"EL SILENCIO DE LAS OLAS", DE ÁNGELA BANZAS

Siguiendo una norma que se cumple en mí cada vez con mayor habitualidad, tengo que decir que no sé cómo llegó esta novela a mis manos. Cuando empecé a leerla me imaginaba que su autora estaba consagrada y esta era una de las muchas obras que tenía en su haber. Y todo lo contrario, estaba asistiendo a la ópera prima de esta novelista, que data de 2021.

Ángela Banzas no escatima esfuerzos y lo da absolutamente todo en esta novela de casi setecientas páginas donde desarrolla una historia tan redonda, tan rica de matices, tan apasionante que lo sorprendente es que, en realidad, sea una neófita en la literatura.

La propuesta inicial no puede ser más impactante: 1983, un asesinato en una zona rural de Galicia, una mujer muere de forma despiadada a manos de un ser absolutamente abyecto, y todo ello en presencia de sus dos hijas de corta edad.

Y a partir de ahí, cuando parece que uno pudiera pensar que la historia consistirá en una trama policial para desentrañar al asesino proyectándose al futuro, en realidad, la mayor parte de la novela hace referencia al pasado.

En realidad el relato está constantemente dando saltos temporales, al siglo XIX, a principios del siglo XX, en la época de la Guerra Civil, a mediados de la misma centuria… Y el punto de partida es 2011. Adela es una chica anónima, con unos padres adoptivos que la quieren sin medida, casada con Álvaro y ambos son padres de un vital niño llamado Martín. No obstante en la vida apacible de Adela siempre está rondando un recuerdo de un lejano pasado, como una pesadilla, que no logra descifrar.

Adela Roldán vive en Madrid y esos recuerdos recurrentes le llevan a proponer a la familia que pasen unos días en Galicia, donde ella piensa que puede estar el origen de esos sueños y encontrar respuestas. Sus destinos serán Santiago de Compostela y una pequeña aldea (imaginaria) llamada Vilar de Fontao, en esta encontrará una casa de la que ella tiene una imagen en su mente, y no solo eso, sino que allí, dentro de la misma, descubrirá un secreto que sorprendentemente ella conoce en exclusiva: un antiguo camafeo.

El descubrimiento de ese secreto va a desencadenar una serie de acontecimientos que ella jamás habría imaginado. Acude a una orfebrería en Santiago y comprobará que alguien estaría interesado en comprar esa joya por una cantidad insultante que a todas luces no tiene ese valor. En el interior del camafeo, hay inscripciones, dos fotos y ahí empezará un recorrido intenso acerca del pasado de esa joya y de las que lo portaron.

Los orígenes de una gran historia parten de 1867, un abordaje al clasismo de la época, más acendrado cuanto más atrás retrocedemos, donde los que tienen la tierra y el poder se nos muestran muy egoístas y necesitados de mayor riqueza como única obsesión, a la par de que son conservadores o proclives al mantenimiento de las instituciones establecidas desde tiempo inmemorial, entre ellas la Iglesia.

De ese año del que se parte se acude en ciertas ocasiones en el recorrido del relato, pero donde se gesta el núcleo principal de la trama es en 1917, donde se narra la historia de Cándida, madre soltera que es criada en el Pazo de Altamira, vive con su joven hija Emilia y el pequeño hijo de esta. Cándida está absolutamente sometida por la señora de la finca, doña Urraca. Cándida no es realmente quien es, aunque la mayor parte de su existencia vivirá sin saberlo, es la portadora del camafeo.

El camafeo pasará de generación a generación en una sucesión de mujeres sufridoras, muchas de ellas con hijos extramatrimoniales y con el denominador común de la lucha común. Mujeres que vivirán la historia de España durante el siglo XX, Guerra Civil, posguerra…

Mientras se va desvelando la historia de esas mujeres del pasado, Adela irá descubriendo a retales detalles de ese pasado y que lo que empezó siendo un descubrimiento inocente se va a convertir en todo un reto pues su vida y la de los suyos pende de la entrega del camafeo a siniestras personas. Y lo que es peor, la historia revela cómo pueden existir seres tan ruines capaces de condicionar la vida de las personas para conseguir un éxito futuro, o cómo personas fingen amar a otras por ambición, egolatría, avaricia...

En el relato se mezclan los servicios de inteligencia, la masonería, historia del arte y, al final, en el desenlace, trepidantes pasajes de acción con todo tipo de ingredientes.

Difícil sin duda es reseñar una trama tan densa como esta en la que se juntan diversos géneros narrativos y que además hace constantes saltos al pasado, pero es, en general, una novela muy entretenida que hila muy bien todas las subtramas que se reúnen en el escenario final.

Ángela Banzas es, sin duda, una excelentísima narradora, creo que ha querido dejarlo claro en su primera novela, tanto que sus descripciones son extensas, detallistas, minuciosas, a mí parecer pueden ser un poco largas.

Del mismo modo, siendo una historia que abarca cerca de ciento cincuenta años hay que tener cierta memoria para recordar los nombres de todos los personajes y su relación entre sí, debo decir que no ha sido fácil, muchos nombres, diversas generaciones, sus parentescos…; eso sí, yo siempre recomiendo ir apuntando en una libretilla los datos para no perderse, luego es más fácil entrelazarlo todo y no tener que hacer búsquedas hacia atrás.

Partiendo de una trama que parece ser privada, la misma va evolucionando hacia unos intereses que no son nada mundanos, el final, que podría dar lugar a varias interpretaciones, es sin duda tratado con magnificencia, como si el futuro de la Iglesia dependiera del misterio que se esconde en el camafeo.

Apasionante relato al que hay que echarle buenos ratos y tratar de leer con apremio para no perder la situación estratégica de los personajes.

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