BANGLADÉS, UN PAÍS MUY POBLADO EN BUSCA DE SU PRIMERA MEDALLA OLÍMPICA

Prácticamente vamos a comenzar nuevo año y el 2019 se presenta como un interesante período para las clasificaciones preolímpicas de cara a la cita de Tokio 2020. Mi afición a la geografía humana y política me lleva no pocas veces a realizar comparaciones entre logros deportivos y número de habitantes de un país. Creo haber comentado en este blog, aunque sea de pasada, cómo me dan cierta envidia países pequeños que son capaces de conseguir medallas en Juegos Olímpicos ya sea individual o colectivamente, Azerbaiyán, Eslovenia, Islandia (país con 300.000 habitantes y con selecciones de fútbol, baloncesto y balonmano que han estado en fases finales de campeonatos de Europa) o Cuba, país que por otro lado tiene alrededor una serie de micropaíses (caribeños), muchos con menos de 100.000 habitantes y que sacan velocistas de élite cada dos por tres.

No obstante, hoy me voy a parar en el caso contrario, esto es, países que pese a ser muy poblados, su relación con el deporte parece ser muy limitada, al menos por los resultados que obtienen en Juegos Olímpicos; pero sobre todo me voy a centrar en uno. Ya lo sé desde hace tiempo antes de la cita de Río y aquel día me pregunté cuál era el país más poblado del mundo que nunca había obtenido una medalla en los Juegos Olímpicos. Había que mirar la lista ordenada de población por país e ir descartando, algo fácil porque los más poblados son fijos en el medallero y en los primeros puestos, Estados Unidos, China, Rusia…, pero en el puesto octavo, o sea, muy arriba, estaba y está Bangladés, un país asiático de unos 160 millones de habitantes. En Río no mojó y según lo que he podido investigar tampoco ha obtenido jamás ni siquiera un diploma olímpico, ¿qué pasa con Bangladés?

Desde luego, poco sabemos de Bangladés, un país que se nos antoja lejano y exótico. A los ciudadanos occidentales nos viene pasando lo que se decía de los estadounidenses hace unos años, que sabían mucho de su propia historia y geografía, pero que eran incapaces de ubicar en el mapa mundial a la propia España. Es normal y entendible, los europeos tendemos mucho a conocer bastante bien nuestro entorno y todo lo que está occidentalizado, es decir, influye la cercanía y también la economía. Conocemos todos los avatares de Estados Unidos aunque nos separen un océano inmenso y varias horas de avión. Sin embargo, Mauritania o Níger, que están aquí al lado como el que dice, son absolutamente desconocidas para nosotros, no nos une nada con ellas y de vez en cuando miramos en el mapa por el asunto de las pateras.

Pues eso, Bangladés, ¿para cuándo una medalla olímpica? Y no, no es que no se practique deporte en ese país, lo que pasa es que su éxitos deportivos van claramente relacionados con su desarrollo económico. Aunque esto es evidente que no es una ecuación exacta, es bastante proporcional que los logros deportivos vayan aparejados al nivel de inversión deportiva que se ejecuta en cada país, salvo obvias excepciones, que las hay y muchas como ya he señalado más arriba.

Y Bangladés es un país teóricamente subdesarrollado, en tanto en cuanto su nivel de renta per cápita anual está entre las veinte más bajas del mundo. No obstante, lo bueno es que el país crece, está creciendo a un ritmo muy rápido; pese a ello, partiendo de una posición tan baja, el hecho de multiplicar su desarrollo por mucho cada año, lo sigue dejando todavía muy lejos de ser una economía influyente. Precisamente el pico de desarrollo se está generando con lo poco que conocemos de este país, su sector textil; tal vez, una parte nada desdeñable de la ropa de tu armario tiene su origen en Bangladés, país donde las grandes multinacionales de las prendas de vestir (entre ellas Zara o El Corte Inglés) han llevado allí sus fábricas para conseguir unos beneficios enormes, dados los sueldos miseros y las indignas condiciones de trabajo a que son sometidos los obreros, muchos de ellos mujeres y también niños. Hace unos años una fábrica de ropa se vino abajo, murieron más de mil de personas, la noticia estuvo unos días sacudiendo nuestras conciencias, pero se pasó y ya nadie o pocos se acuerdan de las condiciones de trabajo en este sector en Bangladés, es mucho más importante si un huracán puede azotar Carolina del Sur, que bien que nos lo estuvieron anunciando meses atrás en los telediarios.

Bangladés tiene una gran tradición en un deporte típico asiático, llamado kabaddi, que más bien es un juego (una especie de juego de recreo como el que jugábamos en el patio del colegio cuando éramos niños, pero en plan un poco bruto), y sobre todo en el críquet, donde es una potencia mundial; y claro, ninguno de estos deportes es olímpico. De manera que así les luce el pelo, todos sus esfuerzos, que al parecer no son muchos, se dedican a dos deportes con una proyección mundial muy limitada.

Los nulos logros deportivos de Bangladés también tienen su equivalente en los Juegos Asiáticos, un evento multideportivo del estilo de los Juegos Panamericanos o los Juegos del Mediterráneo, y es que pese a que se llevan disputando desde 1951 cuatrienalmente, solo ha conseguido doce medallas hasta la última edición que fue este 2018 en Indonesia, por las más de 3.000 que tienen China y Japón, o las cerca de 2.000 con las que cuenta Corea del Sur, que son las naciones más laureadas. Ocupa un escasamente honroso puesto 37º en el medallero superándole un montón de naciones con poca población y no mucha mejor renta per cápita que la de este país.

No he podido encontrar en la Red demasiadas esperanzas para este país de cara al futuro, se atisba alguna incursión en deportes de precisión, o sea, tiro con arco y tiro olímpico, pero sin que esa proyección sea suficiente para que en Tokio puedan inaugurar su medallero. Hay una liga de fútbol, el deporte global por antonomasia, y con una incipiente inversión donde ya comienzan a recalar jugadores sudamericanos, nigerianos e incluso algún español, pero por el momento a años luz del potencial de otras selecciones asiáticas.

A partir de estos considerandos podemos partir de la hipótesis de que el futuro a medio plazo podría ser halagüeño, no dudo de que en las autoridades del país existe la preocupación y el empeño de alcanzar esa primera medalla olímpica. La pujanza de su economía debe impulsar teóricamente también el deporte, no en vano en 2005 fue calificada por el grupo financiero Goldman Sachs como una de las Next 11 del siglo XXI, esto es, las 11 siguientes economías con potencial para convertirse en economías importantes en este siglo.

Lo cierto es que se percibe que hay determinados países asiáticos donde el deporte va bastante retrasado. China despertó en 1984, hasta esa fecha estaba inédita, ahora es una potencia. India solo tiene veintiocho medallas en su historia, en Río solo obtuvo dos. Vietnam consiguió el primer oro de su historia en Río. Birmania con más de cincuenta millones de habitantes también tiene el medallero vacío. Pakistán con doscientos millones de habitantes cuenta con diez medallas, sin embargo, la última la obtuvo en Barcelona 92.

En definitiva, ¿cuándo ganará Bangladés su primera medalla en Juegos Olímpicos? Hagan sus apuestas.

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