EL ATLETISMO EN BUSCA DE LA IGUALDAD ENTRE HOMBRES Y MUJERES

Cada verano me vuelve a pasar, ante la frenética concentración de competiciones de deportes varios, que en época estival tienen notable auge, yo siempre me engancho con el atletismo, el deporte que más me gusta ver y practicar. Puede ser el Campeonato de Europa de este año, pero también pueden ser Mundiales, Juegos Olímpicos, competiciones juveniles y mítines.

En el pasado Europeo de Berlín casi debutó la prueba de 50 km marcha femeninos, en realidad, la primera prueba oficial fue el pasado año en el Mundial de Londres, pero fue tan precipitado que no se puede decir que estuvieran todas las marchadoras que de verdad perseguían poder competir en esta prueba.

En realidad, no había ninguna razón deportiva, médica, ni mucho menos física para que las mujeres no pudieran competir en esa prueba; y hoy que tanto se habla de la igualdad entre hombres y mujeres en un montón de ámbitos, esto me lleva a reflexionar sobre lo que el futuro nos puede deparar en el atletismo y, por ende, en otros deportes donde aún no se percibe dicha igualdad.

Y es que ciertamente al atletismo aún le faltan peldaños por subir para que se produzca ese total equilibrio. Estamos casi a punto pero lo cierto es que se ha trabajado mucho en estas últimas dos décadas, porque hasta ese momento la deriva de disciplinas era claramente a favor del hombre, existiendo pruebas que no estaban en el programa de competición de las mujeres. Hace apenas veinte o treinta años, no existían el martillo femenino, ni la pértiga, ni el triple salto o los 3.000 m obstáculos.

Pero, ¿sigue habiendo horizonte abierto? Sí que lo hay y lo veremos, tal vez no a corto plazo, pero sí a medio. El principal salto en las pruebas femeninas es, sin duda, el decatlón; tampoco existe razón coherente para que las mujeres no puedan hacer diez pruebas y hayan de hacer solo siete (en pista cubierta cinco por siete para los hombres). El propio esquema del heptatlón no hace más que denotar un cierto sesgo machista o, de otro modo, una suavización de las pruebas combinadas en las mujeres. Se eliminan la pértiga, un lanzamiento (el disco), y una carrera; en este sentido los 100 m, 400 m y 1.500 m de los hombres, se convierten en las mujeres en un 200 m y un 800 m, es una manera de juntar tres pruebas en dos.

El atletismo actual se conforma a partir de convenciones sociales e históricas. Para empezar la cuerda del estadio es de 400 metros, no es de medio kilómetro, o de 200 metros como en la pista cubierta; y para explicar esto habría que irse a la historia. De algún modo, todas las pruebas del programa oficial se configuran a partir de la medida de esa pista que hoy es la oficial y desde hace muchos años.

Probablemente habría medidas de pistas más pequeñas que favorecerían el espectáculo más que ahora, aunque tendríamos el problema de que los lanzamientos se saldrían del recinto, o habría que buscar otros espacios. Sinceramente la cuerda actual al aire libre es demasiado larga y las pruebas de fondo se vuelven algo tediosas.

Se ha estudiado que el ser humano puede correr a máxima velocidad hasta 250 metros, en este sentido, las pruebas de 100 y 200 son equivalentes en cuanto a que ambas son de velocidad pura. Sin contáramos con una pista de 250 metros exactos el espectáculo estaría servido, y probablemente pruebas que están fuera del calendario oficial ganarían en atractivo, por ejemplo, el kilómetro o los dos kilómetros.

Una prueba inequívoca de que el atletismo bebe mucho de su historia lo representa el maratón, que recorre una distancia de 42.195 metros, la distancia era la que aproximadamente separaba las localidades de Maratón y Atenas y que el soldado griego Filípides franqueó en el 490 a. C. para anunciar la victoria del ejército griego sobre el persa. Hay muchas dudas sobre este hecho, con lo que es mucho más real la explicación de esa medida concreta cuando ocasión de los Juegos Olímpicos de Londres en 1908, se fijó la distancia de 42 km entre Windsor y el estadio olímpico de White City en la capital británica. Los 195 m extra fueron los que se añadieron a la salida para que esta se tomara justo en frente del balcón del Palacio de Windsor.

Precisamente la prueba del maratón ha sido una de las que más controversias sexistas ha ocasionado en la historia del atletismo. Aunque muchas mujeres corrieran largas distancias de forma amateur a lo largo del siglo XX, la primera mujer que se corrió un maratón oficial que se sepa fue la estadounidense Katherine Switzer en el Maratón de Boston de 1967. Acompañada por su entrenador y por su novio, y habiéndose inscrito previamente con las iniciales de su nombre, despertó mucha expectación cuando el público la vio correr por entre las avenidas bostonianas. Es célebre porque el director de la prueba se percató de este detalle y a mitad de recorrido quiso detenerla sin éxito, hay imágenes de ello. Switzer acabaría la prueba con algo más de 4 horas pero con una victoria moral y muy simbólica. No obstante, tardarían unos cuantos años más hasta que el maratón femenino fuera una prueba del programa olímpico, esto ocurrió por primera vez en 1984 en Los Ángeles.

Si rascamos más percibimos que las pruebas de hombres y mujeres en el atletismo no son exactamente las mismas ni en las vallas ni en los lanzamientos. En las vallas y obstáculos, la altura es mayor en hombres que en mujeres, ¿sería interesante igualar las medidas? En hombres se recorren los 110 m vallas y en mujeres solo 100, lo de la medida inusualmente no redonda es a causa de otra tradición, pues es una prueba que nació en Estados Unidos donde se recorría en yardas, al trasladar esa medida redonda al Sistema métrico decimal se quedó en 110 m. Esta es otra de las razones que explica que las pistas de atletismo tienen un añadido en la recta principal, para que la meta esté donde esté y la salida de los 110 m vallas sea también una prueba de velocidad pura y sin rectas.

En el caso de los lanzamientos ocurre tal cual, hay una disminución del peso de los artefactos en las mujeres, puede haber razones físicas lo cual no es una razón, y tal vez haya una razón psicológica y es la de que percibamos marcas similares en hombres y mujeres con pesos distintos. ¿Avanzará el atletismo hacia una equiparación de pesos en los artefactos? A corto y medio plazo desde luego no se percibe.

Muchos deportes son exactamente iguales para hombres y mujeres, especialmente en los colectivos, no hay diferencias en cuanto al tiempo, medidas, volumen de las competiciones, etc.; no obstante, igual que hablamos del sesgo a favor del hombre en algunos deportes que está intentando mitigarse, el mundo del deporte nos ofrece también sorpresas del otro lado, es decir, disciplinas que son exclusivamente femeninas y donde el hombre también está reclamando su parcela, es el caso de la gimnasia rítmica o la natación sincronizada.

En fin, más allá de esta equiparación de pruebas, faltan detalles mucho más sustanciales para la verdadera equidad en el deporte entre hombres y mujeres, y es el tratamiento de los deportes en los medios de comunicación (probablemente estemos en un 90 % - 10 % a favor de los hombres), la profesionalización de más deportes de mujeres, la equiparación de salarios…, es evidente que esto tampoco lo veremos a corto o medio plazo, pero el futuro debe y tiene que depararnos cambios muy interesante y justos en este ámbito.

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