
Estoy intentando últimamente salirme de mi zona de confort en cuanto
a mis lecturas de cabecera, que es o era la de acoger
fundamentalmente novelas de autores españoles o de habla hispana;
tengo algunas reticencias, serán manías mías, con la literatura
extranjera, ya sea porque el contexto me es ajeno, a veces por el
salto cultural y otras simplemente porque las traducciones dejan
mucho que desear a veces.
No obstante, tenía
interés en leer algo de Guillaume Musso, que es uno de los tres
escritores más exitosos en lengua francesa de la última década.
Pese a que se instaló desde joven en Nueva York con una vida algo
azarosa, haciéndose un poco a sí mismo, pronto comenzaría a
despuntar como escritor de relatos apasionantes y envolventes; desde
allí su mirada siempre está puesta en Francia y es donde centra sus
historias.
Esta novela que
traigo a colación, de hace un par de años aproximadamente, se quiso
vender en su campaña de difusión como una especie de remedo del
episodio de la muerte de Laura Palmer en la premiada serie televisiva
de principios de los 90 Twin Peaks, serie que vi empezar varios años
después de su emisión y que jamás pude terminar porque me pareció
un todo a cien de misterio, surrealismo, fenómenos paranormales y
humor, que tuve que desechar. No obstante, creo que este producto de
Guillaume Musso tiene apenas el reclamo Laura Palmer en lo que
refiere la mera desaparición de una joven en un instituto de
enseñanza media de la Costa Azul francesa en los años 90.
En este caso la
chica desaparecida en extrañas circunstancias es Vinca Rockwell, la
típica chica de instituto, adolescente que sin ser la más bella, la
que está más buena o la más inteligente, tiene ese estilillo
rompedor, ese don invisible, ese atractivo singular que hace que todo
el mundo pierda la cabeza por ella; ese tipo de chica que piensas que
no tiene nada superior a las demás, pero en su conjunto lo tiene
todo y es difícil explicar por qué deseas a esas chicas con las que
te gustaría compartir el resto de tu vida. Yo creo que alguna vez en
nuestras vidas, todos, chicos y chicas, aunque yo opino de la parte
que como hombre me corresponde, nos hemos sentido atraídos por ese
tipo de chicas que eran especiales en sí mismas sin poder explicar
muy bien por qué.
No es la única que
desapareció aquel 19 de diciembre de 1992 en Antibes (idílica
localidad del este de Francia, cercana a la frontera con Italia), a
la par desapareció su supuesto amante, el joven profesor Alexis
Clément. A ella la vieron salir del instituto junto a un hombre,
alojarse en un hotel cercano, varias personas los reconocieron, pero
hasta ahí, veinticinco años después nunca más se supo de ellos.
Y aquí estamos, en
el 2017, veinticinco años después y es el momento de reverdecer
viejos laureles o más exactamente de resucitar los muertos que dejó
la juventud. Sí, porque el Liceo Saint-Exupéry celebra su medio
siglo de existencia y quiere reunir en una serie de actos a su
reputado alumnado.
Para Thomas
Degalais, un escritor de éxito afincado en Estados Unidos, antiguo
alumno del Liceo, es una oportunidad para retomar la amistad de
muchos de sus compañeros de promoción a los que las vida los ha ido
llevando por diferentes derroteros.
Pero no sólo es
eso, de hecho no es lo más importante, Thomas tiene una pesada losa
sobre su conciencia, hace veinticinco mató por despecho al amante de
Vinca, Alexis Clément, y tiene esa necesidad de acudir allí para
saber que todo sigue igual, que entre los muros del Liceo está
emparedado el cuerpo de este hombre para siempre.
>No obstante, la
noticia de una reforma integral del Liceo amenaza con echar al traste
la ideal vida de Thomas y la de su amigo de la juventud Maxime
Biancardini que fue colaborador de aquel asesinato. Y no sólo eso,
sino que alguien está amenazando a Thomas, alguien que un poco al
estilo de «sé lo que hicisteis...» parece estar a punto de hacer
saltar todo por los aires. Y ese momento se proclama como el peor
momento de su vida, y apenas tiene un fin de semana para solucionar
algo aparentemente irresoluble, antes de que las máquinas comiencen
el lunes las obras del Liceo y se destape lo que esconden sus muros.
Los viejos fantasmas
de aquellos últimos días de 1992 resucitan y con ellos todos sus
personajes, los amigos Thomas y Maxime; la ínclita Vinca Rockwell;
los padres de Thomas, a la sazón directores del Liceo en aquella
época; el padre de Maxime, el constructor y hombre de las mil caras
Francis Biancardini; el antiguo alumno y hoy periodista Stéphane
Pianelli; y, entre otros, también la vieja amiga de Thomas, la
brillante cardióloga Fanny Brahimi; así como todo una pléyade de
profesores y trabajadores del Liceo que vivieron y viven hoy el
misterio de la joven a la que todo el mundo deseaba.
Guillaume Musso
construye un relato pleno de tensión progresiva, donde a cada página
se van desvelando nuevas evidencias de lo que ocurrió en 1992, pero
es que cuando crees que todo lo tienes claro, incluso a mitad del
libro, a medida que sigues avanzando todo eso que sabías puede que
no sea del todo cierto, aparecen nuevos personajes y los que conoces
a lo mejor no son lo que parecen.
Un relato muy bien
hilado, de hecho, no queda ni un solo cabo suelto, está
perfectamente redondo y en él se revela un laberinto de amores,
pasiones y frustraciones. Además utiliza recursos estilísticos bien
traídos, como saltos en el tiempo que nunca distorsionan la trama, o
cartas no escritas de los personajes clave en los que cuentan su
verdad y sus sentimientos.
Una novela que se
deja leer con fruición, con ganas de saber más, con personajes muy
bien estructurados, no muchos para que no te pierdas, y con una trama
que a uno le recuerda aquellos años de instituto donde permanecías
en esa adolescencia que hacía guiños a la niñez mientras divisabas
una apasionante adultez por estrenar y tu mente era toda una
revolución. Probablemente esa mente un poco errática y que los
personajes fueron alguna vez o siempre adolescentes es todo lo que
gira alrededor de esta sensacional novela.
Y Vinca Rockwell,
¿qué fue de ella?
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