ESPÍAS DE CAMBRIDGE, EL SORPRENDENTE RELATO DE UNA HISTORIA REAL POCO CONOCIDA

La experiencia de ver series en el ordenador (o en la televisión con los cableados oportunos), en la casita de uno, a su ritmo, se está convirtiendo en un pasatiempo más que interesante para franquear el sopor de una parrilla televisiva que se me antoja cada día más tediosa y con calidad ínfima.

Llegué a esta serie con cierta curiosidad leyendo hace unos meses la historia de «Los cinco de Cambridge», y tenía ganas de hacer un hueco en mi limitado tiempo libre para ver esta producción de la BBC del año 2003.

Y repito que es un episodio ciertamente curioso de nuestra reciente historia contemporánea, pues narra las vidas de ciertos espías británicos que antes de la 2ª Guerra Mundial, durante y después, pasaban información a la antigua Unión Soviética.

La serie, basada en hechos reales, aunque lógicamente con un barniz novelado, ahonda en diversos episodios históricos y la intervención que tuvieron estos cinco, o más exactamente estos cuatro. Y explico esta disensión, históricamente se habló de cinco, pero su filiación fue públicamente conocida una vez que se desveló con los años su existencia, pero solo de cuatro de ellos, existiendo un quinto, acerca del que no se ha llegado a una conclusión certera de su identidad.

Por tanto, la serie se centra en los cuatro personajes conocidos y comienza con su captación en la universidad de Cambridge, todos ellos procedentes de familias bastante acomodadas, y algunos con padres influyentes, los cuales se empiezan a reunir con el objetivo común de la lucha contra el fascismo y, en su estrategia, creen que la mejor manera de combatir ese fascismo es abrazar el comunismo soviético, encontrando grupúsculos organizativos que son los que irán marcando sus consignas. Cabe aclarar que en sus inicios, unos años antes de la 2ª Guerra Mundial, había cierta afinidad entre el Gobierno británico y Hitler, que la rotundidad de los hechos posteriores del movimiento nazi se encargó de disipar.

Sorprende que un país tan teóricamente conservador como el Reino Unido, donde la presencia del partido comunista es más que testimonial, surgieran organizaciones clandestinas como esta que atentaban contra la propia esencia de la mayoría de la ciudadanía, pero allí estuvieron y además casi en total anonimato en cuanto a su insólita pertenencia durante muchos años.

Precisamente aprovechando su buena posición y su nivel cultural, todos ellos fueron posicionándose en puestos clave del Gobierno Británico, en Inteligencia, Asuntos Exteriores, incluso uno de ellos como asesor cultural de la Casa Real británica, y otro en la propia BBC, o en una agencia de noticias. En esos puestos ejercían como espías propios británicos, aunque en realidad realizaban contraespionaje y su cometido oficial fue llevado a término a la perfección para no ser descubiertos hasta veinte años después de sus andanzas.

Esta serie de la BBC, como no puede ser de otra manera, esta cuidadosa y pulcramente ejecutada, muy bien ambientada, con rigor histórico pero con guiños novelescos para atrapar al telespectador y perfeccionar este producto de entretenimiento y, sobre todo, con unas interpretaciones fabulosas.

Y a este respecto, que nadie espere una serie de acción, no lo es; se centra mucho en sus personajes, en una introspección de sus vidas y de cómo nacen y evolucionan en su perfil secreto. En cada personaje vemos, pues, cómo se emocionan con sus logros y la forma de procurarlos, pero también cómo sufren por sus vidas, unas vidas en esencia que no son enteramente libres, siempre mediatizadas.

La serie se desarrolla en cuatro episodios de una hora de duración cada uno de ellos, a los que casi no les falta de nada, muy fácil de seguir y con un avance cronológico bastante consecuente. En el primer episodio se narran sus vidas estudiantiles, su comunión de ideas y su acercamiento al comunismo y a su nueva vida de contraespionaje. La segunda entrega es especialmente interesante para el telespectador español, toda vez que se ambienta buena parte de ella en España con un par de hechos históricos relevantes de la Guerra Civil, uno el bombardeo de Guernica y el otro es la medalla honorífica proporcionada a Kim Philby (Cruz Roja al Mérito Militar) que el propio Franco entregaría al espía, en dicho episodio Philby habría tenido una pistola cargada y la misión de «inmolarse» matando en dicho acto a Franco, extremo que obviamente no se produjo y que hubiera cambiado la historia, episodio que yo creo que conoce muy poca gente. El tercer capítulo se centra especialmente en la 2ª Guerra Mundial, en el que destaca la alegría de los espías al saber que puntualmente la Unión Soviética sería aliada del Reino Unido en el conflicto bélico, luego la información fluiría con mayor celeridad. Y el cuarto y último se basa en el período de la Guerra Fría, momento en el que las estrategias son sutiles y donde también se comienzan a descubrir las cartas y algunos de ellos tienen que huir precipitadamente a la Unión Soviética.

Cada uno de esos cuatro espías tiene su propia personalidad, bastante marcada ciertamente para hacer más eminente el relato televisivo. Kim Philby es un mujeriego con grandes problemas éticos. Anthony Blunt (homosexual) es un tipo culto, un auténtico lord inglés, muy discreto casi indetectable, que estuvo muy ligado a la Corona británica. Donald Maclean es el más perturbable de todos, el más inestable, bebedor, tal vez el más espía de todos y quizá el que más se expuso. Guy Burgess (homosexual), el más histriónico de todos, pero a la par discreto como espía, no ocultaba su homosexualidad ni sus ideas políticas, tal vez era una estrategia, probablemente el más inteligente y genial de todos. Obviamente estas son mis sensaciones observando lo que muestra la serie, lo cual no quiere decir que así fueran las personalidades en realidad. Dentro de las interpretaciones que, en general, son muy notables en los cuatro actores principales, es especialmente reseñable el papel encarnado por Tom Hollander haciendo de Guy Burgess, una plasmación del personaje francamente soberbia, más célebre por su papel del malvado Cuttler Becket en la saga Piratas del Caribe.

He querido anotar como detalle la homosexualidad de dos de estos personajes porque es un motivo que no se elude en la serie, los personajes con esta tendencia viven con cierta tensión sus inclinaciones a la par que tratan de dirimir sus cuitas secretas, tratando de construir un mundo que, para ellos, podía ser mejor que aquel en el que se movían en contra de sus principios.

Como digo, la serie está perfectamente cuidada, no se hace pesada, y lo mejor de todo, amén del descubrimiento de esta historia no muy conocida, es que se hace un recorrido particular por diversos escenarios de nuestra historia contemporánea, percibidos desde un punto de vista muy distinto al que conocemos por nuestra propia formación académica y nuestro acerbo cultural.

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