500 ENTRADAS DEL BLOG A DISCRECIÓN, HASTA EL INFINITO Y LO QUE SURJA

Veía que se acercaba el día y ahora que en verano puedo tener más tiempo, ocurre lo contrario, que como se suele decir popularmente casi me pilla la vaca. Y es que ya tenía apuntada la fecha más o menos en el calendario, 500, un número redondo, ¡quinientas entradas en este blog!, y quería hacerme un pequeño homenaje autorreferente, con una especie de balance, con anécdotas, curiosidades, con un avance de futuro.

¿Por qué 500 y no otro número? Pues porque igual en otras cuestiones de la vida tal vez cualquier día es propicio para cualquier cosa, para llamar a un amigo, para celebrar que quieres a una persona, para visitar a alguien que necesita tu aliento; cuando algo está institucionalizado, como esta bitácora lo representa para mí, como tantos eventos de la vida que tienen una regularidad, ese número redondo le da un tono sentenciador, de celebración…, en mi caso, no puedo negarlo, haber llegado hasta aquí es un hito que ni me planteaba al principio, y ahora me puedo sentir modestamente orgulloso de lo que he hecho.

Para los que siguen este blog y me conocen ya saben las motivaciones que me hicieron afrontar esta travesía, sin final a la vista, pero básicamente me gusta escribir y con esta tarea me obligo a hacerlo una vez a la semana y doy rienda suelta a una vocación que, hace años, podría considerar frustrada, pero hoy no lo veo de tal modo.

Todo se inició por un casual, desde luego hace más de diez años (el blog supone a día de hoy quinientas entradas en algo menos de una década, porque cada año tiene cincuenta y una o cincuenta y dos semanas), yo estaba en casa de unos amigos y estos habían invitado a una especie de poeta-trovador, con barba y coleta a modo de veterano hippy, un tipo que declamaba poesías, que tocaba la guitarra y que cantaba como un cantautor. A la par nos comunicó que tenía un blog de carácter literario en el que podía canalizar sus inquietudes, tal que estas quedaran grabadas para la posteridad; no obstante, y lo sustancial de todo esto, es que nos animaba a todos los que teníamos algún tipo de afición o deriva cultural a hacer lo mismo.

Y la verdad es que a partir de ahí, comencé a darle vueltas a la cabeza, durante días, meses y es probable que uno o dos años, y la idea iba fraguando. Fue un tiempo de ir madurando todo en mi mente, como si fuera diseñando un proyecto sin escribir una sola línea, pero sabiendo que cada día que pensaba iba apuntalando la estructura de lo que quería hacer. Por supuesto que tenía algunas dudas, que no abismo, para empezar un mero obstáculo técnico, ¿podría yo construir un blog?, a la postre fue más fácil y efectista de lo que parece. Posteriormente ¿de qué escribiré?, ¿con qué frecuencia?, ¿hasta cuándo durará?

Y sobre todo, me acosaba una idea inicial, ¿cómo empiezo?, y es que quería que la primera entrada fuera algo interesante de mi vida, curioso, que llamara la atención, alguna historia singular, uno no tiene muchas, pero después de cuarenta años, a cualquiera le pasan cosas sorprendentes, dignas de ser contadas y escuchadas (o leídas). A todo esto, no es que me planteara de forma presuntuosa que mi blog fuera a ser un referente mundial, yo quería escribir, hasta ahí, y si de paso contribuía a entretener o a informar sobre algún conocimiento que yo tenía y que a alguien le pudiera interesar, pues miel sobre hojuelas.

Así que comencé con una anécdota curiosa de mi vida, y es que el día que entré a la mili, en mi viaje de tren a Córdoba me encontré con un actor de cine, secundario bien es cierto, pero que con los años e Internet supe perfectamente que lo que me había contado era verdad. Era la entrada iniciática, tal vez la que más me gustó hacer, aunque cayó en el olvido.

Y esa es otra, uno empieza un blog y tiene sus ojitos derechos, pero luego la realidad dicta otra cosa, por avatares de los inescrutables algoritmos de Google o sepa Dios qué, la verdad es que artículos que a mí me gustaron mucho elaborar han sido muy poco leídos, y otros que hice casi de soslayo tuvieron un éxito inesperado.

