¿EL PILLA PILLA FUTURO DEPORTE OLÍMPICO?

Los que me siguen habitualmente en este blog saben que soy apasionado de los deportes minoritarios, y casi a la par de los deportes modernos o de nuevo cuño. Y con ese afán siempre estoy husmeando disciplinas que pueden tener potencialidades en el futuro, que aspiran a ser deportes de moda y, si cabe, consolidarse y postularse para formar parte del programa de unos Juegos Olímpicos.

Llevo mucho tiempo pensando en hacer una entrada sobre parkour, ese deporte urbano que raya lo clandestino, lo transgresor, y que aúna gimnasia con riesgo, tomando como cancha cualquier espacio ciudadano que suponga un obstáculo y que se pueda franquear, saltar, esquivar…

Esa entrada la tengo pendiente, máxime cuando en mi localidad, una ciudad media de una provincia media, y no caracterizada por estar a la vanguardia, hace no mucho que ya tenemos un espacio urbano donde se han ubicado elementos colocados ex profeso (con cantos redondeados) para la práctica de este novísimo deporte. Tengo que ir por allí para ver cómo los chavales que antes acudían a parques y fuentes para hacer sus cabriolas, ejecutan hoy sus trucos en un marco «institucionalizado».

Pero cuando todavía estaba latente esa posibilidad de hablar del parkour local, descubrí hace apenas unos pocos meses un deporte espectacular como pocos, que pretende de algún modo, darle al parkour una especie de revestimiento competitivo.

¿Quién no ha jugado de pequeño, o de grande, al pilla pilla? Quien dice pilla pilla, dice atrapada, persecución, tú la llevas, etc., que en cada sitio tendrá su nombre aunque el concepto será poco más o menos el mismo. Y este juego podemos afirmar además que es universal, que ahora mismo, mientras estoy escribiendo esto, seguro que hay niños jugando en los cinco continentes al mismo juego, con ligeras diferencias de reglas.

Ahora juntemos el pilla pilla con el parkour, con unas reglas que beneficien el espectáculo y que premie la preparación física, hasta tal punto que sus participantes tengan que llevar a cabo un entrenamiento concienzudo y específico, y tendremos la semilla de algo interesante. Y ahora falta el escenario, un lugar cerrado, un pabellón de deportes parece un espacio perfecto, con objeto de que miles de personas puedan presenciar este nuevo deporte.

Pero vayamos al meollo y empecemos a hablar con propiedad, desde hace unos años existe la World Chase Tag, una especie de liga mundial de persecución o de pilla pilla. Se dispone de una pista dentro de un pabellón, en la que se han instalado muros, barras, escalera, listones, rampas, andamios..., sus medidas son bastante reducidas, es un cuadrilátero que no es más grande de un 10x10 metros, es decir, la cuarta parte de una pista de balonmano o fútbol sala; y la dinámica del juego, importada del tradicional pilla pilla, es la de atrapar a un contrincante.

Esto es, en este deporte se enfrentan dos rivales, uno es el perseguidor y otro el perseguido, el perseguidor cuenta con veinte segundos para pillar a su contendiente. Ambos están enfrentados, cada cual en cada lado del cuadrilátero, y el perseguidor en ese tiempo ha de tocar a otro, y debe hacerlo por debajo de los hombros. Este es uno de los grandes atractivos de este nuevo deporte que lo hace muy espectacular, y es que los enfrentamientos son auténticamente relámpagos, no te da tiempo ni a pestañear, porque casi te lo pierdes. El plan de juego es variado, los perseguidores pueden ir rápidos o lentos para hacer una miniestrategia (tampoco pueden pensar ni ralentizar demasiado porque como se duerman un poco el tiempo se esfuma) e ir arrinconando al contrario. El perseguido tiene la ventaja de que él puede ser activo, aunque a veces no lo es, sabe adónde quiere ir, y el perseguidor es, de algún modo, más reactivo, pero todo esto es cambiante, tanto como la rapidez con la que todo se sucede. Y mientras, están corriendo, saltando, zigzagueando, sorteando y esquivando.

Después de visionar muchos enfrentamientos ya digo yo que no es fácil salir libre en la persecución; y es que sin conocer estadísticas concretas seguro hay bastante más prevalencia de las atrapadas que de las liberaciones o escapes.

Con este concepto tan simple es evidente que deben configurarse otras normas asociadas que doten de estructura a la competición, así se hacen varios «combates» entre equipos, son como asaltos de un combate de boxeo. Se hacen entre doce y dieciséis combates seguidos, y eso es un set. Gana el que acumula dos set.

Este deporte se ha extendido de tal manera, se ha popularizado tanto, que ha llamado la atención de grandes corporaciones de medios de comunicación, especialmente televisión, puesto que es un producto marcadamente televisivo, que ya podemos decir que se ha profesionalizado a la velocidad del rayo, a la misma velocidad con la que se desarrollan los asaltos en la pista.

Los practicantes son chicos jóvenes con una franja de edad que está ahora mismo entre los veinte y veinticinco años, y son unos grandes deportistas. Y es que este deporte es una conjugación de otros deportes, desde luego hay que ser un buen atleta, donde son vitales la carrera explosiva y la capacidad de salto, pero también la resistencia, porque hay que aguantar una sucesión de combates y hay que tener fondo y capacidad de recuperación. Igualmente, como deporte asociado al parkour, es muy esencial tener una importante base de gimnasia artística, donde la fuerza es un elemento esencial.

Los rectores de este deporte espectáculo pretenden que sea un evento de masas y quieren que se vincule muy desde el principio como una actividad sana y con riesgo controlado. Se propugna que entre los participantes haya una noble rivalidad, de hecho, los contendientes se saludan cuando culmina un enfrentamiento. Y en cuanto al riesgo controlado, los accidentes pueden existir, pero por las dimensiones y alturas de los diferentes obstáculos del circuito, apenas hay algún golpe en las extremidades, en la cabeza (aunque no llevan casco) lesiones graves yo no he visto.

La ESPN es una de esas corporaciones interesadas en promover este novísimo deporte, y veremos con el tiempo si su inversión no va calando en la ciudadanía y en los rectores del Comité Olímpico Internacional para ser un futuro deporte olímpico.

Para empezar, ya hay muchos países, occidentales fundamentalmente, los que comienzan a tener deportistas profesionales y estructuras para entrenar y desarrollar las diferentes competiciones.

Desde luego le veo un enorme futuro a este deporte, pero mientras tanto se suceden los acontecimientos, ya hay centenares de vídeos en Internet sobre campeonatos de este deporte, e invito fervientemente al personal al que le gustan como a mí nuevas ideas deportivas, a que se dé una vuelta por este auténtico espectáculo.

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