"JOTADÉ", DE SANTIAGO DÍAZ

Dos días y medio, no más, es lo que he tardado en leer esta absorbente novela, no sé si es récord, pero más allá del dato anecdótico destaco que merece la pena dejarse llevar de vez en cuando por un torrente literario que te engancha desde el principio con una trama directa, entretenida, sin subterfugios ni complejidades que te hagan pensar más de la cuenta.

Y es que la propuesta no puede ser más envolvente, Juan de Dios Cortés, gitano sí, más conocido como Jotadé, metido a policía nacional, metido en la pestañí, como dicen los de su raza, y obviamente ni bien visto por los suyos que reniegan de él por haberse pasado al lado oscuro, ni por los de su propio gremio que les incomoda que un gitano, del que la oficialidad dice que no te puedes fiar, tenga que intimar en cuestiones para las que los compañeros lo presumen poco preparado.

Pero como se suele decir, eppur si muove, o lo que es lo mismo, y sin embargo se mueve, vamos que Jotadé es un tío que los tiene bien puestos, es un policía con redaños que ha llegado a subinspector gracias a su profesionalidad; ello le ha granjeado la confianza del cuerpo aunque siempre está presente el microrracismo o racismo de baja intensidad; y por supuesto, él sí que no reniega de los suyos, de su raza, aunque mucha gente de su barrio o de su familia no tengan claro que sea bueno hacer un trabajo de payos.

Y es que Jotadé para desenvolverse en su trabajo aprovecha la pillería que le da su raza, el miedo implícito que tiene alguna gente, y desde luego aprovecha para disponer de una información que tal vez un payo no podría conseguir con la facilidad que él tiene porque conoce el percal.

La novela ya digo que tiene un ritmo frenético y es que detrás de ella está Santiago Díaz, que antes de dar el salto a las editoriales hace unos años, fue cocinero antes que fraile, o lo que es lo mismo que se dedicó a guionista de series; y claro se sabe los trucos que le permiten crear novelas donde siempre esté pasando algo, que la tensión no decrezca, que te enganche como una canción de verano, y que te atrape tal y como me ha ocurrido a mí para que te bebas lo que escribe en un santiamén.

Es julio en Madrid y julio dos hombres son ajusticiados en un puente en la M30 de Madrid, los destripan y los cuelgan, y las vísceras tienen la mala suerte de terminar aterrizando en un descapotable con tres chicas, la conductora pierde el control y una de ellas fallece, es la hija pequeña del comisario donde trabaja Jotadé y el comisario exige respuestas y nada de ruido en los medios.

Ya nos vamos dando cuenta de que sea por lo que sea, por la raza, o porque es así de echado para adelante, Jotadé no se maneja del todo bien con la legalidad y comienza a hacer pesquisas saltándose algunos límites. De hecho, acude con una compañera a una nave industrial donde le han dado el chivatazo de que ahí podrían encontrar alguna prueba sobre los autores del ajuste de cuentas. Jotadé encuentra un doble fondo en un baúl y encuentra fajos de billetes, sin pensárselo mucho se guarda unos pocos y se los pasa a su exmujer que tiene una trampa buena, porque despegado es y honrado también, no quiere el dinero para él.

Pero rápidamente lo pillan, la nave industrial tenía cámaras ocultas y la grabación anónima llega a la comisaría y Jotadé para empezar lo retiran del Cuerpo y da con sus huesos en la cárcel. Y ahora en la trena todos los tópicos se combinan más aún para hacerle la vida más difícil a Jotadé, por mucho que él sea un tipo bragado. Le toca como compañero a Marcos Garza, el hijo de uno de los mayores traficantes de Madrid, clan que estaría detrás del incidente que inicia la novela.

Precisamente la protección que ofrecerá a Marcos permitirá a Jotadé que cuando salga tras un par de meses, se haya ganado la confianza del clan. Ahí empezará el mal camino de Jotadé, sin trabajo, y poco menos que abocado, como salida laboral, a vender bragas en el puesto del mercadillo que tienen sus padres, se lanza al lado oscuro y comienza a trabajar para ellos, dinero fácil y riesgo absoluto.

A pesar de que la novela tiene como personaje principal a Jotadé, vamos viendo que aparecen otros personajes que llevan una trayectoria detrás, la de otras novelas del mismo autor, que generan subtramas también con cierta acción, y que más o menos interactúan con Jotadé.

A partir de la entrada de Jotadé en la organización criminal la acción ya es fulgurante, pasarán muchas cosas, no puedes dejar de leer, las críticas coinciden igualmente conmigo, y Jotadé, que es un tío carismático como poco, se nos hace menos por aquello de que merecía un mejor desenlace, porque cada vez se le va complicando cada vez más todo, mucha casquería y mucho tipo duro y sin escrúpulos.

Y al final un desenlace interesante, que no voy a desvelar, que incluso desenfoca, pero que nos congratula. Todo muy entendible, nada de vericuetos y complejidades en las que entran otras novelas, clarito y al bulto.

Y el autor deja en los últimos párrafos un sorprendente giro que permitirá a Santiago Díaz alimentar a algunos de estos personajes y a otros. Todo un hallazgo este autor y esta novela. Por supuesto que es una estructura muy candidata a convertirse en serie de televisión.

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