Pues nada, comencé el blog a principios de 2010 y a las pocas semanas o meses ya se fue configurando la estructura de lo que iba a ser, es más, puedo casi confirmar que aquel plan preconcebido que tenía en mi cabeza antes de empezar la andadura, iba empezando a fluir con más perfección de la que yo me hubiera imaginado inicialmente.

Bien es cierto que la rutina de escribir una vez a la semana y que uno está metido en una vida, una rutina, un trabajo, una familia, tiene sus oscilaciones en cuanto a preparación; hay veces que me he encontrado con varios artículos en cartera, las menos, y las más, en que voy escribiéndolos sobre la marcha, y a veces apuradísimo de tiempo.

Lo que es muy apasionante es que a veces estoy falto de ideas y necesito saber de qué escribir, y durante la semana surge la idea, aprieto bien las neuronas cerebrales y la bombilla se enciende, hasta se encienden varias.

Al principio era un poco inexperto en el manejo del blog, que aunque fácil, tiene sus cosillas que aprender y tardé no pocos años en darme cuenta que, por ejemplo, podía programar las entradas, algo sumamente útil por cuanto la publicación que realizo el fin de semana, mayoritariamente sábados y domingos, me pillaba de vacaciones o con otros menesteres que me hacían imposible enfrentarme a mi ordenador; una vez que entendí esta herramienta, esto me dio un respiro.

Y es que irremediablemente un blog que ya ocupa temporalmente un 20 % de mi vida, o tal vez más sabiendo que los primeros años uno está desconectado, por poco que sea algo personal, aunque no mucho porque trato de temas de interés general, también tiene parte de mí y esta bitácora ha atravesado hitos importantes de mi existencia, adoptar un hijo, un divorcio, fallecimiento de seres queridos; y seguramente estas y otras marcas vitales han ido también haciéndolo progresar y moldearlo.

Uno de los peros que me pongo es el del diseño y la estética del blog. Al año de funcionamiento se lo mostré a una persona con cierta experiencia que ya manejaba una bitácora desde hace años, y me sugirió que cada cierto tiempo, anualmente más o menos, le cambiara el diseño. Lo hice siguiendo su consejo y del diseño primigenio derivó el actual, pero es que me supuso tal desconfiguración de las entradas, fue tal el calentamiento de cabeza que jamás se me ha ocurrido volver a cambiarlo, así que este diseño que se ve hoy, un tanto hippy, un tanto transgresor, es el que mantendré por siempre, salvo que algún alma caritativa con amplios conocimientos informáticos se preste voluntariamente a ponerse mano a mano conmigo para pergeñar un cambio de aires estéticos.

En sus albores yo quería darme a conocer y mandaba una especie de correos masivos, tampoco tanto, en los que invitaba a mis amigos a leer mi blog. Al poco tiempo, no solo porque Google me situaba sorprendentemente algunas entradas muy arriba de sus búsquedas, sino porque no quería parecer pretencioso, me fui haciendo un sitio en Facebook y Twitter, y ahí lo difundía y lo difundo. En Facebook puedo señalar que el 95 % de mi muro, o sea, prácticamente todo él, lo dedico a realizar enlaces al blog; y es que me gusta Facebook a ratos, no me gusta nada para el cotilleo y sí me encanta para la difusión, evidentemente entre mis amistades. Twitter es más profesional, más global, y los enlaces que inserto me han permitido llegar a algunas personas de las que hablaba en el blog, son esos tesoros de los que un humilde escribiente se siente inevitablemente orgulloso.

Si tengo que inclinarme por un tema favorito de mi blog yo diría que en los deportes está mi piedra angular . Siempre me han gustado los deportes, los mayoritarios pero también los minoritarios y los desconocidos o los que se están inventando ahora mismo. Sí, porque me gusta escribir y porque como señalaba al principio, mi vocación frustrada es la de periodista y si me apuro, la de periodista deportivo. Pero mi vida profesional fue por otros derroteros, y afortunadamente tengo oportunidad de alimentar mi vis literaria e inventiva con frecuencia, y el blog complementa todo esto, o en realidad, lo llena prácticamente por completo.

