¿PARA CUÁNDO EL FÚTBOL SALA DEPORTE OLÍMPICO?

Estamos ya en pleno período preolímpico, Tokio está a la vuelta de la esquina, y nos adentramos en unos meses críticos donde muchísimos deportistas de todo el mundo darán el máximo para intentar estar en la cita nipona del verano de 2020, no obstante, no le demos vueltas, el fútbol sala no estará.

Y probablemente da igual cuando leas esto, porque existe una especie de leyenda negra con este deporte, que le impide ser olímpico, evento tras evento.

Y es que puestos a pensar, a mí los Juegos Olímpicos me encantan, ya me he planteado en más de una ocasión cuál es el deporte más practicado del mundo que no tiene presencia en el catálogo de deportes aceptados por el COI para formar parte del programa olímpico. Si no es el fútbol sala poco le falta.

No obstante, vayamos por partes, el fútbol sala da la impresión de ser un deporte de tal entidad como para formar parte de dicho programa y, sin embargo, resulta sorprendente no solo que no esté sino que ese programa sigue engordando con disciplinas más llamadas al espectáculo que a otra cosa; especialidades que son relativamente populares o no, pero sobre las que sospecho que el COI está intentado promocionarlas desde su innegable proyección global para que se difundan más, en una suerte de inyección de popularidad.

En este sentido, ya llevamos varios juegos en los que la gimnasia en trampolín (nombre oficial para los saltos en cama elástica), ha sido oficial, y lo seguirá siendo, un deporte más cercano a lo circense que a lo estrictamente deportivo, y marcadamente diseñado para el espectáculo, pero realmente ¿se practica tanto en el mundo entero? Es el caso del ciclismo en BMX, también lleva varias ediciones y a lo mejor ni habíamos caído en ello.

No solo tenemos esos deportes, para Tokio veremos por primera vez la escalada, casi la descubriremos, porque la observaremos en tres modalidades: escalada en bloque, dificultad y velocidad; no tengo criterio en la actualidad para saber cómo se comportará este deporte, si será más esto o será más espectáculo. Pero el COI no se queda aquí, ya tiene en nómina para futuras citas esos deportes espectáculo que parecen estar sacados de los X Games, una especie de juegos deportivos extremos abanderados por el grupo mediático estadounidense ESPN, entre ellos el más sonado es el skate.

Y mientras tanto, mientras el COI convierte en una criatura obesogénica a los Juegos como si no hubiera un mañana, del fútbol sala mejor si eso lo hablamos otro día.

A todo esto, y retomando con lo que señalaba al principio, ¿es el fútbol sala el deporte más practicado del mundo sin presencia en los Juegos Olímpicos? Pues no me atrevería sin datos en la mano a certificarlo, pero sí que seguro que está entre los cinco primeros. Probablemente el fútbol americano sea de los más practicados en número de personas, aunque su práctica está muy localizada, lo mismo que a buen seguro ocurre con ciertos deportes nacionales que se practican en países asiáticos muy populosos, basta con que un deporte local (como ocurre con el fútbol americano en Estados Unidos) se practique en masa en China, India, Pakistán o Bangladés, para que en realidad ya haya muchos millones de personas practicándolo.

No obstante, no es una cuestión de cantidad de practicantes lo que pretende el COI en principio, sino de calidad, esto es, el Comité marca una serie de requisitos para poder considerar en su programa oficial a un nuevo deporte y, en su esencia, son criterios básicamente cualitativos, esto es, ser practicado en un mínimo de 75 países y 4 continentes en categoría masculina y en categoría femenina en 40 países y 3 continentes. Muy probablemente el fútbol sala cumpla estos parámetros de sobra y si no los cumple, desde luego cumple más que muchos otros que llevan décadas en el programa olímpico y no llegan ni de lejos a cumplir esos estándares: el pentatlón moderno, el

béisbol, el hockey hierba, el waterpolo, o la propia gimnasia en cama elástica.

Entonces cuál es el problema, he leído muchas cosas en Internet, incluso argumentos muy kafkianos, pero nadie da con la tecla. Habiendo tanta disensión en cuanto a las causas para que el fútbol sala no esté en unos Juegos, es evidente y esta es una hipótesis mía, que la culpa viene más del fútbol que del movimiento olímpico.

