deportivo de La Coruña por 1 a 0 y el canguelo ya era patente.

Antes de afrontar esa penúltima jornada el Real Madrid disponía de dos puntos de diferencia con respecto al Barcelona y cuatro con el Valencia, y cuatro puntos por disputar, a todo esto cabe recordar que entonces la victoria valía dos puntos y no tres como ahora.

Pero el calendario le era propicio al Barça y no tanto al Madrid, en tanto en cuanto los catalanes le tenían el golaveraje ganado a su rival, y en dicha jornada el Barcelona visitaba al Córdoba que ya estaba matemáticamente descendido, mientras que el Real Madrid tenía una complicada visita al Vicente Calderón en el derbi madrileño.

Los "madridistas" del Córdoba, Fermín, Del Bosque y Sanchís
Así las cosas, el Barcelona se presentó el 7 de mayo de 1972 en El Arcángel con un ilustre cordobés bajo palos como era Reina, padre del icónico Pepe Reina, el cual recibió una sonora ovación por parte de sus paisanos; enfrente un Córdoba que no se jugaba nada, la honrilla o quién sabe si algo más. En las filas cordobesistas estaba un chavalín llamado Vicente del Bosque, y también otro madridista como Fermín, de hecho, el Córdoba seguía la estela de los modestos clubes de hoy día que contaban en sus filas con jugadores jóvenes de las canteras de equipos grandes para foguearse. El conjunto local tenía como estrella al joven Manolín Cuesta, que a la postre triunfaría unas temporadas después en el R.C.D. Español. Ese año también militaba en el Córdoba Sanchís, el padre de Manolo Sanchís, ya en el ocaso de su vida deportiva, pero ese partido no lo jugó.

Las noticias que venían del Vicente Calderón no podían ser más favorables para los intereses del Barcelona, el At. Madrid estaba destrozando al Real Madrid, y los tantos curiosamente eran coreados por la grada (interminables ovaciones relataba un reportero de la época) que llenaba El Arcángel. Pero el caso es que no solo valía la derrota del Madrid, sino que el Barça tenía que hacer sus deberes, y ganar, el empate no le valía, pero los Asensi, Marcial, Juan Carlos o Rexach no acertaban con la portería defendida por Molina.

En el minuto 54, luego no fue al final de partido sino prácticamente en el comienzo de la segunda mitad, tras una internada de Manolín Cuesta en el área, este cae derribado y se salda con un penalti; penalti que se encarga de materializar el «madridista» Fermín. Después fue un quiero y no puedo por parte del Barça que veía como se le escapaba la Liga, y también contó con el ingrediente polémico de que los barcelonistas reclamaron hasta tres penas máximas en el área del Córdoba, muy típico.

Los diarios de la época acentúan el excesivo celo de los jugadores del Córdoba, que no se jugaban nada, o que no demostraran ser un equipo de 2ª, o el caserismo del trencilla de turno que no era otro que el colegiado vallisoletano Pascual Tejerina con el que «no se pudo hablar». «Nuestro equipo ha sido víctima de un descabello», afirmó el presidente blaugrana en esas fechas D. Agustí Montal, aludiendo a todo lo acontecido.

¿Maletines? Existieron, existen y existirán. Cabe recordar que el Madrid también perdió dos ligas en sendas temporadas en Tenerife cuando los canarios tampoco nada se jugaban, y resultados extraños y esfuerzos inopinados de equipos que no se juegan nada van a seguir ocurriendo. En el Córdoba, al menos, es importante reseñar que militaban jugadores de la cantera madridista y no me imagino a Del Bosque levantando el pie del acelerador, cuando el que se jugaba la Liga de esa temporada era su Madrid, parece obvio.

No obstante, para la última jornada no estaba decidido el título liguero, pero ya era menos factible para el Barcelona y para el Valencia (el Valencia había aprovechado los tropiezos de los dos grandes y se había acercado a dos puntos del Madrid), porque ambos tenían que esperar una carambola, y básicamente el pinchazo del Real Madrid, al que le valía con el empate, para proclamarse campeón. Ese último choque se disputaría en el Santiago Bernabéu ante un Sevilla que ocupaba el antepenúltimo puesto de la clasificación y que todavía tenía esperanzas de mantener la categoría, aunque dependía de terceros, de lo que hicieran Burgos y Deportivo de La Coruña que jugaban entre sí (y que empatarían). El Madrid apenas alimentó la tensión y a los dieciocho minutos anotaba el 1 a 0 para irse al descanso con dos goles en su casillero. En la segunda mitad culminaba su buena temporada con un triunfo por 4 a 1. A todo esto el Valencia haría sus deberes ganando a la Real Sociedad 2 a 1, y el Barcelona perdería, se ve que le afectó el varapalo de la semana anterior en la ciudad de la Mezquita, y cayó en su feudo del Camp Nou por 0 a 1 a manos del Málaga.

Ahora bien, se me había quedado en el tintero la segunda parte de esta simpática historia, y es ¿qué pasó con la quiniela del tito Rafa? La verdad es que tampoco recuerdo con exactitud si me dijo que había conseguido algo más de 200.000 pesetas, pero sí que rememora que la quiniela ni siquiera la hizo él, sino su mujer, al azar.

Nuevamente he acudido a los registros de la época para saber lo que tocó, hubo una recaudación de unos 303 millones de pesetas, de los que se repartían el 55 % en premios y el resto para las arcas del Estado, buen negocio, no sé si este reparto se mantendrá en la actualidad. Hubo una cifra importante de máximos acertantes, 358 que recibieron cada uno 155.653 pesetas. La ausencia de variantes en aquella quiniela (solo tres) hizo que fuera relativamente fácil o lógica, pese al inesperado 1 del Córdoba. Es curioso pero, a título de ejemplo, la última quiniela de la pasada jornada registró menos recaudación que aquella de 1972, y es que antes la quiniela era popularísima, y ahora con la avalancha de juegos y apuestas existentes se divide mucho el mercado.

El tío Rafa refiere que con esa cantidad pudo hacer muchas cosas: comprarse un piso, un coche, montar un taller mecánico que la familia mantiene hoy día y, en definitiva, lo necesario para casarse. Aquella cantidad que tal vez él la recuerde más generosa, también él la calculó en el valor que tendría hoy por el volumen de inversiones que hizo y no estaría por debajo de los 300.000 euros, y ese sí que es un cálculo muy acertado.

En definitiva, que aquel Córdoba que era un convidado de piedra le quitó la Liga 1971/72 al F.C. Barcelona y prácticamente se la regaló al Real Madrid, mientras que el tío de mi mujer lo veía en un lugar de excepción y comprobaba que aquel gol de Fermín le ayudaba prácticamente a impulsar una vida familiar y laboral esforzada pero también satisfactoria, desde luego aquella quiniela hizo justicia y cayó en quien se la merecía e hizo méritos posteriores para ser digno de un regalo tan especial.

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