Tengo trece etiquetas (temas) diferentes en mi blog, aunque algunos son complementarios, y ya he dicho que escribes entradas con más interés que otras y al final tus éxitos no van de la mano de tus preferencias. A este respecto las grandes preferencias de mis visitantes han permitido que el blog tenga cierta especialización en materia de coleccionismo y más exactamente en filatelia. Ya me di cuenta muy al principio de que la filatelia fue una afición masiva hace años y que ahora está en franco declive, con lo que miles de familias en España, también en el mundo, tienen hoy en sus armarios las colecciones del abuelo fallecido, creyendo que tienen una fortuna que no lo es, y lo que tienen es un material de gran valor sentimental que no saben apreciar. La gente me manda correos electrónicos con cierta habitualidad con fotos de sus colecciones para que las valore, jamás he encontrado nada interesante, muchas colecciones muy bien cuidadas, pero hasta ahí. Hubo una familia mallorquina que me regaló la colección de una tía suya, así de sorprendente es este mundillo.

Metiéndome ya de lleno en el terreno de las anécdotas, esta «especialización» me permitió un hito curiosísimo, un día estaba en el trabajo, hace unos tres o cuatro años y recibí un correo en el que Euskadi Irratia (la radio pública de Euskadi) me invitaba a una tertulia esa misma tarde para que interviniera en directo en un programa de estos vespertinos típicos en los que se entretiene a la audiencia con un sinfín de temas. Y les contesté al correo, les dije que sí, y ahí que participé, yo, desde mi casa de Bailén para todos los habitantes del País Vasco, el tema era obviamente la salud (delicada) de la filatelia en nuestro país.

No menos asombroso fue que también hace unos años una editorial francesa se pusiera en contacto conmigo para preguntarme si les permitía gratuitamente, en realidad no fue así pero ¿qué iba a pedir yo?, que suscribo que soy un humilde escribiente, utilizar parte de un artículo de mi blog para un libro de texto de enseñanza media, de aprendizaje de español en Francia. El artículo era uno sobre «cómics» relativo al personaje de Superlópez, obviamente les dije que sí, con el compromiso de que me mandaran un ejemplar, simplemente eso, a lo que accedieron, se portaron con gran profesionalidad, y bueno, es un orgullo que aunque sea de una manera mínima o testimonial, mi escrito sirve para que algunos jóvenes franceses aprendan español. De Superlópez se hizo una película después, ¿alguien se fijó en mi blog?

Donde tengo más visitas es, desde luego, en las entradas de coleccionismo, más o menos sin quererlo; pero donde he encontrado interacciones más nutritivas, tal vez porque es lo que más me gusta y lo más satisfactorio ha sido en muchos articulitos de deportes. A los aficionados al deporte en general y al atletismo en particular les sonará el gran Manolo Martínez, Supermán Martínez, este leonés que es el actual plusmarquista nacional de lanzamiento de peso y, entre otros logros, campeón del mundo de pista cubierta y medallista de bronce en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Precisamente consiguió la medalla tras la descalificación de un bielorruso si no recuerdo mal, por dopaje. Yo hice una entrada sobre esto, sobre lo triste y poco reconocido que tengas que recibir una medalla en los despachos ocho años después (¡ocho años después!, ¿tanto laberinto para hacer un análisis o contraanálisis?) cuando realmente te merecías haber subido al podio y tener tu foto para la posteridad. Bastó con que hiciera mención de él en mi Twitter y el propio Manolo me agradeció la entrada.

Siempre he pensado que si hubiera hablado de fútbol, los endiosados futbolistas jamás se hubieran hecho el más mínimo eco de mi modesta aportación, pero cuando hablas del resto de deportes las circunstancias cambian radicalmente, en realidad, quitando el balompié los demás deportistas son más que accesibles.