Para empezar habría que hacer un pelín de historia, el fútbol sala es el hermano pobre del fútbol 11, o más exactamente el hermano desprestigiado. La promoción que se hace es tan escasa que su preocupación por esta variante que se juega en pabellones y polideportivos apenas data de un par de décadas. De hecho, en sus inicios el fútbol sala tenía su propia federación internacional, y en España también contaba con su propia federación nacional, con el tiempo la FIFA entendió, aun con cierto disgusto, que más valía tener en su seno todo lo que llevara el nombre de fútbol aunque no le gustara, fútbol sala, fútbol 7, fútbol playa o fútbol femenino. De hecho, todavía convive hoy la Asociación Mundial de Futsal, que celebra sus mundiales alternativos, y en la que curiosamente está asociada Cataluña, estos catalanes no dan puntada sin hilo y donde ven un resquicio, ahí que se meten ellos. Desde luego dividir esfuerzos por medio de federaciones postizas no le hace ningún bien al fútbol sala en sus pretensiones, me temo que no muy grandes, de ser olímpico en algún cuatrienio de estos.

Si las instituciones del fútbol hubieran querido que el fútbol sala estuviera en unos Juegos ya lo habrían conseguido, ¿o no? Hoy por hoy el fútbol es el deporte que más dinero mueve en todo el mundo, es el deporte que más se practica en todo el mundo, y no queda país, por pequeño que sea, donde no se juegue con cierta estructura seria, es decir, que con que la FIFA se hubiera interesado de lleno en facilitar la incorporación del fútbol sala, esto se habría conseguido desde hace ya mucho tiempo. Pero es que precisamente el fútbol es el único deporte de los Juegos donde no van los mejores, la FIFA limita la participación, como un modo un tanto absurdo de no desprestigiar sus competiciones mundiales y continentales, y solo permite equipos compuestos en categoría masculina por menores de 21 años y con tres fichas de mayores. El baloncesto profesional ya superó esto, y para muchos jugadores de la NBA, incluso los mejores, es un orgullo participar en unos Juegos y optar a ganar un oro, como ocurre con las estrellas estadounidenses más mediáticas.

Pero mire Vd., el fútbol es el fútbol, y un Messi, un Cristiano o un Griezmann están privados de disputar unos Juegos cuando están en su cénit deportivo, ¿y les gustaría?, me imagino que sí. Pero el fútbol es así, tiene esa capacidad de fagocitar todo lo que tiene a su alrededor, en una estrategia poco entendible de no perder su esencia, de ser diferente. Una fagocitosis que no permite que el fútbol sala crezca más. Hoy por hoy, los mejores deportistas y más famosos del mundo están en los Juegos, están Federer y Nadal, está o estará Tiger Woods, ha estado Lebron James, pero los mejores futbolistas (y los deportistas del motor, aunque esta es otra historia) ni están ni se les espera.

¿Y el fútbol femenino? Pues llevo varias semanas en este blog analizando puntualmente el machismo que impera en nuestra sociedad, y el fútbol es uno de los más claros ejemplos; las instituciones de la FIFA están dominadas mayoritariamente por hombres y la promoción es más bien escasa, ni siquiera se preocupan de ir compensando el desequilibrio tan grande que existe, aunque sea propiciando que los medios de comunicación se hagan más eco de las competiciones femeninas. Cualquiera que se reconoce aficionado al fútbol probablemente tenga una visión sesgada de este deporte y al final no podrá ser visto objetivamente como un buen aficionado al fútbol, toda vez que únicamente sabe de fútbol masculino, es muy posible que sepa alineaciones completas de equipos españoles de 1ª división, pero será incapaz de decir más de tres nombres de jugadoras de la selección española. Seguro que es capaz de decir dónde se celebra el próximo Mundial masculino de 2022 y le costará más trabajo, o desconocerá por completo, dónde será el Mundial femenino que empieza en unas pocas semanas y en el que España tiene interesantes posibilidades de hacer algo grande.

El fútbol fagocita al resto de deportes, pero también a sus hijos e hijas, es así, incluso al propio fútbol masculino, porque quitando la 1ª división y un poquito la 2ª, las restantes son no profesionales con apariencia de serlo, donde los municipios a través de sus ayuntamientos aportan generosas cantidades económicas que en muchos casos no tienen, y hay una cultura de club tan acentuada que construye estrellitas, jóvenes ilusionados que no van a llegar a nada, y que dedican los mejores años de sus vidas a patear campos de regional y que cuando concluye su ciclo deportivo no tienen oficio ni beneficio.

En fin, el fútbol sala podría ser un buen resorte para unos Juegos, el fútbol tendrá todo lo que queramos, o no, pero el fútbol sala es garantía de más goles y de más espectáculo, como ocurre con todos los deportes colectivos de sala. El tiempo nos dirá.

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