ALCATRAZ, UNA INTERESANTE SERIE PENDIENTE DE IMPROBABLES FUTURAS TEMPORADAS

Mala suerte he tenido esta vez, esto me pasa por ver series sin mirar información previa, y es que, comenzando por el final, tengo que decir que la serie Alcatraz se quedó pendiente de una o sucesivas temporadas y parece ser que esto no tendrá lugar.

Y es que ya saben los que me conocen que huyo de largas series porque, en las más de las ocasiones, se me suelen hacer eternas; la última fue House, que creo que tardé no menos de dos años en visionarla entera. Por eso busco microseries que tengan un inicio y un final, pero hete tú que en esta me he equivocado y hay inicio y no hay final.

Esta es la peor información de esta serie, que se quedó coja, porque por lo demás el resto es más que fantástico. Yo buscaba la pasada primavera microseries con ambiente carcelario, una temática que me gusta sobremanera y aunque seguro que no los he visto todos, acumulo un buen bagaje de largometrajes de este género. Y me surgió esta, ¿cómo no ver una serie con este título?, ¿cómo no caer en la tentación de visionar una ficción relativa a una prisión que es todo un mito?

Casi puedo decir que lo que ocurrió al ver el primer capítulo fue mejor de lo esperado, porque no era propiamente una serie de genero carcelario y sí más bien policíaco, incluso con tintes de fantasía o misterio. Y todo ello porque la propuesta no puede ser más original, la serie parte de que en 1962 Alcatraz se cerró y sus prisioneros fueron repartidos en diferentes cárceles estadounidenses, esa es la realidad, pero se genera una hipótesis más arriesgada, nos encontramos en 2012 y comienzan a aparecer en San Francisco y su área metropolitana, presos de aquella cárcel con la misma edad que tenían cincuenta años atrás.

Esa hipótesis se centra en que desaparecieron centenares de presos a causa de un agujero de gusano o túnel cuántico, provocado posiblemente por diferentes experimentos médicos, psiquiátricos y científicos que se llevaron a cabo en aquella isla-prisión por aquel entonces.

La realidad que se presenta en el mundo actual es que están renaciendo como setas aquellos peligrosos presos que no solo mantienen la edad que tenían en la década de los 60, sino que considerando ese paréntesis temporal, tampoco han perdido su espíritu criminal: violadores, asesinos, ladrones, terroristas, pederastas, delincuentes en general…

Un veterano detective policial, Houser (interpretado por el actor Sam Neill), que fue vigilante en Alcatraz en aquella década de los 60 se encargará de conformar un reducido y discreto grupo de élite. Ha de ser discreto por aquello del misterio que desprende el salto en el tiempo y también la necesidad de mantener el secretismo para no generar psicosis en la población ante la posibilidad de que los peores delincuentes de la historia vuelvan por sus fueros. Ese grupo de élite se compone por la inspectora de policía Rebecca Madsen (Sarah Jones) y por un curioso civil bastante friki, el doctor Diego Soto (es el actor de origen chileno Jorge García, más conocido por su participación en Lost con el papel de Hurley), todo un experto en Alcatraz, escritor de varios libros, pero también experto en cómics y en informática.

El esquema de la serie es muy dinámico, cada entrega se centra en un solo delincuente, de hecho cada capítulo lleva el nombre de ese personaje. En cuanto es detectado se pone en marcha el operativo para su detención vivo o muerto, aunque preferiblemente vivo, pues cada delincuente es una fuente de información para desvelar qué ocurrió en la isla medio siglo atrás. Aparte, mientras se sucede la acción en el presente, se realizan originales analepsis en las que se cuenta algo de la vida de esos delincuentes, por qué llegaron a Alcatraz, qué les sucedió allí, y finalmente también hay una línea discursiva relativa a los experimentos que se practicaban en Alcatraz y que tenían a los presos como protagonistas.

El centro de operaciones está en el propio Alcatraz donde mientras se intenta encontrar en la actualidad a los delincuentes inspeccionando sus pautas del pasado, paralelamente también se pretende descifrar qué misterio oculta Alcatraz que deparó este extraño salto cuántico.

Aunque es evidente que todo es una pura ficción, es una serie con importantes dosis de entretenimiento, mantiene incluso una atractiva dualidad, entre lo real, esto es, la acción de los delincuentes en la actualidad, que matan, roban o extorsionan; y esa trama de misterio que a medida que pasa cada capítulo comienza a ser más intrigante, y todo ello porque amén de los tres miembros principales del equipo de acción, también existen otros, una psiquiatra, la doctora Lucy Banerjee (Parminder Nagra) y el médico Milton Beuaregard (Leon Rippy), que extrañamente también sufrieron el salto cuántico y deben de saber mucho más de lo que callan, son los dos únicos «buenos» que también reaparecen cincuenta años después.

Las conexiones con el pasado que se vienen reiterando en cada capítulo forman también una historia aparte, puesto que nos adentra en los vericuetos de aquel espacio en el que se conjugaban lo mejor de cada casa, en un recinto diseñado para que fuera imposible, o casi imposible, la fuga, y con una serie de funcionarios estatales nada rectos, con el alcaide de la prisión al frente, Edwin James (protagonizado por el actor Jonny Coyne), un personaje recurrente en la serie y que hace un papel genial. Si la serie hubiera continuado más temporadas yo albergaría la posibilidad de que este también hubiera formado parte del salto cuántico y hasta que él mismo lo habría alentado.

Cada capítulo es una conjunción de todas estas tramas, una trama lineal acerca del Alcatraz de la década de los 60, sus cuitas carcelarias y lo que sugiere que pudo provocar la ruptura espacio temporal; pero si es entretenida es sobre todo por lo dinámica que es la acción en el presente, porque cada delincuente está especializado en una maldad distinta, y la forma de afrontar su detención sigue estrategias distintas. Una combinación que se sucede en tres cuartos de hora, por lo que no hay oportunidad casi para pestañear.

La inspectora Madsen tiene una conexión con uno de los delincuentes más peligrosos de Alcatraz, Tommy Madsen, que es a la postre su abuelo; con esta subtrama se genera una importante tensión a lo largo de todos los episodios y que tiene una consecuencia fatal en el episodio de la primera y única (y previsiblemente última) temporada de la serie.

Por cierto, como es un actor tan de moda en la actualidad, Rami Malek también aparece en una entrega interpretando a un depredador sexual, atormentado y desquiciado que tiene además el síndrome del sabio y que le permite tocar con genialidad instrumentos musicales. Malek es Webb Porter en la serie y es una muestra más de lo camaleónico de este artista que con su participación en Bohemian Rhapsody ha marcado un antes y un después en su carrera.

Como he comentado al principio la serie se quedó coja, gracias a que no cuajó en la audiencia y esta es la que manda, craso error. Error que sufrimos los que no tenemos nada que decidir varios años después, pero que hubiera permitido varias temporadas más, porque había teóricamente cientos de delincuentes perdidos en el tiempo y se podría haber alargado como una goma. Pero no hay nada que decidir, dudo que en el futuro se continúe.

Por poner un pero a la serie, que los delincuentes renazcan hoy con una mentalidad de medio siglo atrás, pero perfectamente adaptados al entorno, es algo que no encaja, y se le podría haber sacado más jugo a ese salto en el tiempo buscando las debilidades de un presente que para estos malos les es ajeno y hostil.

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