Me sentí muy orgulloso cuando hice una entrada sobre la extinta y laureada sección de voleibol del Real Madrid y un jugador sueco de aquel equipo hizo un comentario en la entrada, Tomas Hoszek (de evidente origen checo o eslovaco) se llamaba, que en un muy buen español estaba recabando información sobre aquel equipo, me comentó que llegó a vivir en un piso con el mítico Paco Sánchez Jover y que incluso llegó a disputar los Juegos Olímpicos de Seúl 1988 con su selección.

También fue muy entrañable que tras mi artículo sobre el lanzamiento de jabalina en el que España reventó en los años 50 del siglo pasado varios récords del mundo utilizando el estilo de lanzamiento de la barra vasca, lamentaba yo mismo que no hubiera encontrado documentos gráficos de la época en los que se pudiera ver con nitidez la forma y estilo de lanzamiento; pues bien, un navarro, Pachi Mendiburu, con un blog también, me pasó unos enlaces con unos esclarecedores vídeos y se completó una entrada apasionante de una historia poco recordada del atletismo español.

Cuando era muy niño asistí en la tele a la hora de comer a un combate de boxeo que jamás olvidaré, un español llamado José Durán ganaba un título mundial a un japonés y en tierras niponas, aquello fue el no va más, pero de eso hoy no se acordaba nadie. Estuve indagando y llegué a saber el día concreto y todo cuadró. Fue durante mucho tiempo una de las entradas más visitadas de mi blog, hoy lo sigue siendo, y hasta un sobrino de Durán también hizo un comentario y, por supuesto, le dije que saludara de mi parte a este mito olvidado, si alguna vez lo veía por Madrid, donde hoy vive con un inexplicable anonimato.

¿Y qué decir del salto de altura? Mi quinta entrada más exitosa con cerca de veinte mil visitas, y es que llevé a cabo, creo, uno de los ejercicios más apasionantes de estudio de esta disciplina atlética; y llegué a la conclusión de que el estilo Fosbury, el actual, no es mejor que el rodillo ventral, que se abandonó hace más de tres décadas, y lo hizo no por efectividad (probablemente se hubiera saltado más con este estilo en la actualidad), sino porque se perdieron los entrenadores que supieran enseñarlo. La realidad de que tenga tantas visitas esta entrada se explica por el hecho de que mucha gente, tal vez estudiosos del atletismo, encuentra aportaciones que les pueden resultar interesantes. Mira que si alguna vez se restituye el rodillo ventral y yo soy uno de los artífices…, en fin, castillos en el aire.

A veces he tenido, de algún modo, el don de la premonición, como fue el caso del deportista británico de saltos de esquí Eddie «el Águila» Edwards, un tipo curiosísimo, que aprovechando la escasa tradición de esta disciplina en el Reino Unido, consiguió ser olímpico por su país, obteniendo unos resultados modestísimos y presentándose con una estética muy lejana a un deportista, con gafas culo de vaso que más parecía que era una caricatura del movimiento olímpico. Al poco tiempo, en 2016, se hizo una película (que aún no he visto) del personaje, porque evidentemente era una historia singular, y mucha gente accedió a mi blog para buscar información, de hecho, a día de hoy sigue siendo la décima entrada más visitada.

En la literatura pasa un poco como en el deporte, en cuanto limpiamos un poco la élite, esto es, mucho fútbol y algunos deportes muy contados y solo los que son superestrellas; después de leer libros, realizar las reseñas y divulgarlas a través de mi Twitter, algunos escritores se vieron aludidos y me agradecieron mi modesta crítica, no son escritores de la liga de campeones, eso no quiere decir que los de la liga de campeones sean los mejores, sino que escriben bien generalmente y, además, han tenido suerte. Así el valenciano Jordi Llobregat, el argentino Federico Axat, la periodista Mónica G. Álvarez, el también periodista Antonio Pampliega (secuestrado en Siria y responsable del programa de televisión Pasaporte Pampliega que emite Cuatro), o más recientemente el reconocido novelista estadounidense Brian Freeman. También me siento muy orgulloso de haber tenido cierta retroalimentación con esos autores que me acompañaron durante muy buenos ratos.

