"LAS SEÑORITAS LAGARDE", DE JACINTA RAMÍREZ DE RODRIGO

Tal vez esté ante una de las novelas que más me ha descuadrado en los últimos tiempos. Dentro de la linealidad que pueda tener, de que es absolutamente entendible y con un argumento que se sigue con atracción; creo que hay algo de vanguardia, y la autora lo ha sabido introducir casi de puntillas, como para no darnos cuenta y, sin embargo, el efecto impresiona.

Jacinta Ramirez de Rodrigo nos presenta una interesante historia que parte de dos hechos reales pero no concordantes ni en el tiempo ni en el espacio. Por un lado, cuenta con un relato familiar con tintes, el cual le permitió tener un punto de partida; por otro lado, la acción la sitúa en un contexto histórico convulso, como era la segunda mitad del siglo XIX, con un Prim como presidente del gobierno tras la revolución que tuvo lugar en 1868 (La Gloriosa). A partir de ahí, todo el relato es inventado, personajes creados al efecto y unos hechos que se materializan como la autora pensó que podían haber sucedido verazmente si ambos relatos hubieran coincidido hipotéticamente.

Antonio López de Sandoval era un militar influyente y un ingeniero excelente, superior a la mayoría de sus iguales, y en una fuerte posición de poder en Madrid, pero el asesinato de Prim, del que él tiene mucho que decir, lo lleva a Cuba. Después de una estancia azarosa en tierras caribeñas, decide romper con todo y trasladarse a Cádiz para iniciar una nueva vida, casi desde cero, fuera del lujo, del placer y de las intrigas, y dedicada a la ingeniería civil, con bastante éxito por cierto.

No sería en Cádiz sino en Ronda donde conoce a una joven, casi una niña, de la que se enamora perdidamente. Su siguiente cometido en la vida será el asalto de la chica, para ello deberá entablar relaciones con la familia de esta, de origen francés, los Lagarde, cuyo cabeza de familia es un abogado de Sanlúcar, muy tradicional y con una moral bastante irreductible.

Serán no pocos los obstáculos que tendrá que atravesar López de Sandoval si quiere ahondar en su plan. Para empezar el severo señor Lagarde apelará a esa regla no escrita y ya extinta, ¿ya extinta?, de la España profunda, en el que las hijas habrán de casarse por orden de edad (regla machista que, por supuesto, no se mantenía con los varones). En el caso de la familia Lagarde, esta se componía de cuatro féminas, también había un varón estudiando Derecho en la capital de España; las dos mayores feas y desapacibles como un frío y lluvioso día de otoño; la tercera, Milagros, de buen ver y con inquietudes intelectuales; y la última, el amor de nuestro ingeniero, Esperanza, toda una belleza con el problema de que aparte de tener que esperar al casamiento obligado de las que la preceden, es demasiado joven.

Antonio López de Sandoval le tiene tal cariño a la familia que está dispuesto a sacrificarse para desbloquear todo, se casa con la primera de las señoritas Lagarde, como una forma de facilitar el casamiento de las demás. No obstante, la tragedia golpeará de sopetón a la familia, Antonio ha sido absolutamente atento con su esposa, y esta ha quedado embarazada, pero aborta y muere al poco.

López de Sandoval no ceja en su empeño y continuará con su plan mesiánico y pedirá la mano de la segunda hija de los Lagarde, la cual es si cabe más indeseable que la primera. No obstante, en todo este tiempo, relativamente corto, no ha perdido de vista a la joven Esperanza, a la que sigue de cerca, casi vigilancia absoluta y con la que sigue mensajeándose, sin respuesta equitativa por parte de la joven, es decir, él no es correspondido, todo hay que decirlo.

Con la segunda de las señoritas Lagarde ocurrirá sorprendentemente lo mismo que con la primera, el brigadier será el marido perfecto, su nueva mujer quedará encinta, perderá el bebé y complicaciones sobrevenidas causarán su muerte. Con la estrategia que sigue y su interés por Esperanza esto ya empieza a generar dudas en el lector.

Lo sorprendente y yo creo que es lo innovador de esta novelista, es que López de Sandoval parece más inocente que culpable, da varias de cal y muy pocas de arena. Y no sabremos la verdad hasta el final.

A todo esto, no hay dos sin tres, y el protagonista principal decide casarse con la tercera de las hermanas Lagarde, Milagros; pero esta ya es harina de otro costal, esta sí que es un buen partido, una mujer atractiva, inteligente y cultivada. Ante todo inteligente, ella ya ha puesto en duda el pasado del militar y lo que ha ocurrido y está ocurriendo en el seno de su familia. No obstante, y en un alarde más de favor supremo a la familia, López de Sandoval se casará con Milagros, esta accederá con la condición de que no funcionen como matrimonio, simplemente solo a efectos legales, todo con miras de permitir que la pequeña Esperanza se case con el joven al que ama, Salvador y amigo del hermano varón de la familia Lagarde, un joven universitario de una familia de terratenientes de un pueblo del interior de Cádiz, el cual se convertirá en un reputado juez.

Los hechos se suceden con rapidez y el desenlace final también, López de Sandoval y Milagros se instalan primero en Madrid y posteriormente en París por motivos profesionales, y finalmente al parecer por la presión de los poderes fácticos de nuestro país, el matrimonio tendrá que huir definitivamente pues peligran sus vidas. ¿Seguirán siendo un matrimonio de conveniencia o consumarán? Ahí descubriremos todo.

En ese descubrimiento apasionante desvelaremos la auténtica personalidad del brigadier, buena o mala, inocente o culpable, en un relato lleno de giros y sorpresas. Un relato costumbrista muy entretenido e ingenioso, del que únicamente advierto el pero de algún laísmo y de varios errores de guiones introductorios de diálogo que, en realidad, son comentarios del narrador y no tendrían que tener ese guion.

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