LA GIMNASIA DE TRAMPOLÍN, CUANDO LO CIRCENSE SE HIZO OLÍMPICO

Cuando inicié mi andadura con este blog me centré bastante en terrenos donde me sentía cómodo, al principio escribía mucho de deportes, una materia donde se me iba claramente la mano y me costaba muy poco explayarme. Y ahora…, no es que haya agotado los artículos a escribir de esta temática, lo que pasa es que la menor atención que dedico a los deportes en mi vida también se plasma aquí; el blog no deja de ser una extensión de mi ser y de mi cotidianidad.

No obstante, aunque tenga esta etiqueta un poco olvidadilla siempre tengo la ilusión de escribir algo relativo a un deporte olímpico del que no haya escrito jamás aquí, ahora que se acercan los Juegos de París, y diría que es fácil y en el futuro lo seguirá siendo, porque se están congregando nuevos deportes que era impensable hace apenas unos pocos años que formaran parte del programa olímpico.

Llevaba varios meses dándole vueltas a escribir sobre la gimnasia de o en trampolín (cama elástica de toda la vida), este no es un deporte olímpico nuevo aunque pudiera parecerlo, y conocí en una suerte de casualidad, otra más, emparentada con mi montaña rusa de emociones actual (y persistente, espero que para bien), a una chica que había practicado este deporte cuando era joven y, de hecho, me afirmaba que este deporte no era olímpico, ya le dije yo que esa afirmación era de todo punto infundada, aunque creo que no la convencí.

Hace unos años leí un artículo del periodista convertido en alter ego de Pablo Laso, Pablo Lolaso, y hacía una reflexión acerca de los deportes olímpicos que le sobraban (https://www.esdiario.com/opinion/160805/3884/deportes-que-me-sobran.html). Tal vez era un tanto corrosivo pero no le faltaba razón en el sentido de que había deportes que eran más espectáculo o arte que otra cosa, entre otras afirmaciones decía: «El baile, la danza, el patinaje artístico, la natación sincronizada o la gimnasia rítmica son unas actividad físicas de la leche, súper exigentes. Pero, para mí, no son deportes».

Yo no sé si la gimnasia de trampolín sobra o no, lo cierto es que aun siendo un deporte olímpico desde Sidney 2000, es decir, hace ya casi un cuarto de siglo, no parece ni muy extendido ni muy popular. Es ese tipo de deporte que no digo yo que sobre pero sí que es verdad que se relaciona un poco con lo circense, y qué es el circo en sus múltiples expresiones sino una manera de hacer deporte con tal grado de especialización que se deviene en rutinas espectaculares. De hecho, cualquier gimnasta, artístico o de trampolín, podría transferirse al circo y podría ser una salida laboral idónea; pero no solo la gimnasia, muchos otros deportes podrían tener una transferencia como espectáculo de masas, desvestidos de su envoltorio competitivo y dotándolos de factores de riesgo y sorpresa.

En este cuarto de siglo de este deporte olímpico al que a buen seguro no le hemos prestado demasiada atención, sobre todo en España, hemos visto que los chinos, también en una extensión más de su tradición en la gimnasia artística, han sido los claros dominadores, con catorce medallas de treinta y seis posibles, incluidas cuatro medallas de oro. Aunque la canadiense Rosie MacLennan es la única atleta que ha defendido con éxito un título olímpico en esta disciplina, hazaña que logró en Río 2016, tras haber ganado el oro por primera vez en Londres 2012.

La competición es individual, masculina y femenina, es decir, que se otorgan seis medallas en total en los Juegos. El ejercicio se compone de diez saltos, en la fase previa tienen que hacer una rutina obligatoria de cinco saltos concretos y otros cinco libres, con ello se conforma el cuadro final. En el ejercicio de la final los diez saltos ya son libres.

Como es imaginable en los saltos se valora la mayor altura alcanzada (entre cinco y seis metros en mujeres y siete u ocho en hombres), la perfección en la ejecución, el tiempo en el aire, la dificultad y el riesgo en el caso de los libres y también en estos la introducción de algún elemento novedoso (he visto como algunos amortiguan colocándose en posición horizontal y boca abajo, casi impulsándose desde el abdomen), y finalmente el aterrizaje, que es completamente distinto a la gimnasia tradicional, ya que obviamente la cama elástica es una superficie inestable y sometida a las vibraciones de los sucesivos impulsos. Diría que aunque la puntuación de los jueces tiene ese punto subjetivo (es posible que en el futuro la inteligencia artificial sustituya a los jueces), es relativamente fácil, con parámetros objetivos, discernir las puntuaciones que se otorgan. De hecho hay una parte de la puntuación que es objetiva, puesto que se mide el tiempo que se está en el aire entre salto y salto, cuanto más mejor.

Si hay algo interesante para los españoles, que hasta ahora habíamos tenido este deporte en cierto anonimato, es que por primera vez vamos a tener deportistas en esta disciplina en París 2024, y además por partida doble. Se trata de los gimnastas Noemí Romero y David Vega (25), ambos pertenecientes al Club Albacete de Trampolín.

Cabe señalar que indagando por ahí he descubierto que España era una potencia hace cuarenta años, cuando este deporte era más que minoritario, si no lo es hoy también, pero precisamente el impulso del olimpismo hizo que muchos países se especializaran más que nosotros.

Sinceramente nuestros competidores no tienen opciones de alcanzar medalla pero bueno será que pongamos el foco sobre ellos, tanto por el propio hecho de valorar el esfuerzo de haber alcanzado las plazas olímpicas, nunca suficientemente reconocido, como por el interés que puede despertar en nuestros jóvenes, que podrían emular en un futuro a estas estrellas nacionales y relanzar algún talento para que en las próximas citas sí que podamos traernos un metal.

Desde luego lo que no se le puede negar a este deporte es una espectacularidad de la que algunos no gozan, ¿porque sobran?, no sé, yo me voy a mojar, a mí la gimnasia rítmica nunca me ha gustado, que me perdonen, y la hípica pues tampoco la veo. Y ahora, en París 2024, echemos un vistazo a esta disciplina, que seguro que nos sorprende.

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