Sobre la música tengo que señalar que es como mi sección más descuidada, me gustaría escribir más de música, escucho mucha menos música de la que desearía, y tengo tanto por escuchar y tanto por escribir que nunca cumpliré esto; de hecho, este blog podría ser perfectamente de música, tendría para ocupar espacio una vez a la semana y no pasaría nada, sería inacabable. A este respecto, bien es verdad que trato mucho de músicos y compositores extranjeros, la mayoría bastante desconocidos, y aunque recibo visitas, no he recibido esas retroalimentaciones, tampoco las he provocado mucho. Hace no mucho dediqué una entrada al compositor extremeño-barcelonés Max Corbacho y me mostró su agradecimiento.

Por otro lado, y al hilo de esta etiqueta de música, muy al principio de esta andadura fui filtrando las páginas buenas, las interesantes en materia de música New Age, y tenía como referencia el blog Solsticio de invierno del zaragozano Pepe Cantos, absolutamente recomendable. Pues él contactó conmigo e intercambiamos alguna información especializada, de algún modo, él también me tenía como referente a mí; y no puedo más que enorgullecerme de este reconocimiento anónimo pero muy cualificado.

De la televisión tengo el recuerdo muy satisfactorio de que hice alusión a un concursante de un programa juvenil de TVE de hace un porrón de años «Lápiz y papel», llegué a conocer de niño a un chaval de Beas de Segura que estuvo allí muchos programas, pues a través de Facebook él me localizó y volvimos a unir ese hilo que se cortó hace cuatro décadas.

En cuanto al cine, yo diría que son de las entradas menos visitadas, y es que hoy se escribe mucho e incluso de películas poco comerciales como yo suelo hacer. No obstante, no querría olvidarme de un detalle, un detalle que como ocurrió con Eddie «el Águila» Edwards, también supuso una premonición que luego se cumplió. Es una de las entradas más entrañables para mí, de las más queridas, no tiene nada de especial, pero me gustó hacerla, es de las cinco de las que me siento más orgulloso, y es una reseña de una película sin más, en concreto, de «Los últimos de Filipinas», de la película realizada en 1945. En dicha reseña criticaba lo poco orgullosos que nos sentimos en España de nuestra historia, la hazaña de los últimos de Baler merecía que se hubiera hecho una superproducción con ocasión del Centenario de aquella heroicidad, que había caído en el olvido de muchísimos españoles, cuando no en el absoluto desconocimiento. No llegó a tiempo, pero llegó, en 2016 se hizo una versión muy particular de este hecho histórico, no muy acertada a decir verdad, pero más valía eso que nada, fundamentalmente de cara a darle honra a nuestra historia, no solo la que algunos quieren contar, es decir, nada más que una parte específica de ella.

Han sido muchas entradas y también muchas opiniones vertidas, siempre he intentado ser respetuoso, incluso con los que expresaban argumentos contrarios a los míos. No he quitado ningún comentario del blog, salvo los que hacían publicidad, y muy específicamente sí corté dos y fue muy curioso. Escribí hace muchos años sobre las farmacias, creía y creo que este sector se debería liberalizar, hoy no hay diferencia con respecto a una tienda de ultramarinos, no se necesita ninguna especialización para servir lo que viene en la «lista de la compra», es más se podría prescindir de un licenciado en farmacia durante años porque su cualificación no sería requerida prácticamente para nada. Pues bien, a alguien del sector le molestó sobremanera, y hubiera aceptado que opinaran en contrario y con respeto, y dos personas, imagino que se pusieron de acuerdo, me insultaron en sus comentarios; y como el blog es mío, a tomar viento, los comentarios insultantes desaparecieron y mi opinión no, hasta ahí podríamos llegar.

He intentado ser honesto, es decir, que todo lo que he escrito lo he vivido o lo he experimentado, alguna mentirijilla no dudo que se haya escapado y…, una mentira, una gran mentira, en una sola entrada y fue toda ella en su conjunto, no salvaría nada, había una cuestión personal, el fin justificaba los medios, y hasta ahí quiero leer, si alguno de mis amigos me pregunta estaré encantado de identificar esta gran mentira.

