"PEP GUARDIOLA. LA METAMORFOSIS", DE MARTÍ PERARNAU

La lectura de este libro no ha sido propiamente oportunista, por aquello de que Guardiola le ha birlado el sueño de ser campeón de Europa al Madrid, ya que es uno de los que tenía en mi librería virtual desde hace meses y tenía ganas de meterle mano porque hacía tiempo que no leía algo de deportes y particularmente de fútbol.

En «La metamorfosis», escrito en 2016 por el periodista y exatleta Martí Perarnau, se narra la historia deportiva del entrenador Pep Guardiola, su trayectoria brillante en el Barça, pero fundamentalmente la metamorfosis, la adaptación que tuvo que sufrir tras su llegada al Bayern de Múnich, en un proyecto apasionante y lleno de riesgos y en el punto de su edición, tras tres años en el conjunto bávaro, su fichaje por el Mánchester City, iba a suponer una nueva metamorfosis, que con la perspectiva de los años que han transcurrido podemos decir que ha continuado con una estela de éxito.

Creo que hay un par de razones por las que pensé leer este libro. La primera de todas es porque valoro enormemente el trabajo de Guardiola y sus logros y sus títulos lo avalan; los logros son más bien en el terreno de la llevanza de un equipo y el sacar el máximo rendimiento a sus recursos, aunque en el fútbol de máximo nivel lo que más vale, tal vez con ciertas dosis de injusticia, son los títulos; y si nos fijamos en los títulos, para la edad que tiene Pep y los años que lleva en los banquillos sus datos lo colocan como uno de los mejores de la historia y si continúa dirigiendo pulverizará todos los récords.

Esa sería la primera razón, la segunda es mucho más personal, en un sentimiento compartido por mucha gente, de que Pep Guardiola sería el mejor seleccionador posible para España, sinceramente me gustaría que alguna vez le sedujera la posibilidad de abandonar la disciplina de un club y abordar un proyecto tan distinto pero tan emotivo como dirigir el combinado de un país. Sí, puede que mucha gente piense que la marcada defensa del independentismo catalán podría ser un escollo, y yo creo que a la hora de la verdad ese sería un aspecto secundario, considerando que tú terminas entrenando a un grupo de jugadores, que te pagan por eso y ya está. Hoy día el profesionalismo en el fútbol genera el mito en la afición de que tú sigues a un grupo de jugadores que defienden unos colores, pero realmente lo hacen por dinero y no tienen escrúpulos en abandonar un equipo por un mejor postor. Desearía, pues, que en diez años esto ocurriera porque creo que Guardiola es el mejor entrenador posible para volver a conquistar una Copa del Mundo.

No es baladí pensar y aceptar, y Martí Perarnau así nos lo muestra, que Guardiola tuvo mucha culpa de que España ganara el Mundial de Sudáfrica 2010, la base de la selección era el FC Barcelona, aquel equipo que el año anterior había conseguido el célebre sextete, lo había ganado todo, y es cierto que Guardiola se encontró con una generación excepcional comandada por Messi pero la manera de gestionar un conjunto de deportistas de máximo nivel provocó que estos se hicieran mejores jugadores bajo la dirección de este entrenador. Y esta es una idea que Perarnau maneja a lo largo de este ensayo, que un buen entrenador no solo se tiene que centrar en dirigir un equipo sino que su proyecto debe pretender elevar el nivel competitivo de sus jugadores.

A todo esto cabe señalar que, efectivamente, Perarnau realiza un ensayo en forma de recorrido cronológico, pero no la trayectoria de Guardiola en el Barça sino lo que consiguió en el Bayern; en 2013 que es cuando asumió el mando el club bávaro no era el gran dominador del fútbol en su país, y todo cambió, a mejor. Desde que cogió el timón sus datos lo confirman, ligas y copas conseguidas, y sobre todo aunque esto es lo que el público no ve, el haber cambiado la filosofía de juego de un club, influjo este que se mantiene ya que los muniqueses llevan diez ligas consecutivas tras la de hace una semana.

En ese punto en el que abandona tras tres años el Bayern, Perarnau analiza toda esa trayectoria y cómo cambió prácticamente todos los estamentos del club, todas las parcelas donde un técnico debe intervenir casi como si de una empresa se tratara: la nutrición, el equipo médico, los fisioterapeutas, preparadores físicos, vestuarios…

En el nuevo reto que se le avecinaba al entrar en el Mánchester City se trata de un punto de inflexión, una nueva metamorfosis si cabe, que se plantea como un proyecto a largo plazo, y ya estamos viendo los frutos. Es cierto que los equipos son buenos en función de la pasta que el inversor de turno pone encima, pero no es menos cierto que en los equipos de máximo nivel las diferencias son mínimas y tan sutiles que pequeños factores generan esa ventaja que te hace ganar un título.

