ROMA, LA MEJOR SERIE PARA CONOCER NUESTROS ANCESTROS, APRENDER Y ENTRETENERSE

Prácticamente desde que somos pequeños tenemos conciencia del legado que hoy percibimos en nuestras vidas de la Antigua Roma, casi con la griega podríamos decir que son las primeras civilizaciones modernas. Somos hijos de Roma, nuestro idioma nos delata, somos herederos del latín que se hablaba hace dos milenios, tal vez nuestra piel y nuestras costumbres son igualmente reflejo de ello.

España, o lo que se denominaba Hispania, está plagada de vestigios de esa gran cultura, de un imperio que amén de sus afanes colonialistas nos dejó importantísimos logros en arquitectura, urbanismo, arte, literatura… Incluso si me apuran, aunque sea por deformación profesional, nos legó toda una serie de institutos jurídicos que son el germen de los actuales sistemas judiciales del mundo entero, no en vano el Derecho Romano, cariñosamente Romanillo (el libro de texto), era y seguirá siendo una asignatura más del programa de la carrera.

Existen tantas películas, tanta literatura que casi conocemos todo de Roma; tal vez faltaba una serie tan ambiciosa como su nombre «Roma», simplemente Roma que es toda una declaración de intenciones. HBO se propuso en 2005 una magna serie que abarcara el período más relevante y de mayor esplendor de esta civilización, como medio siglo antes de Cristo, y el nudo gravitatorio será la figura de Julio César, sobre su vida, poder, muerte y el después giran las dos temporadas que nos obsequiaron.

La serie tiene varias lecturas, para empezar no hemos de perder la perspectiva de que se trata de un producto televisivo que tiene como primer objetivo el entretenimiento por lo que, aun mostrando hechos históricos, el relato está lo suficientemente bien novelado, con tramas y subtramas paralelas a la cronología real, que casi tiene tintes de telenovela.

Otra lectura diría que es particularmente pedagógica, como superproducción que es presta un minucioso cuidado con los detalles, es decir, con rigor histórico, todo lo que fue la sociedad romana está reflejada en innumerables pasajes, sus indumentarias, cómo eran las casas, las calles, su política, la existencia de la esclavitud, las clases sociales, la legión, la sexualidad, la cotidianidad, las costumbres, festejos, gastronomía…

Cuando refiero que tiene algunas tramas telenovelescas diría que es una mezcolanza obligada para poder revestir la cronología histórica, que se podría presumir un tanto aburrida, pero en cada avance real hay unos personajes inventados, que interactúan con los que conocemos a través de la historia, ofreciéndonos una interpretación más o menos aproximada acerca de cómo pudieron ocurrir las cosas.

No obstante, hace no mucho escuché al afamado director de cine José Luis Garci decir que cuando vemos una película o una serie hay que esperar ver eso y no el relato de una historia. Efectivamente, yo añadiría que saber y ver lo que ocurrió realmente en la historia sería bastante irrelevante; así que esta serie es, con alguna referencia histórica, pura ficción.

Es verdad que hay algunos hechos destacados que no se han obviado, como la muerte de Julio César a manos de Bruto; luego tenemos otros personajes históricos, otros inventados y muy probablemente la alteración cronológica de hechos y de los propios personajes para encajar en este producto de entretenimiento que pretende, casi como base fundamental, que el público se lo pase bien.

En este sentido, al hilo de las historias de los personajes reales, grandes hombres y mujeres del Imperio, hay otros creados al efecto y que interactúan de manera decisiva en el devenir del relato, así están los muy interesantes Lucio Voreno y Tito Pullo, ambos son legionarios, tipos rudos y con escasos escrúpulos, se codearán como serviciales militares con emperadores, cónsules, políticos… Son buenos y malos a la vez, su presencia tan reiterada en la serie hace que nos sintamos seguidores acérrimos de sus andanzas, aunque esas mismas no sean ni decentes ni edificantes, pero es que son los protagonistas, o al menos donde el pueblo llano se puede identificar.

Por otra parte, la serie marca las luchas intestinas entre familias, clanes y políticos, toda una serie de cuitas, luchas de poder o egoísmos que a buen seguro delatan unos años movidos y donde se urdían los designios del mundo occidental conocido.

Dentro de las desviaciones históricas que se le han echado en cara por los críticos a los productores de la serie, podríamos decir que tiene una deriva hacia la zafiedad del ser humano, y es que aparte de tener muy pocos principios todos los que tenían poder, solían ser excesivamente egoístas, y eso implicaba que el yo estaba por encima de todo, por encima del pueblo y hasta de sus familias.

Y si se preguntan acerca de si la serie abordaba la sexualidad hay que responder afirmativamente y hasta de forma excesiva. Los protagonistas de la serie viven con cierta pasión el sexo y los pasajes de la misma nos reflejan bacanales, orgías, lupanares, artes amatorios y toda una serie de avances que, de ser fidedignos, diría que superaron a nuestra sociedad actual por mucho que pensemos que esta es libertina.

Tiene de todo y para todos, depende de cómo queramos afrontarla, entretenimiento tiene, telenovela también y como documento pedagógico quizá pudiera ser un buen testimonio para estudiantes de enseñanza media.

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