Aunque como ya he referido tengo trece etiquetas temáticas que me permiten bastante versatilidad, siempre he intentado no repetirme, variar mis entregas, innovar en la medida de lo posible, nunca quedarme estático. Ahora bien, dentro de la etiqueta deportes me he especializado en dos temas concretos, en sumo y en hockey sobre hielo; y es que mi pasión por los deportes minoritarios en general y en estos en particular, me llevó a la necesidad de expresar con una periodicidad anual la información que voy acumulando, porque me gusta, mes a mes, acerca de estas dos disciplinas.

En el caso del sumo esto es casi un idilio, sin ánimo de ser petulante o vanidoso, siempre le digo a la gente que me gustaría presumir con la boca chica de que soy experto en algo verdaderamente útil, saber idiomas, tocar un instrumento musical, pintar, o ser un hacha en algún deporte, pero no, me conformo con ser un lego en mucho y un experto friqui (mi blog es bastante friqui, no paro de reivindicarlo en el blog de vez en vez) en asuntos que no le interesan a nadie, y es a nadie de verdad. En España probablemente no haya más de treinta personas que sepan de sumo con cierto nivel, aquí no me sirve de nada, y en Japón yo no sería más que un mero aficionado. Bueno, yo seguiré siendo un aficionado o un experto friquillo del sumo japonés, que por cierto, y lo repito hasta la saciedad no son gordos con taparrabos, eso es coger el rábano, no por las hojas sino por la punta de esas hojas.

Por lo que respecta al hockey sobre hielo, en realidad lo que hago es analizar las competiciones de hockey hielo en España, nada complicado porque este deporte en nuestro país es muy pequeñito, fácil de abarcar. ¿Y por qué este hockey? No sé, siempre me atrajo, si hubiera vivido en otro sitio lo hubiera practicado, tiene algo que me llena, el frío, la nieve, un invierno de verdad, uno siempre desea lo que no tiene. Luego descubrí que el sistema de competiciones de las selecciones nacionales es muy atractivo y, además, se podían seguir y ver los partidos en abierto con facilidad por Internet, con lo que me sentía y me siento como un raro privilegiado viendo a las diferentes selecciones españolas de varias categorías, yo desde un pueblecito de provincias del sur, disfrutando y Vd. no, jeje. Como curiosidad, descubrí que en Andalucía se construyó una palacio de hielo permanente, el Hielotrón de Sevilla, y en 1976, ahí es nada, una construcción adelantada a su tiempo. Allí se fundó un equipo de hockey hielo que participó en competiciones nacionales, y precisamente un antiguo jugador de aquel equipo se puso en contacto conmigo y me dijo que era de Andújar y que recordaba con añoranza aquellos tiempos. La especulación y la mala gestión hicieron que aquella estructura fuera efímera y tan solo estuvo funcionando un par de años, una pena, porque probablemente de haberse mantenido tal vez la historia del hockey hubiera tenido otro color, incluso más brillante que el actual.

Y bien, para ir terminando, porque me estoy extendiendo demasiado, lo cual no es una noticia, me gustaría hacer breves reseñas de algunas de mis entradas más exitosas, las top. Probablemente la más simpática es la de la Mirinda, esa bebida que todos saboreamos de pequeños y que cuando fui a Etiopía a adoptar a mi hijo en 2012 volví a degustar, y claro, cuando parecía que eso era un mito o que no existía, resulta que en África y en otros muchos países del mundo es un refresco muy común. Así que di pelos y señales de mi hallazgo, nada especial por otra parte, y la gente visitó mucho esta entrada, y lo sigue haciendo. Ya no sé si fue primero la gallina o el huevo, esto es, si la gente visitó esta entrada y se posicionó muy bien Google o al revés, lo cierto es que este buscador me sigue teniendo en primer lugar cuando introduces esta marca en su motor. Y a decir verdad, en aquella entrada investigué detalles de la Mirinda, y muchos artículos de gente, de periódicos, me han copiado frases literalmente, ¡copiones!, pero me da un poco igual.