En este ensayo, Perarnau analiza a través de entrevistas diversas y el examen de datos y bibliografía lo que es el fútbol moderno de hoy personificado en Guardiola. Es casi un manual sobre la filosofía del fútbol actual marcando una serie de pautas que un buen entrenador debe manejar, sea del nivel que sea, para ir creciendo él y sus jugadores a la par.

Me ha recordado mucho su lectura a algunos manuales que tuve el placer de leer hace años, cuando era entrenador de balonmano y que no trataban de tácticas y sí más bien de conceptos, a modo de libro de autoayuda.

Al hilo de lo anterior es sumamente curioso que Perarnau reconozca que, pese a ser el fútbol un deporte de masas y un fenómeno social que trasciende el contexto deportivo, está poco evolucionado, o no lo está al nivel que lo han hecho otros deportes de equipo. De algún modo yo siempre he percibido que el balonmano, que es el que conozco más, era un deporte muy científico, donde desde hace años se trabaja mucho con programas de ordenador, con vídeo… De hecho, Perarnau nombra un sinfín de deportes que afirma que superan al fútbol en esa evolución derivada del análisis; yo ya escribí en este blog hace años que no entendía que se interactuara entre el entrenador y un analista de datos que desde un ordenador y en vivo le va pasando datos sobre zonas de influencia, zonas calientes, debilidades, algo que sucede ya en un sinfín de deportes, y se me ocurren cuatro donde es muy habitual: hockey hierba, rugby, fútbol americano y voleibol. A esa nómina Perarnau añade un buen número de otras deportes donde su idiosincrasia genera transferencias aprovechables para el fútbol, tales como el mismo balonmano, el ajedrez (qué es si no el fútbol, una batalla de estrategia, de sacrificios, de celadas, de aperturas, medio juego y finales), el baloncesto o el waterpolo.

Desde luego que sigo el fútbol hoy, aunque con mucha menos pasión que hace años, también es verdad que ahora veo muy poco, lo poco que dan en abierto y eso me condiciona, pero me gusta estar al tanto de lo que sucede y me gusta reflexionar sobre la filosofía del fútbol, su espíritu, su evolución, y me emociona ver equipos que rompen las reglas, que arriesgan por innovar aunque no ganen, cuestión esta que no casa muy bien en la alta competición.

Me quedo con algunas reflexiones muy interesantes, como la de esos grandes equipos que, en alguna ocasión, pierden estrepitosamente por una goleada, porque no están acostumbrados a perder y en cuanto le meten dos goles seguidos o tres, se rinden porque no están preparados psicológicamente para esto (algo que hay que trabajar) y la debacle ya es monumental, ejemplos tenemos de sobra en el fútbol de alto nivel. Y eso a veces tiene la lectura contraria, el equipo pequeño sabe responder a las goleadas, es decir, que muchas veces las mitiga porque ese sí está preparado para recibirlas.

Por otra parte, Perarnau subraya la imprevisibilidad del fútbol, algo que yo siempre he observado y que es más acusada en este deporte más casi que en ningún otro, así que se puede dar un partido donde tú domines, juegues mejor, tengas mejor equipo, más oportunidades y al final en una jugada aislada ganar el otro. Y es que tampoco asumimos como aficionados que nuestro equipo no siempre ganar, ninguno, y que a veces perderá y muy mal, y por una sencilla razón o por varias, pero la más obvia es que enfrente hay otro equipo que tiene exactamente los mismos intereses que el nuestro.

Otra reflexión interesante a modo de gran frase que he visto y que ha resultado muy estimulante, y no es de Perarnau ni de Guardiola, sino de un entrenador de baloncesto es algo así como «Usted no ha enseñado nada hasta que ellos han aprendido», algo que vale para el deporte y para la educación en general. En el deporte es obvio que hay que ser pedagógico, por el entrenador como líder debe procurar que sus instrucciones sean comprendidas y si no se llevan a la práctica tal vez el error sea del comunicador. En la educación, y eso va para esos profesores que se quejan del nivel de su alumnado, quizá debieran mirar dentro de ellos y preguntarse si están haciendo algo más a la hora de enseñar.

Este año el Mánchester City jugará la final de la Champions, probablemente la espina que tiene clavada Guardiola desde que dejó el Barça, y el Real Madrid tiene mucha culpa de ello; me alegraré si la gana, pero más me alegraré si dentro de unos años asume los mandos de la selección española.

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