Algo parecido ocurre u ocurrió con el oro nórdico, algo que si uno se mete la mano en el bolsillo seguro que cuenta consigo, sí, porque es la aleación metálica con la que se elaboran las monedas de 10, 20 y 50 céntimos de euro. Google también me la puso en el disparadero y me permitió que mi blog se divulgara un poquito más.

Y, de algún modo, no podría olvidarme de la primera entrada, la historia del «Franco rojo», una especie de pequeño mito del coleccionismo filatélico, un sello de 2 pesetas de color rojo con la efigie del dictador, con mucha historia detrás, tal vez con más leyenda urbana que otra cosa, y se ve que sigue despertando cierto interés entre el público. En esa entrada hice mi hipótesis sobre la realidad de aquella tirada reducida de un sello que por determinadas razones se convirtió en una rareza que a la postre no lo fue ni lo es.

En fin, a modo de epílogo, esto no puede ser más que un punto y seguido, hasta el infinito y más allá, hasta que las fuerzas y el tiempo me lo permitan, yo estaré obligándome cada semana, es una manera de no olvidar, o de conectarme con mi pasado. Si no tuviera el blog mucho de lo que veo o leo caería en el olvido, cuando releo mi blog rápidamente establezco una conexión con mi pasado y refresco mis recuerdos. De algún modo, el blog es como una pequeña gran memoria externa, todo un lujo, de verdad. En un cálculo no muy científico habré escrito hasta hoy en torno a 750.000 palabras, una novela, varias novelas, tienen muchas menos.

Y como me dijo aquel anónimo impulsor de mi blog, yo también animo a quien tenga inquietudes para que emprenda este camino, que pruebe, que no se obligue con una periodicidad quizá tan severa como la mía, pero que lo intente, que no se deje en el interior algo que puede dar a conocer e impartir con la comunidad.

Podría realizar un listado inacabable de agradecimientos que personas me ayudan, que me leen, que me dan «me gusta» en Facebook, algunos con su nombre y apellidos, y otros anónimos; ellos saben quienes son y mi gratitud es infinita. No obstante, y sin ánimo de minusvalorar a todas esas personas, tengo especial predilección por mi hermana o por Fran Jiménez Rubiño (un amigo de la mili al que hace más de veinte años que no veo pero que mantenemos un hilo pequeñito aunque sólido a través de Facebook), son incondicionales, aunque lo que escriba a veces sea un rollo. También mi reconocimiento a mi amigo y excompañero de trabajo Nicolás Linares que es como mi corrector de plantilla, él se empeña porque huye de toda vanidad, yo trato de parecerme a él en ese aspecto, en no molestarme con sus correcciones, pero yo me siento tranquilo en que él se entretenga leyéndome y corrigiéndome detalles que a mí se me escapan o se me olvidan, el siguiente paso, Nicolás, sería que opinaras sobre el contenido y también sobre el estilo. Otro incondicional es un compañero de mi grupo filatélico Paco Ureña, que siempre que me ve, me recuerda que me lee con regularidad y que le gusta lo que lee y que se sorprende a la sazón de que le pegue a muchos palos. También fiel es mi amigo de la universidad Jesús Fernández Bujalance, a este sí que no lo veo desde que abandonamos Granada, pero sé que lee mi blog y también me ayuda a hacerlo mejor con sus correcciones, con varios meses o años de retraso, pero lo lee, de hecho, es probable que cuando lea esto hayan pasado un año o dos.

Y fin, la semana que viene más, porque esto no para.

ACTUALIZACIÓN: En una entrada tan densa como esta pero que, a la par, recoge el testimonio resumido de muchos años, es casi inevitable caer en el olvido de algo o de alguien; en este sentido, y por justicia, tengo por ahí otra alma anónima que me aprecia, es recíproco, y que también, de forma discreta sigue esta bitácora, esta es mi vecina Trini Lendínez, la puedo catalogar como visitante asidua del blog. Hemos compartido intimidades en momentos complicados para mí, y me ha contado historias sorprendentes de mi antigua vida que, de una forma u otra, tenían que ver con este blog.

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